Auñamendi Eusko EntziklopediaFondo Bernardo Estornés Lasa

Coproducción de Igeldo Komunikazioa e Impala S.A. Es el tercer largometraje de ficción de Ana Díez y se estrenó en el año 2001.

Basada en un guión de Daniel Castro Algunas chicas doblan las piernas cuando hablan es una película extraña, sugerente y con ciertos momentos logrados de lirismo y melancolía pero abocada al fracaso por errores lamentables de guión y de realización.

La historia de desarrolla en Pamplona a principios de la década de los noventa y tiene un inicio esperanzador. Jaime (papel interpretado por Germán Ramallo) se enfrenta a su último verano sin responsabilidades antes de entrar en el mundo de los adultos. Cuando llegan los sanfermines a la ciudad se refugia en la piscina y se dedica a una de sus aficiones preferidas, contemplar muchachas mientras toma apuntes de sus modelos en una libreta. Allí inicia una historia de amor con Eva (Paz Gómez). En paralelo a esta relación Jaime mantiene una compleja relación con su familia. Su hermano mayor Alberto, frío, distante y decidido, se contrapone en su personalidad a un Jaime más inseguro, soñador y sentimental. El verano transcurre lentamente con el amor y los desencuentros como tónica dominante hasta llegar al momento culminante de la película. Jaime tiene una aventura con la novia de su hermano. Al enterarse de la infidelidad tanto Alberto como Eva, Jaime pierde en ese verano al gran amor de su vida y a su hermano, ya que Alberto se suicida y Eva abandona a Jaime. Años después Jaime, que se ha casado y vive en Madrid, regresa a Pamplona para visitar a su padre enfermo. La infidelidad amorosa de ese verano ha marcado fatalmente su vida.

Atrapado en un matrimonio sin amor y en un trabajo sin expectativas vive aferrado, sin esperanzas, al amor adolescente y puro que sintió por Eva. La película, sobre todo el personaje de Jaime, remite constantemente, -a años luz de distancia, evidentemente- a los héroes de Truffaut. En su carácter soñador, en su inconstancia y en su romanticismo es una réplica del Antoine Doinel de L'Amour a vingt ans (1962), Baisers volés (1968) o Domicile conjugal (1970). Su fascinación por las mujeres recuerda al Bertrand Morane de L'Homme qui aimait les femmes (1977). Y el final amargo, desencantado, de un hombre con el corazón ahogado para siempre en un frío invierno, guarda claros paralelismos con el Claude Roc de la maravillosa Les deux anglaises et le continent (1971). Por desgracia este tono romántico y fatalista, lo mejor sin duda del film, no está siempre bien conseguido. Por otra parte, esta crónica de un hermoso amor de juventud abocado al fracaso contiene también fallos importantes que lastran penosamente el desarrollo del film. Es por ejemplo una lástima que el personaje de la madre de Alberto y Jaime (papel interpretado por Esther Esparza), una mujer de clase media-alta de la capital Navarra descrita por su hijo como "una escritora norteamericana alcohólica", carezca de más importancia en la narración porque es un personaje interesante que queda al final totalmente desdibujado. Y si se echa de menos más presencia física de este personaje se lamenta la presencia de otras escenas que causan un daño irreparable al film. El viaje a Donostia del grupo de amigos, por ejemplo, con la visita al Aquarium y los roces de tinte político entre Alberto y Txema (interpretado por Aitor Merino) que generan unos diálogos que pretenden ser irónicos pero que están muy lejos de alcanzar su objetivo. Algunas chicas doblan las piernas cuando hablan fue seleccionada para participar en la sección oficial del Festival de Málaga. La acogida de la crítica y del público en su carrera comercial fue gélida.