Pintores

Bengoa Garteiz, Francisco

Pintor vizcaíno nacido en Etxebarri el 12 de mayo de 1907. Fallece el día 5 de agosto de 1987 víctima de un infarto en Barcelona.

Comienza a pintar a los catorce años y cursa estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao.

Crea junto con otros artistas el Grupo Unión-Arte que se dedica a la organización de exposiciones. Asiste también a la fundación de la Asociación Artística Vizcaína y de la Asociación de Acuarelistas Vascos donde conoció a Martínez Vázquez, Miguel Farré, Ricardo Baroja, Urbezo y fue discípulo de Casas, Ucelay y Gustavo de Maeztu.

En 1927 ganó la Medalla de Plata del Certamen del Trabajo en Bilbao y en 1944 la Medalla Unión-Arte. Dirige Vidrieras Decorativas, desde donde fomenta el impulso de dicha técnica. Realiza entre otras las vidrieras de la Capilla de la Universidad de Deusto o las de Elorrio, dedicadas al beato Valentín de Berriochoa.

Ha participado en numerosas exposiciones en España, Francia y Checoslovaquia. En 1949 expone en Bilbao junto con S. de Albi y Juan de Aróstegui y en 1951 concurre a la "I Bienal Hispanoamericana de Arte" en Madrid. En 1971-72 participa en la exposición colectiva de Arte Vasco organizada y patrocinada por el Ayuntamiento de Barakaldo y tres años después lo hace en la "XXXV Exposición colectiva de la Agrupación de Acuarelistas Vascos" en la misma Sala Municipal de Exposiciones.

Entre las exposiciones en las que muestra su obra en solitario se encuentran las realizadas en la Galería Windsor de Bilbao en 1972 y 1974. Con motivo de la primera, R. Iñurria escribe en el catálogo editado para la ocasión:

"La pintura de Francisco Bengoa predispone a la meditación. Hay que detenerse ante sus lienzos para caer en la cuenta de que su obra es consecuencia de un querer hurgar en el alma, más que en la epidermis, de los motivos para ofrecerse y ofrecer una visión sincera, aunque para intentarlo haya de renunciar a la tentación de recurrir a técnicas fáciles y efectistas".

Dos años más tarde expone en la Sala Arte de Bilbao y el propio artista declara al hilo de sus intenciones:

"Andar, no por andar, para cansarme, si no para descansar, para, después de haber llegado a la cima de la montaña, sumirme en el gozo inefable del paisaje, en el que me integro, más que como mero espectador, como parte inevitable del mismo. Y cuando corono una cima, ando por un valle o me detengo en un pueblo, (soy viajero impenitente), quisiera como que en mi alma nacieran otros ojos más sensibles, con capacidad de adentrarse en la visión del panorama interior que se intuye debajo de esa epidermis, la únicamente perceptible para mis ojos físicos".

En 1975 muestra exposición individual en la Galería la Bay-Sala de Bilbao, en la Galería Tartalo Arte de Vitoria (1976) y de nuevo en Bay Sala los años 1977 y 1985, ocasión en la que muestra 38 óleos, 10 esculturas, una amplia muestra de bocetos y un libro con narraciones poéticas en las que plasma sus vivencias.

Ese mismo año recibe un homenaje en la Sociedad Bilbaína y en 1986 se traslada a Barcelona donde pinta un cuadro sobre la tragedia de Gernika que se exhibe en una muestra con motivo del 50 aniversario del bombardeo en 1987, mismo año en que realiza su primera exposición en Barcelona con una muestra antológica de su pintura en la Galería La Pinacoteca, con motivo de la cual el artista reflexiona acerca de su situación en el texto que titula Evocación:

"No repuesto todavía de la experiencia vivida por el trasplante de la verde Euzkadi a la polícroma Barcelona, se me ofrece, como pintor basko, una Exposición Antológica. Más que la sensación de rubor y honor supone para mí, profundo agradecimiento a La Pinacoteca y a todos los que de alguna manera han colaborado para que esta muestra sea una realidad.

Y en esta hora gozosa, más que referencias a peculiaridades o bondades artísticas, si las hubiera en mi obra, o romper una lanza por la cultura, evoco y añoro vivencias experimentadas en mi extensa andadura pictórica, presidida por un común empeño a través del que se forjaron y disfrutaron amistades entrañables. ¿Cómo no recordar, por representar a una forma de ser de aquella época, al gran acuarelista y culto Miguel Farré, los soliloquios del amenísimo Ricardo Baroja, la apreciada amistad del profundo pintor basko Benito Barrueta (el de la Atalaya Bermeana), los encuentros con Gustavo de Maeztu, el de tan característico perfil... José Mª Ucelay y tantos cuya relación sería tan extensa? Hombres, esencialmente hombres, que además de interpretar y presentir me hicieron gozar de las excelencias del sentir y del saber y en quienes primordialmente se acentuaba la virtud de la sencillez. No solamente añoro, sino que vivo, aquellas experiencias que siguen marcando pauta en mi hacer y pensar, hasta el punto de llegar a la conclusión de que la apertura de nuevos horizontes es más consecuencia de la admiración, del corazón y de la sensibilidad, que de la misma razón."

Estas serían algunas de las últimas palabras escritas del artista que tantas veces había reflejado en su paisaje a Euskal Herria. Como presintiendo una muerte cercana, encierran una escueta mirada hacia atrás, a su tierra, a sus amigos, a las cosas añoradas.

Su obra se analiza en la Gran Enciclopedia Vasca. La pintura vasca por Manuel Llano Gorostiza, Pintores Vascos por Luis Madariaga, o Pinceles de Vasconia por Mario Ángel Marrodán entre otros.