Auñamendi Eusko EntziklopediaFondo Bernardo Estornés Lasa

Película dirigida por Montxo Armendáriz y producida en 1986 por Elías Querejeta. Se trata de una crónica desolada sobre la juventud vasca de los ochenta. Para ello se sigue el rastro durante un día en la vida de Jon, papel interpretado por el actor Martxelo Rubio.

El viaje del protagonista, en el marco de una San Sebastián húmeda y permanentemente gris, -tan gris como las expectativas vitales de los protagonistas- le lleva a un deambular que no conduce a ninguna parte y que reafirma el tono de desesperanza que caracteriza al largometraje. No hay salida para Jon. La adicción a la heroína arruina toda posibilidad de amor entre él y Maite (Maribel Verdú). La búsqueda de una ocupación laboral se topa siempre con la explotación y con el drama del paro. La visita al aquarium se revela como metáfora de la tragedia que viven los personajes. Ellos, como esos peces encerrados, también son prisioneros de una sociedad corrupta que sólo ofrece explotación y represión. En ese sentido es una película que remite a Tasio, la obra anterior de Armendáriz. Tanto Tasio como Jon se aferran con uñas y dientes a la idea de libertad. Pero mientras Tasio encuentra refugio en la montaña Jon sólo escapa de su dura realidad a través de la droga con lo que su trasgresión está condenada de antemano. También, al igual que en su primera película, Armendáriz efectúa un trabajo cinematográfico brillante.

El film se inicia con travellings rápidos y encuadrados en planos largos. Pero conforme avanza el film la acción se ralentiza y se hacen más frecuentes los planos cortos. Se consigue así implicar al espectador con lo que se está contando y crear, además, una sensación de encierro, de callejón sin salida al que está abocado irremisiblemente el protagonista. Aparte hay en todo el largometraje un continuo ejercicio estilístico basado en la mirada de Jon. Por ejemplo, en esa escena en la que Jon contempla a escondidas a su familia tras una ventana, revelando sensaciones de todo tipo -desde la añoranza y felicidad cuando contempla a su hermana pequeña hasta la amargura al ver aparecer la figura del padre- o cuando su mirada se cruza con la de un policía al finalizar la película. Las reacciones de la crítica fueron encontradas. Hubo críticos que se rindieron emocionados como Ángel Fernández Santos que calificó al film como una obra "casi perfecta". En cambio otros consideraron que era un trabajo fallido, con graves problemas de guión y de ritmo. Sin lograr el éxito de Tasio, su tono sórdido y pesimista no ayudó en ese aspecto, 27 horas tuvo una taquilla más que digna. De hecho es la película vasca más taquillera de la segunda mitad de los ochenta. Logró la Concha de Plata del Festival de San Sebastián y a Montxo Armendáriz le otorgaron el Premio Onda Madrid al mejor director de cine del año.