Militares

Mendiry Corera, Torcuato

General carlista nacido en 1813 en Allo (Navarra). Falleció Mendiry en 1881, pasando a la historia como uno de los grandes de los militares carlistas.

Ingresa como voluntario en el ejército a los 18 años. Se alista en las filas carlistas en 1833, y gracias a su valor va ascendiendo, primero a teniente y luego a capitán. Sirvió con Zumalacárregui, pero hubo de huir a Francia, donde subsistió de mala manera, volviendo tras el Convenio de Vergara. Una vez traspasada la frontera, se le reconoció en el ejército el grado de coronel. Por sospecha de sus jefes de que estaba en connivencia con sus antiguos correligionarios, fue separado del cargo que ocupaba en Cataluña en 1865. En 1867 era general de brigada y comandante general de la serranía de Ronda, pero al año siguiente dimitió del cargo y en 1873 pidió la licencia absoluta.

Ofreció sus servicios a las fuerzas carlistas y fue nombrado segundo comandante general de Álava. Tras diversas acciones en Bizkaia y Navarra, en 1875 sustituyó a Dorregaray en el puesto de jefe del Estado Mayor General del Ejército del Norte. Desarrolló la guerra en Navarra, donde se vio en una situación comprometida para defender Estella, por lo que mandó retirar las fuerzas de la línea del Carrascal. Esto supuso un gran disgusto para las fuerzas carlistas por lo que se empezó a hablar de traición. Si de algo se puede acusar a Mendiry tal vez sea de un fallo en el planteamiento de la estrategia, pero en absoluto de una posible traición a favor de los liberales. No se sabe si para resarcirse de la pérdida de prestigio que supuso la retirada del Carrascal, o por razones estrictamente militares (algunos comentan que por órdenes expresas de Don Carlos, el pretendiente), lo cierto es que Mendiry desencadenó la batalla de Lácar.

Fue un ataque en tromba que despedazó las líneas liberales de Lácar. La dispersión en la batalla de las fuerzas carlistas y el hecho de que el general Argonz no llegara a tiempo con sus tropas impidieron redondear el triunfo carlista. El brillante éxito local de Lácar bien administrado y llevado hasta sus últimas consecuencias por los batallones carlistas hubiera supuesto poner en un gran aprieto al joven Alfonso XII, desestabilizando su mandato. A pesar de este éxito, la inactividad en, que entraron las fuerzas carlistas supuso la destitución de Mendiry ocupando su puesto Pérula. Huyó a Francia para librarse de un proceso, y poco después reingresó en el ejército constituido con el empleo de general de brigada.