Religiosos

GOYENECHE Y BALANZA, Antonio de

Jesuita baztanés (Navarra), autor de un interesante elogio de la crítica, que figura en el cuerpo de una Aprobación que compuso para el t. V del Theatro Crítico..., del benedictino gallego fray Jerónimo de Feijoo. Este Goyeneche jesuita era hijo del prócer baztanés Juan de Goyeneche (v.), y había ya antes estrenado su pluma siendo colegial artista en el de San Ambrosio de Alcalá, escribiendo un epigramma anagrammático, que figura en cabeza de la Executoria de la nobleza, antigüedad y blasones del Valle del Baztán, escrita e impresa por su padre en 1685. En su Aprobación de la obra de Feijoo revela estar muy al día sobre el estado de las ciencias eclesiásticas y profanas en general. Conoce y habla con entusiasmo de la obra erudita del cardenal Aguirre, de los Sirmondis, los Labbés, los Cosarcios y Harduinos; conoce asimismo los Maurinos y Bolandistas, los Baronio, Calmet, Pagi, Mabillon, etc., y las "célebres Memorias de Trevú" (sic). Se demuestra sensible frente a la nota de incultura que se merece la nación española en la opinión de los extranjeros, y coincide plenamente con Feijoo sobre la necesidad de "hacer revenir las gentes de sus antiguos prejuicios". Las palabras siguientes pueden ser un exponente de las inquietudes espirituales que animaban a este jesuita baztanés en los primeros decenios del siglo XVIII: "Nunca he estado bien con una crítica remisa y pusilánime que, teniendo luz bastante para conocer y desenvolver los errores del pueblo, no tiene ánimo para refutarlos". Según él, no hay por qué dar ocasión a los enemigos de la Iglesia de que "se rían de nuestra simple crédula piedad". Este Goyeneche escribió asimismo una aprobación para la obra del padre Manuel de Larramendi, Discurso histórico sobre la antigua famosa Cantabria, Madrid 1736. Ref. en Julio Caro Baroja: "La hora de Navarra en el siglo XVIII", páginas 133-137.

Luis F. LARRAÑAGA