Léxico

BORDADO

Acción y efecto de bordar, bordatze, broaatze, azpadura, bordaketa.

Bbordadura, broderia (T-L).

A canutillo, urre edo zillar-broderia.

Al pasado o de pasado, zearretara egiten dan broderia.

A tambor, brodagia-lan.

De realce, broderi ozkatua [ozkarratua].

Diccionario Auñamendi
Arte popular. Es un tipo de arte popular apenas estudiado en este país. Aparte los antiguos y rudimentarios bordados pastoriles de pelotas y delantales de cuero, con hilos de color, los más importantes son los que son labor femenina. Estos son los de las sábanas, pañuelos, justillos, manteles y otras ropas del vestido o de la casa. En Euskalerria revisten especial importancia los paños de ofrenda o zamauak. Pero estos tejidos rara vez han sido bordados pues casi siempre sus rombos y figuras se ejecutan con hilo azul al tiempo de tejer en el telar. La muchacha vasca que cultivaba ya su pieza de lino, y luego lo hilaba y tejía, solía bordarlo más tarde. En el poema Euskaldunak no podía faltar este detalle:Irun, garbi ta josi, azpildu barrena; -atsegiñenik zaio lanetan azkena- ari gorriz bordatu bi maitên izena, fedea bezin nekez urra ditekena. "Hila, lava, cose y dobla la extremidad. La más placentera de las labores es la última: el bordar con kilo rojo el nombre de los dos amantes, que será tan difícil de borrar como la fe que se dan ambos." El arreo de la novia laboriosa y de gusto se destaca siempre más que por la calidad de las telas o el diseño de los vestidos, por el bordado. "Orixe" también captó este significativo detalle: Aialdeko ta lagun, begi-uts dabiltza ospatzen ezin asmaz gazteen bizitza: -"Au esku-lan ederra! Au oial portitza! beti bat biurtun da ezpaiñetan itza. "Compañeras y amigas todas son ojos para ver, y no aciertan a alabar el arreo. ¡Qué hermosa labor de mano! ¡Qué lienzo más fino! Siempre vuelve a los labios la misma alabanza." En los valles orientales de Euskalerria, donde se han venido usando trajes pintorescos con justillos bordados, el hilo de color alterna con hilos de oro y de plata e incluso con abalorios o lentejuelas, siempre sobre paño de lana negro. Esto ya emparenta con el bordado de ornamentos religiosos, de los que hay cierta riqueza en las iglesias del País Vasco. Podemos citar como muy interesantes las estrofas historiadas de Gazolaz, Navarra, bordadas en oro y sedas coloreadas, con gran maestría, gusto y delicadeza, estudiadas por Julio Altadill en 1912. ["Boletín de la Comisión de Monumentos de Nvarra", t. III, 2.ª parte, pp. 349-353]. Las ilustraciones pueden dar una idea más exacta de algunas piezas bordadas que se citan en este artículo. En 1565 las Cortes de Navarra reunidas en Tudela acordaron una ley limitativa del lujo, en la que se decía entre otras cosas: "que ninguna persona de ninguna condición, estado ni calidad que sea, pueda trabajar, ni traiga en ropa, ni vestido, ni en calzas, ni en jubón, ni el gualdrapás, ni en guarnición de mula ni de cavallo ningún bordado, ni de recamado, ni de ganduxado, ni entorchado, ni chapería de oro, ni de plata, ni oro de canutillo, ni de martillo, ni ningún género de trenza, ni cordón, ni cordoncillo, ni fraja, ni pasamano, ni pespunte, ni perfil de oro, ni de plata, ni de seda, ni de otra cosa, aunque dicho oro, y plata, y sedas sean falsas". En la Catedral de Burgos ejercieron el oficio de bordadores, en épocas en que se ejecutaban -dice Echegaray- verdaderos prodigios de delicadeza y elegancia en el arte de bordar, Andrés de Ochandiano, Simón de Aspe y Sebastián Martínez de Manurga. En 1580 Andrés de Ochandiano comenzó a desempeñar el oficio de bordador; en 1587 los bordadores estaban acabando un terno verde: debían ser Ochandiano y su cuñado Miguel, con quien consta que trabajaba aún en 1589. En 1591 Ochandiano fue maestro principal de las obras de bordaduría de la iglesia y su fábrica. En 1593 fue nombrado bordador de la iglesia Simón de Aspe, sustituyendo a Ochandiano, aunque hacía mucho que trabajaba en la misma catedral donde continúa por lo menos hasta 1625. En este año fue nombrado bordador Sebastián Martínez de Manurga por fallecimiento de su suegro Simón de Aspe. Ref. Martínez y Sanz, Manuel: Historia del templo catedral de Burgos, Burgos, 1866.