Industrias

Balenciaga

Sociedad anónima

Fundada el 22 de febrero de 1921 a orillas del Urola por iniciativa de Bernabé Balenciaga, Valentín Aguirrezabalaga, Victoriano Arrate y Benigno Arrate, Balenciaga S.A. es una de las empresas navales más emblemáticas y pujantes del País Vasco. El éxito cosechado en sus 90 años de trayectoria ha sido resultado de su decidida apuesta por la innovación tecnológica, la calidad y la fabricación de buques de tipologías altamente especializadas.

Nació en Zumaia al amparo de unas condiciones muy favorables para la construcción de navíos. Contaba en el entorno con un buen suministro de maderas, talleres auxiliares, fabricantes de motores y calderas marinas, y una pujante industria siderometalúrgica. A todo ello tenemos que añadir la importante demanda de barcos pesqueros que en aquél entonces estaban registrando los tinglados de ribera tradicionales.

En un principio, la sociedad se estableció en la primitiva fundición de Arbillaga y en los antiguos pabellones de la antigua yutera del mismo nombre (calle Ménendez Pelayo y plaza Gálvez Cañero), pero al poco tiempo las acomodaron montando fundiciones de hierro y bronce (1922) y un astillero para la manufactura de cascos de hierro (1927).

Aunque en esta primera etapa, Balenciaga fundamentalmente se dedicó a la fabricación de maquinaria de vapor, calderas, motores marinos de explosión, y a la manufactura y reparación de barcos de madera, ya en 1928 confeccionó su primer pesquero en chapa, el Julito de 108 toneladas, por encargo del armador pasaitarra Julio Ciganda. Un año después, dio un paso más en la diversificación de su producción en el intento de abrir y ampliar su mercado con la construcción de un buque aljibe de 146 toneladas, el Blas de Lezo, para la sociedad donostiarra L. Maradiaga S.L.

Balenciaga no se quedó sola en su intento de fabricar buques de acero de mediano porte, puesto que en los primeros años de la Segunda República otros dos astilleros zumaiarras -La Constructora Metálica S.L. y Talleres Carmelo Unanue- se embarcaron en similar aventura.

A tenor de todo ello, en vísperas de la Guerra Civil Balenciaga ya figuraba entre los principales establecimientos navales de Zumaia. Habían alcanzado tal ritmo de trabajo, que en 1936 tenía 28 obreros en plantilla y 18 eventuales, y sus instalaciones comenzaban a quedársele insuficientes y pequeñas.

Así las cosas y ante las buenas expectativas y posibilidades que comenzaban a vislumbrarse en el sector naval, a partir de 1940 la sociedad decidió reorganizarse aumentando progresivamente su cobertura e infraestructura al Arenal de Santiago. El 15 de mayo de 1940 se le facultó para construir un pabellón en la margen derecha del Urola, contiguo al de los Astilleros Arrizabalaga y Olasagasti, y el 13 de enero de 1941 ya se daba de alta en la contribución industrial como astillero de 4 motores de 28 H.P.

Mientras eso ocurría, Balenciaga presentaba una nueva instancia interesando la autorización para agrandar su factoría con la erección de dos gradas, una cubierta y otra al aire libre, para la fabricación de buques de hierro; un varadero longitudinal con sus correspondientes vías de 118'18 metros; y las edificaciones necesarias para la maquinaria y los servicios. Esta ampliación, empero, no pudo llevarse a cabo por la pertinaz oposición y reclamación que el pintor Ignacio Zuloaga interpuso contra el proyecto, alegando tener adquirido el derecho a que ninguna industria que se estableciera en las inmediaciones de su casa-estudio le causase molestia alguna.

Pese a estar inmersa en esta polémica, la empresa continuó con su actividad industrial en sus talleres de Santiago así como en los del casco urbano de Zumaia, lo que a medio plazo le posibilitó proseguir con su política de expansión.

Justamente, en 1952 el ingeniero Fermín Altuna Urcola solicitó al Ingeniero Jefe de Obras Públicas de Gipuzkoa permiso para levantar un cobertizo que cubriese parte de la grada de Santiago con el objeto de que los operarios pudieran trabajar al resguardo de las inclemencias meteorológicas. Diseñó un edificio de planta rectangular de 36 metros de longitud, 12 de ancho y 10 de altura media, desde la rasante de la grada hasta el tirante, siendo la pendiente a salvar del 5'5%.

Al año siguiente, viendo la importancia y el volumen de producción que estaba cobrando el tinglado de Santiago, el Consejo de Administración acordó requerir la concesión de otros 8.300 m² de terrenos de dominio público, contiguos a los concedidos por Orden Ministerial de 16 de abril de 1946, con el fin de trasladar a ellos su parque de materiales. En esta ocasión, el proyecto contó con la oposición del Ayuntamiento de Zumaia porque decía afectar muy negativamente a los intereses turísticos del municipio y atentar gravemente a la intención que tenían para establecer en este lugar una ciudad-jardín.

Pese a todos los problemas que Balenciaga tuvo que ir sorteando para su proseguir con su política de mejora y desarrollo, no cesó ni interrumpió su actividad en momento alguno. Mismamente, entre 1956 y 1959 centró la manufactura naval en las gradas de Santiago y destinó las dependencias situadas en el casco urbano a talleres de montaje, oficinas y almacenes.

Esta clara división de tareas y funciones en unas y otras instalaciones no fue gratuita sino que vino impuesta por las resoluciones dictadas por el Ayuntamiento. Justamente, aprobó varios acuerdos que estaban dirigidos a solucionar el problema de los ruidos y molestias emitidos por los talleres establecidos en la antigua yutera, ante las continuas quejas que le fueron presentando los vecinos y turistas que se acercaban hasta la localidad en los meses estivales. En este sentido, el 23 de octubre de 1956 la Corporación Municipal decidió autorizar a Balenciaga la construcción de gabarras metálicas en estos céntricos locales, pero circunscribiéndola al periodo comprendido entre el 16 de septiembre y 30 de junio, y limitándola al horario de 9 a 12 horas y de 13'30 a 18'30 horas.

Pese a todo, estas medidas resultaron insuficientes para atajar el malestar del vecindario y ello, de alguna manera, obligó al Gobierno Municipal a replantearse el tema de los usos a dar al humedal de Santiago.

Esta cuestión fue discutida seis meses después por el Pleno del Ayuntamiento y, curiosamente, los asistentes defendieron la postura contraria a la mantenida en 1953. Precisamente, acordaron llevar a cabo el ordenamiento de la Marisma de Santiago de tal manera que el Estado pudiese otorgar nuevas concesiones para poder establecer en ella nuevas industrias del ramo de la construcción naval. Eso sí, pusieron dos condiciones: la primera, que los futuros pabellones tenían que guardar una distancia mínima de 15 metros con la carretera N-634, al considerar este espacio como vía pública para peatones y vehículos. Y la segunda, que se dejase acceso y paso libre a los futuros negocios que se establecieran en este lugar. En otras palabras, daban luz verde a la petición que tenía en curso el Astillero Balenciaga.

Pero, además, no conformes con ello exigieron a la factoría que una vez lograda la autorización realizaran las obras en un plazo inmediato y que, una vez terminadas, se comprometieran a trasladar la construcción de todas las gabarras de hierro a las nuevas instalaciones.

Aceptados los requisitos impuestos por el Gobierno Municipal, en 1960 Balenciaga acometió en la zona de Santiago obras de gran magnitud. Consistieron en el levantamiento de un dique seco y de pabellones para alojar las oficinas, la sala de gálibos, el taller de montaje y la forja de las cuadernas. Igualmente, para evitar posibles problemas con los vecinos de la Villa, el representante de la sociedad solicitó a la Autoridad Municipal licencia para efectuar el cerramiento de la marisma que les había sido concedida como medida de garantía para el respeto a la propiedad privada.

El resultado del conjunto de todas estas importantes inversiones fue el espectacular aumento de la producción del Astillero Balenciaga que, cuando menos, desde 1963 le convirtió en el líder del sector naval de Zumaia y en una de las empresas navales más pujantes y competitivas de la escena guipuzcoana.

Hasta enero de 1989 en sus gradas se habían armado un total de 250 buques de tipologías diversas entre los que había gabarras, remolcadores, pesqueros, arrastreros, dragas y congeladores, siendo el mayor arqueo conseguido las 4.000 toneladas.

Producción en toneladas brutas
de los principales astilleros de Zumaia, 1960-1969
Empresa Tns.
Totales
% Tns.
Totales
% Tns.
Acero
% Tns.
Madera
Fuente. ODRIOZOLA OAYRBIDE, Lourdes: Estudio histórico del puerto de Zumaia, p. 278.
S.A. Balenciaga12.00764'9100
Galarraga y Urbieta4.11922'363'4
Arrizabalaga y Olsagasti2.02610'931'1
Otras empresas3591'95'5

En 1994 el astillero emprendió nuevas obras en sus instalaciones de Santiago consistentes en el derribo de la sala de gálibos, las oficinas y la calderería y su sustitución por un nuevo pabellón, adaptado a los sistemas de trabajo implementados en la empresa. En esta nave se ubicaron la grada, el taller de premontaje de bloques y las oficinas. Por otra parte, la grada levantada en 1952 fue reconvertida en taller de calderería.

Finalmente, en el verano de 2001 se amplió el pabellón cubierto duplicándose la superficie de trabajo, y en el mes de noviembre de 2005 el Ayuntamiento de Zumaia le concedió licencia para realizar un nuevo acrecentamiento del taller de bloques conforme al proyecto redactado por el arquitecto Ricardo Martínez Huarte-Mendikoa.

Resultado de las actuaciones acometidas en su infraestructura desde la década de 1950, en la actualidad Balenciaga cuenta con 6.500 m² de superficies protegidas de la intemperie.

Esta política de continua mejora de las instalaciones y su apuesta por la calidad, la productividad y la innovación, ha posibilitado a Balenciaga S.A. no sólo superar la crisis del sector naval de la década de 1980 y los planes de reconversión de los 90, sino, también, diversificar su producción, acceder a la manufactura de una gama más amplia de buques, reducir sus costes de producción y mantener su competitividad en el mercado internacional.

Hoy en día Balenciaga fabrica buques de hasta 90 metros de eslora muy especializados y de tecnología punta que, además, en algunos casos han constituido una auténtica primicia a nivel mundial. A modo de ejemplo, cabe mentar los 2 Rotor Tug de 75 toneladas de tiro y 3 propulsores acimutales (1997); los 3 sofisticados buques ROV Duve Support construidos para el grupo Adams-Agosaibi (1999, 2001 y 2003); los 2 remolcadores ASD de 50 toneladas de tiro confeccionados para Ibaizabal de Bilbao (2003); los 11 buques fabricados para el grupo Craig de Aberdeen (2001-2007); los 3 primeros remolcadores de escolta nacionales de 85 toneladas de tiro hechos para Repasa de Tarragona (2005 y 2006); y el Adams Challenge, barco de apoyo a las plataformas petrolíferas del Golfo Pérsico y de 85'70 metros de eslora, que es el de mayor tonelaje construido en Gipuzkoa (2008), entre otros muchos de su larga lista de navíos.