Concepto

Agramonteses y Beamonteses

Las rivalidades entre agramonteses y beamonteses tuvieron su origen en la Baja Navarra así como también los nombres de ambas facciones. En el siglo XIV las familias de Luxe y de Gramont (o Agramont) comienzan a reñir sus primeras escaramuzas serias que habían de degenerar, al paso de los años, en una encarnizada lucha de bandos de más de dos siglos de duración. Cualquier pretexto daba lugar a asesinatos, robos e incendios; la autoridad de los reyes, débil ya en tiempos de Carlos III el Noble, se vio cada vez más minada contribuyendo a ello las intrigas urdidas desde el extranjero, por los reyes de los países vecinos. Cada uno de los señores arrastraba tras de sí a una serie de parientes y aliados formándose de esta manera un estado permanente de parcialidad aun en el más remoto de los valles.

Los intentos del soberano de Navarra para llevar la conciliación entre ambos bandos fracasaron como ocurrió con el llevado a cabo el 2 de abril de 1384 en la iglesia de Notre-Dame-du-Bout-Pont en que el rey Carlos el Noble hizo jurar a los jefes de Gramont y Luxe una paz duradera.

Inevitablemente las guerras se complicaron y extendieron. De la Baja Navarra pasaron a Zuberoa y después a la Alta Navarra.

Al morir Carlos III en 1425 sobrevino la cuestión dinástica que había de radicalizar las luchas al identificarse cada uno de los bandos con la causa del Príncipe de Viana o con la de Juan de Aragón. Carlos dejó como heredera a Blanca, casada con Juan de Aragón. Esta tuvo tres hijos: Blanca, que murió sin descendencia, Eleonor, casada con Gaston de Foix, vizconde del Bearne, y finalmente, el Príncipe de Viana. En espera de la mayoría de edad del Príncipe de Viana, Juan de Aragón tomó la regencia que Eleonor ambicionaba para su marido Gaston de Foix. Las luchas que comenzaron en 1451 duraron muchos años; los beamonteses dirigidos por el conde de Lerín, Juan de Beaumont y la familia de los Luxe defendieron la causa del príncipe, mientras que los agramonteses acaudillados por los Gramont, el mariscal Felipe de Navarra y Pierres de Peralta sostenían a Juan de Aragón y a Eleonor. El nombre de los Gramont traspasó los Pirineos y sirvió para denominar al partido de los Peralta y Navarra, que pasaron a llamarse "agramonteses". Sin embargo, el de la familia Luxe no hizo fortuna y el bando que primitivamente se llamara "lusetano" tomó el nombre de los Beaumont, condes de Lerín, o sea, partido "beamontés".

El príncipe fue vencido y hecho prisionero en Aibar el año 1451. Dos años más tarde era puesto en libertad dejando como rehenes al condestable Luis de Beaumont, sus hijos y otros beamonteses, en Zaragoza. Las luchas estallaron nuevamente el año 1455 siendo nuevamente derrotados los beamonteses que dirigía esta vez el hermano del condestable prisionero y gran prior de Navarra Juan de Beaumont. Por el convenio de 1460, Juan II ponía en libertad a los prisioneros beamonteses pero al ser nuevamente hecho prisionero el príncipe en Lérida, la guerra volvió a estallar para no extinguirse ni a la muerte del príncipe en 1462 -probablemente envenenado- ni a la de su hermana Blanca prisionera en Orthez.

El año 1471 tuvo lugar en Pamplona una sublevación de beamonteses que no querían admitir a la princesa Eleonor cuyo título era de lugarteniente general del Reino. Los agramonteses de Pamplona Juan de Atondo y Miguel de Ollacarizqueta, de acuerdo con su jefe, el mariscal D. Pedro de Navarra, se conjuraron para abrir la puerta de la ciudad al mariscal. Pero, advertidos los beamonteses de la treta y capitaneados por Don Felipe de Beaumont, hermano del conde Lerín, sorprendieron a los de fuera haciendo gran carnicería. El mariscal murió y su hijo fue hecho prisionero, muriendo más tarde a manos del conde de Lerín. Los beamonteses prestaron también ayuda a Cataluña que había ofrecido el principado a Enrique IV y a Pedro de Portugal. Los agramonteses por su parte, siguiendo al de Aragón, lucharon en el bando opuesto.

A la muerte de Juan II en 1479 las luchas continuaron en Navarra; Eleonor accedió al trono y transmitió a su hijo su sucesión agregando así a Navarra las posesiones de Foix y Bearne. Esta vez las discordias fueron alimentadas por Fernando de Aragón, digno continuador de su padre, en oposición a Eleonor.

Navarra, debilitada por las guerras y dividida en dos bandos irreconciliables fue despojada en 1512 con ayuda, esta vez, de los beamonteses. La Baja Navarra, sede de la monarquía desde entonces, prosiguió disolviéndose por efecto de las guerras de religión que vinieron a resucitar los viejos bandos. Durante el reinado de Juana de Albret, Antoine de Gramont secundó con todas sus fuerzas a la reina calvinista mientras que Charles de Luxe se revelaba como el primer cabecilla del bando católico. La antigua querella sabía adaptarse a los nuevos tiempos.