Marinos

Puyane Pés de

Marino bayonés originario de Chalosse. La primera vez que el célebre bayonés de este nombre hace su aparición en la historia de la ciudad, fue el 27 de junio de 1337. La flota bayonesa se hizo a la mar, a petición del rey de Inglaterra, y era Pés de Puyane quien la mandaba. Pertenecía a una de esas familias de la pequeña burguesía que la amistad y el crédito de Guillaume Godin habían elevado, sin conseguir, sin embargo, que fuese totalmente aceptada por la aristocracia bayonesa. Dos miembros de esta familia habían sido notables ya en la Iglesia: Arnaud de Puyane, familiar, primero, del papa Clemente V y obispo de Pamplona después; y Esclarmonda de Puyane que había sucedido a Agnés de Liposse, sobrina de Godin, como abadesa de San-Bernardo. Los Puyane se remontaban, por otra parte, a los siglos precedentes, pues los encontramos en el censo de casas de 1266, inscritos en el Libro de Oro. Hacia 1273, un Namat de Puyane es nombrado por los bons homis -hombres buenos- que redactaban las antiguas leyes consuetudinarias. Un poco más tarde, en 1322, Catherine de Puyane, hija del difunto Peyrenave Dardir, viuda de Namat de Puyane, vende por 12 sueldos morlaas, a los Hermanos Predicadores de Bayona, un derecho anual sobre una casa situada en la calle mayor del Bourg-Neuf.

Resultaría inútil relatar aquí las hazañas marítimas de Pès de Puyane. Basta decir que lo podemos encontrar en todos los campos de batalla que dieron a los ingleses el dominio del mar. El almirante fue recompensado con el cargo de alcalde. Pero no había de embarcarse ya más, y hay que leer en los Estudios Históricos del erudito Balasque los detalles, a veces pesados, de sus querellas con las facciones que se disputaban el poder. El terrible asunto de castillo de Miots, en Villefranque, y el del puente de Proudines, han sido relatados con más o menos detalles por todos los cronistas e historiadores que se han ocupado de la historia de la ciudad de Bayona. Lo que sí es cierto, es que en 1344, el bravo e intrépido marino estaba ya muy enfermo, y que en adelante, a partir de dicha fecha, no podría esperarse de él ningún servicio de guerra. Con ocasión de una revuelta popular suscitada por sus enemigos en Bayona, se vio obligado a dejar la ciudad y a buscar asilo junto al obispo de Lescar, Raymond de Andoins, falleciendo asesinado en el camino.

Ref. Edouard Duceré: Dictionnaire historique de Bayonne, 2 vols, Bayonne, 1911-1915.