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ALEGRÍA-DULANTZI

Alegría era un antiguo poblado por cuyo término pasaba la vía romana que comunicaba Castilla con las Galias por Astorga. El nombre «Dulanci» con el que se le denominaba en la Edad Media guarda un parecido evidente con la palabra «Tullonio» aparecida en inscripciones romanas halladas cerca del lugar, lo que ha hecho suponer que la primera deriva de la segunda. En una de las inscripciones encontradas se lee lo siguiente: Sv. SEVER TVLLONIO Vv. Sv. Lv. M. Fue hallada la inscripción en el castillo de Henayo y de ella dice Prestamero lo siguiente: «Es una inscripción votiva, sin que se pueda saber a qué divinidad se hizo el voto, en caso que se expresase, ni tampoco el motivo ni el pronombre ni el nombre del votante, pues sólo se ve de éste la última letra S, en que terminaba con el punto. El sobrenombre parece Severo, y su patria Tullonio, puesto en ablativo como caso más elegante que el genitivo, para expresar la patria, a no ser que se pueda entender que el voto se cumplió en Tullonio, en cuyo caso fijaríamos esta mansión en el mismo paraje en que se halló la piedra, como muy a propósito para un pueblo romano, según su costumbre». También en Henayo, sobre un montecito elevado, fueron halladas abundantes monedas romanas, principalmente de Augusto y Tiberio. La vía romana venía desde Armentia y pasaba por debajo de Arechavaleta, prado llamado de Campo Santo y ermita de San Cristóbal; seguía por Arcaya, Ascarza, Argandoña y Gaceta hasta llegar a Alegría. El catálogo de los pueblos de Alava conservado en San Millán y datando del s. X, coloca a Alegría dentro de la merindad de Hiruza heza. A comienzos del s. XIII Alava es vinculada a la corona de Castilla. El año 1367 Carlos II «El Malo» de Navarra, trata de recuperarla mediante un pacto con Pedro I el Cruel. Dos años más tarde, Carlos II se apoderaba de la torre y fortaleza de Alegría de Alava. En el siglo XIV, como consecuencia de la decadencia que venía arrastrando la población, el lugar se vio amenazado de despoblamiento. Los reyes tomaron providencias para evitarlo y la villa fue repoblada por vecinos de las aldeas de Ayala, Henayo, Albergoyen, Holga, Eguileta, Larracharra, Larrara y Larraza. En el privilegio otorgado en Sevilla por Alfonso XI, el año 1337, se consignaba que todos los vecinos nombrasen cada año un alcalde y merino del pueblo y pudiesen tener todos los lunes un mercado franco. Estos privilegios fueron confirmados por Fernando el Católico en 1480. Cuatro años más tarde, el señorío de la villa era otorgado a Vitoria por los Reyes Católicos. [Texto completo de la Carta en Landazuri: Supl. a los cuatro tomos de Hist. de Alava, 366-369]. Tuvo Alegría una sólida Casa-Torre que subsistió hasta el s. XIX, y de la que apenas quedan vestigios, en un altozano próximo a la iglesia. Tanto esta fortaleza como la población misma estaban rodeados de una muralla con tres puertas, que subsistió hasta que fueron arruinadas por las guerras napoleónicas y la carlista. Según Lazarraga, esta casa-torre fue construida en tiempos de la Cofradía del Campo de Arriaga por el arcediano de Alava, a fines del s. XIII. En la época de las luchas de bandos fue ocupada por Juan de Lazcano. Era muy notable, no solamente en Alegría sino en toda Alava. Estaba fortificada al exterior con cuatro cubos o baluartes que ocupaban sus cuatro esquinas y con cuatro menores que ocupaban los lugares intermedios; cada uno de los primeros por la parte exterior inmediata al cimiento tenía 100 pies de circunferencia, y los segundos 29. Habiendo entre baluarte y baluarte una distancia de 25 pies, resultaba ser el todo de su circunferencia de 716 pies, con 15 troneras bien formadas, con toda la disposición correspondiente para asentar en ellas piezas de artillería de grueso calibre, de las cuales, existían en 1802, dos en la casa del Ayuntamiento de la villa. La puerta principal, al N., ostentaba un escudo que fue probablemente el de los Lazcano, a quienes perteneció en la Edad Media esta fortaleza. Las otras dos puertas secundarias se hallaban al O. y al S. del edificio respectivamente. En el s. XV, la Hermandad de Vitoria y el gobernador del castillo de Alegría llegaron a un acuerdo para derribar la fortaleza. Este acuerdo fue suscrito en tiempo de los Reyes Católicos. Bernardino de Lazcano, a quien pertenecía la casa por ser parte de su mayorazgo, la vendió a la reina Isabel. La escritura fue otorgada el 23 de octubre de 1501 y la mansión permaneció como propiedad de la corona hasta el s. XIX, época en que los habitantes de Alegría fueron autorizados a aprovechar los materiales. La villa de Alegría junto con la de Elburgo suscitaron un pleito a la ciudad de Vitoria. Las referencias documentales del mismo datan de 1527, época de gran unión entre ambas villas. En 1547 suscriben un compromiso de enseñanza como también una carta de salarios con Vitoria. En la guerra de la Convención, el ejército republicano, vencido en Azcárate, fue perseguido hasta Alegría y obligado a abandonarlo (1795). Durante la primera guerra carlista se libró en esta villa un sangriento combate el 27 de octubre de 1834. Los carlistas infligieron a los liberales una derrota contundente. El brigadier O'Doyle, que se dirigía a Salvatierra, fue hecho prisionero. Invitado por Zumalacárregui a ingresar en el bando carlista, se negó a ello y fue fusilado en el acto, en unión de su hermano, un capitán y trece oficiales. (v. BATALLA DE ALEGRÍA)