Danza

Aurresku

Tras el largo paréntesis de la guerra civil y el principio de la posguerra, el abandono de la danza tradicional vasca fue cada vez más rápido. En su lugar, y a menudo unido a la actitud posibilista del nacionalismo vasco, la mayor parte de las danzas vascas se folklorizaron de la mano de grupos de danzas. En este contexto, en el que la espectacularidad era uno de los objetivos fundamentales, la soka-dantza perdió su importancia en la mayor parte de los lugares (por ejemplo Araolaza 2006), si no desapareció, siendo sustituida en su función de homenaje por el aurresku. Como ocurre a nivel mundial, bailar el aurresku se convirtió en un saber especializado, algo que pocas personas saben hacer. Los pasos, que al menos en muchas variantes se improvisaban en buena medida, se fijaron de un modo cada vez más complicado, y hoy en día es imprescindible para bailarlo como es debido encontrarse en buena forma física y haber pasado largas horas de ensayo. Esta espectacularidad, claro está, se muestra en multitud de concursos en el que aparece un muchos casos el virtuosismo extremo de los dantzaris, del que forma parte importante, a este nivel, la improvisación.

En este contexto puede entenderse el desplazamiento semántico del término aurresku, que se aplica a la danza y no, como en su origen, al dantzari que era mano delantera. A su intérprete, por tanto, hay que buscarle otro nombre, y debe de crearse para ello el neologismo aurreskulari. Y en el mismo sentido se entiende un cambio fundamental respecto a la Tradición: el homenaje y el honor del aurresku no se ejecuta bailando, sino recibiendo la danza. Es impensable, en efecto, que una persona de edad, por ejemplo, demuestre ese virtuosismo. Y en la sociedad contemporánea la agilidad y brevedad de esta versión reducida del aurresku (un minuto largo normalmente) resulta mucho más apropiada que la complejidad de la soka-dantza completa. La importancia del aurresku, en este sentido, se ha resaltado en los actos de la nueva izquierda abertzale (Aretxaga 1988, Arzoz 1998). En este momento, esta función de homenaje se ha democratizado de tal modo que no hace falta ser lehendakari o alcalde; ni siquiera novia el día de su boda para recibirlo, sino que, pocos homenajes, inauguraciones, primeras piedras o solemnidades de cualquier tipo no cuentan con el dantzari de turno bailando el aurresku.

Su música se identifica hoy en este momento con un único contrapás, si bien casi con total seguridad podemos afirmar que en su época se utilizaron otros muchos. He aquí su melodía, la más conocida del repertorio de txistu, y la única del mismo que escuchamos, por ejemplo, en los teléfonos móviles:

Agurra

El contrapás es fundamentalmente un género del repertorio de los txistularis. Escrito en compás de 4/4 o a veces de 2/4, cumple las reglas del llamado estilo galante de mediados del siglo XVIII: frases muy regulares con antecedente y consecuente, profusión de adornos, terminaciones femeninas, abundantes escalas y cromatismos... Estas características y su velocidad no demasiado rápida -de aparecer el tempo en la partitura, éste suele ser allegretto- le relacionan de forma inevitable tanto con el minueto como con el zortziko en 2/4 de la misma época.

La interpretación del aurresku es hoy en día una de las poquísimas ocasiones en las que el txistu adquiere un papel de cierta relevancia social. Eso, por supuesto, si el ejemplo de la toma de posesión como lehendakari de Patxi López no se extiende: como puede verse en este enlace, en el aurresku realizado en su honor el oboe sustituyó al txistu, seguramente para alejarse del modelo (de paso, también es llamativa la camisa fuera del dantzari) de los anteriores lehendakaris, todos ellos del PNV.

En el aurresku contemporáneo, finalmente, otro tema insoslayable es el del género. Como hemos mencionado al principio, en algunas soka-dantzak tradicionales (como eche-andre-dantza y escu-dantza nescachena, las citadas por Iztueta) las mujeres realizaban el verdadero baile, homenaje al hombre incluído. En tiempos del Renacimiento Cultural Vasco, sin embargo, tanto en los concursos como por supuesto en los aurreskus de honor eran los hombres los que desarrollaban el papel principal, siendo el de la mujer forzosamente muy pasivo. No puede ser más clara, en este sentido, la descripción de José Castro y Serrano, publicada en la revista Euskal-Erria en 1880, en la que llama al aurresku zorzico:

En el zorzico no baila la mujer, que es bailada. El mancebo ó los mancebos la colocan á la vista del público, en el centro de accion de sus flexiones coreográficas. Allí de pié la hermosa, en actitud de estátua viva á quien conturban las miradas indiscretas del público, bajos los ojos por la modestia ruborosa, y el animo embargado por el honor de que es objeto, se deja bailar como la diosa primitiva, adornada tambien de cintas y flores, aplaudida por la multitud, victoreada é incensada por el alegre requiebro de los bailadores, bella y graciosa en si misma; sin accion que profane la gloria, sin ademan que destruya la apoteósis.

Este punto de vista, evidentemente, no es compatible ni con la manera de pensar de la sociedad actual ni con el papel que también en este ámbito merece la mujer. En los últimos años, claro está, no es nada raro ver bailar el aurresku a mujeres, tanto junto con hombres (tal y como hemos visto en el video de la boda), como solas. Esta última modalidad ha sido especialmente importante en los ceremoniales de los partidos abertzales, especialmente cuando el que recibía el homenaje era hombre (Aretxaga 1988). Con todo, es curioso que en estos casos las chicas realicen normalmente los mismos pasos que ejecutan los chicos, y no los de los aurreskus y soka-dantzak que se han recuperado, renovado o directamente creado en los últimos tiempos (como los que se realizan en Lequeitio, Yurreta o Durango: Larrinaga 2004).

Evolución de la danza que más se ha bailado en el pasado en el País Vasco, considerada como prueba de la democracia original vasca, demostración de jerarquía y poder, forma de recibir homenaje, signo de identidad, icono folclórico (Sánchez Ekiza 1999), quizá incluso banalizado en este momento -en el que las ofertas para bodas y los concursos llenan los resultados de las búsquedas por "aurresku" en cualquier navegador de internet- el aurresku constituye sin duda una de las expresiones más conocidas de la cultura tradicional vasca tanto en el País Vasco como fuera del mismo.