Concepto

Pasodoble

El pasodoble es muy probablemente el género de danza español con más proyección internacional. Surgido al parecer en el ámbito de la música militar para realizar el llamado paso ligero (unos 120 pasos por minuto), de donde procede su nombre de paso doble, tiene por ello una estrecha relación con el mundo de la banda y con las marchas militares, siendo su ritmo binario, normalmente 2/4 pero también 6/8. A mediados del siglo XIX se popularizó fuera de ese ámbito, gracias fundamentalmente a su aparición en zarzuelas. Convertido en la música torera por excelencia, es considerada probablemente aún hoy en día una de las músicas emblemáticas de lo español. En las últimas décadas del siglo XX siguió siendo muy popular, de la mano básicamente de orquestinas y grupos de música popular, así como de cantantes como Manolo Escobar.

A nivel coreográfico, se trata de un baile de pareja, en la que ésta tiene absoluta independencia de movimientos (Sobrino 1999). Como tal, forma parte del repertorio habitual -concursos incluidos- de bailes de salón, en los que los bailarines recrean muchas veces, a través de gestos amplios, el mundo taurino. Su ritmo básico, bastante rápido como hemos dicho, podría ser:

Partitura

Como es obvio, el pasodoble llegó también a Vasconia, aunque su popularidad no parece que alcanzara a la que tuvieron otros ritmos, como el vals, la habanera, la polca, la mazurca o el chotis, por poner algunos ejemplos. A los problemas que suponía ser un baile al agarrao con la autoridad eclesiástica, y también con la civil, hubo que añadir, sin duda, que el primer carácter identitario vasco se expresó mediante una identificación entre lo vasco y lo católico.

De este modo, es normal que si el baile agarrao en general era muy mal visto por los movimientos rencentistas y por supuesto nacionalistas vascos, el pasodoble, considerado como icono de rotunda identidad española, lo fuera todavía más. Otro elemento, además, iba en contra de la popularización de este género en el País, y es el de su íntima conexión con las bandas de música. Desde las páginas de Euskalerriaren Alde, por ejemplo, se podía leer a las alturas de 1918 (pp. 74-78):

"Desde hace pocos años, muy pocos, veo con gusto que se intercalan algunos números de música vasca en los programas de las bandas municipales de San Sebastián, Bilbao y Vitoria, decisión que sería muy de encomiar también en todas las charangas populares que en estas provincias se dedican también á tocar especialmente (con algunas excepciones) pasos-dobles ó marchas, aires flamencos ó chulescos, haya ó no toros, salgan ó no a anunciar corridas ó novilladas, y aún cuando vayan a fiestas populares".

De manera que otra referencia interesante, la de Francisco de Gascue (1920:95), acerca de que los tamborileros eran "acaso el principal vehículo para la introducción en nuestro país de jotas, polkas, valses, habaneras y pasodobles de corte torero y chulapesco", si puede ser real en relación con determinados géneros, como sobre todo el vals y la habanera, no lo parece, a juzgar de los datos de que disponemos, en relación al pasodoble. Ni en el cuaderno del tamborilero Fernando Ansorena Izagirre, fechado en 1885 (Ansorena Miner 1996), que cuenta con un total de seiscientas treinta piezas, ni en los otros dos cuadernos publicados en la revista Txistulari (Ansorena Miner 1990 y Apezetxea Aguirre 1991), más tardíos, aparece, pese a su abundancia en valses y habaneras, ni un sólo ejemplo de pasodoble. Tampoco encontramos ejemplos en el repertorio del gran gaitero Julián Romano (1831-1899), publicado por Tomás Díaz Peñalba (1989), que está constituido casi a partes iguales por rigodones, valses, mazurcas, schotis, polcas, rigodones en 2/4, habaneras, jotas y sonatas. Y en las seis mil primeras páginas de la segunda época de la revista Txistulari, aparecidas entre 1955 y 1998 (Agirregomezkorta y Vesga 1998), aparecen solamente dos piezas con ese título, un 0,1 % del total.

Todo esto no significa, por supuesto, que el pasodoble no haya formado parte de la vida cotidiana de Vasconia. Incluso tenemos testimonios de la práctica de lo que Ramón Sobrino ha llamado "pasodoble regional", es decir, la adaptación al ritmo de pasodoble de melodías populares, en este caso vascas, algunas tan conocidas hoy día como Ume eder bat . (Euskalerriaren Alde, 1920: 246-278). Incluso, y esto es bastante sorprendente, con motivo de las Fiestas Éuskaras de Eibar de 1908 se convocó entre los certámenes musicales uno de pasodobles para banda, con la recomendación, eso sí, de que deberían tener su parecido con melodías vascas. En este caso se buscó una traducción del propio término pasodoble al euskara como "ibill-ariñ" (Euskalerriaren Alde 1908:570). Tampoco que algunos compositores muy ligados al nacionalismo musical e incluso político vasco, como el padre Olazarán de Estella, no compusieran también varios pasodobles .

Con todo, puede afirmarse que las ideas que tenía, por ejemplo, el importante txistulari de Berriz Alejandro Aldekoa (1920-1996), han sido las predominantes en el País. Constan básicamente de una dicotomía entre el baile solture, "al suelto", casi sin contacto físico entre los bailarines, en las que se incluían sobre todo fandango, arin-arin y biribilketa, y el loture, que tenía un mayor contacto físico, y que era constituido fundamentalmente por bailes españoles, como el pasodoble, el vals y otros. Esos bailes vascos honestos, por supuesto, se debían de interpretar de día y no de noche, y eran los únicos que debían interpretarse al txistu (Bikandi 2009). Que la vigencia de estas ideas conviviera con la realidad cotidiana del pasodoble en el País, con todo, en ningún caso puede sorprendernos en exceso.