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Zuberoa. Historia

La historia de las investigaciones sistemáticas sobre la Prehistoria suletina es de desarrollo temporal reciente. Con la salvedad de la noticia anecdótica proporcionada por R. Gombault en 1914 acerca de los seis túmulos de Egizuri, entre Irati y Larrau, el grueso de la investigación se ha llevado a efecto a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. Será a partir de mediados de la centuria cuando se asista verdaderamente a un desarrollo sostenido de la investigación prehistórica. En efecto, entre 1949 y 1950 se producen, entre otros, tres de los descubrimientos de las estaciones prehistóricas posiblemente más emblemáticas de Zuberoa: las cuevas de habitación de Haregi y Gatzarria y el "santuario" rupestre de Etxeberri. Si a P. Boucher cabe señalar como el iniciador de la nueva etapa, del mismo modo serán relevantes de cara a su inicial materialización y posterior consolidación el concurso que, en esos momentos, y junto a aquél, desempeñarán J.M. Barandiarán y, especialmente, G. Laplace.

Desde aquel entonces, la riqueza patrimonial de Zuberoa ha experimentado un incremento muy considerable en lo relativo al referente arqueológico. A ello han contribuido fundamentalmente los diversificados hallazgos efectuados en estaciones prehistóricas (cuevas ornamentadas paleolíticas, abrigos de habitación mesolítica, conjuntos dolménicos,...) y, muy especialmente, protohistóricas (con un importante catálogo de cromlech, túmulos y campamentos fortificados). Esto ha posibilitado disponer de un material de base esencial para comenzar a desentrañar el pasado prehistórico. Redundando de ello una mejor aproximación a aquella remota antigüedad, merced al control en el campo de los yacimientos a través de adecuados sistemas y técnicas de excavación, a un conveniente tratamiento en el laboratorio de los datos disponibles en aras a la deducción de una pertinente información y a la implicación en esas labores de diferentes especialistas y equipos de investigación. A la continua tarea de campo efectuada por P. Boucher y de interpretación paletnológica por G. Laplace, habrá que incorporar los esfuerzos que, a partir de los años setenta, han venido invirtiendo, especialmente, en el dominio de la Arqueología prehistórica D. Ebrard y en la protohistórica J. Blot y F. Gaudeul.

Con todo ello, a pesar de los logros alcanzados, la Prehistoria en Zuberoa mantiene en nuestros días importantes insuficiencias y vacíos que la investigación futura deberá acometer. A la ausencia o muy escaso conocimiento de determinadas culturas prehistóricas se une la deficiente información de que se dispone sobre algunas estaciones excavadas ya hace años... Además, desde una perspectiva espacial global, la investigación prehistórica suletina, al igual que la de las otras provincias de Iparralde, no ha participado de la sólida dinámica que ya desde las primeras décadas del siglo XX se experimentará en los territorios meridionales de Euskal Herria: vertebración general de la investigación, inicialmente en torno al equipo interdisciplinar integrado por T. Aranzadi, J.M. Barandiarán y E. Eguren y posteriormente a través de J.M. Barandiarán y de sus más directos discípulos; definición de unas directrices generales de la investigación (centradas en etapas o fenómenos culturales concretos, en procesos de poblamiento en marcos geográficos específicos,...) dentro de una concepción global del territorio vasco; intenso y fructífero desarrollo de programas de actuación de campo (de búsqueda, identificación y excavación de los yacimientos) y, progresivamente, de aplicación sistemática de cualificadas analíticas pluridisciplinares... Y todo ello, lógicamente, condicionará de forma muy sensible la coherencia del discurso prehistórico.

Nos quedan también, como vestigios de aquella época, los "gaztelus", campos atrincherados o simples recintos. Su estudio y su inventario fueron emprendidos por el general F. Gaudeul. Están situados por lo general en las cumbres y pueden clasificarse en dos categorías: recintos de parapetos y recintos escalonados. Están a menudo rodeados de terraplenes de tierra o de muros de piedra. Algunos, los más sencillos, fueron sin duda utilizados como rediles para rebaños, pero la mayor parte fue construida como obra defensiva para proteger a los humanos y a los animales de los invasores, como más adelante lo harán los castillos; a menudo están rodeados de fosos y de taludes. El general Gaudeul pone de manifiesto que "de cada construcción se ven en general varias otras construcciones, de manera que el conjunto podía constituir una excelente red de observación y de alerta". Estas fortificaciones son difíciles de datar ya que han sido reutilizadas en diversas épocas y aún deben de ser más excavadas.

Buen número de recintos estudiados por el general Gaudeul se hallan en Zuberoa. He aquí la lista que proporciona con la ubicación del estudio:

Recintos protohistóricos de Zuberoa según el cuadro publicado por el general Gaudeul

(B.S.P, 1981-1982, pp. 32-33)

1. Recintos de parapetos

  1. Parapetos de tierra.
  2. Gazteluzarre, en Ordiarp (B.S.P., 1974)
  3. Gaztellaia, en Chéraute (Revue de Pau et du Béarn, 1975)
  4. Gaztelari, en Etcharry (Ibidem, 1976)
  5. Gazteluxage, en Arrast-Larrebieu (B.S.P., 1976)
  6. Gaztelugain, en Gotein-Laruns (Ibidem)
  7. Larlete, en Berrogain-Laruns (Ibidem)
  8. Txoikantegia, en Idaux-Mendyy (Ibidem)
  9. Lexegita, en Trois-Villes, Barcus (Ibidem)
  10. Kurku, en Nabas (Ibidem, 1977)
  11. Haitzhandialtea, en Barcus (Ibidem, 1980)
  12. Koxugaina, en Esquiule (Ibidem, 1983)
  13. B. Parapetos de piedra.
  14. Maidekoralia, en Alçay (Ibidem, 1975)

2. Recintos escalonados

  1. Montarei, en Etchebar (Ibidem, 1976)
  2. Gaztalaria, en Sauguis-Saint-Etienne (Ibidem, 1977)
  3. Gaztelu, en Aussurucq (Ibidem)
  4. Gaztelugaña, en Sainte-Engrâce (Ibidem, 1980)

3. Construcciones no clasificadas

  1. Gaztelharriko Botxia, en Lacarry-Arhan (Ibidem, 1977)
  2. Charritte-de-Flaut (ibidem)
  3. La Madeleine, en Tardets, Trois-Villes, Barcus ("Bulletin du Musée Basque", 1976)
  4. Château-Fort de Mauléon (Ibidem)
  5. Cumbre de Erretzu, Tardets, Montory

Todos estos vestigios protohistóricos constituyen los únicos testimonios que poseemos sobre las actividades humanas de aquella época. Están situados, en su mayor parte, sobre los lugares de trashumancia: "pastos de altitud, líneas de crestas y collados accesibles una parte del año" (Blot, 1976). En primavera, los pastores abandonan con sus rebaños los pastos de llano agotados durante el invierno y, a medida que se derriten las nieves, marchan hacia cumbres más elevadas en sentido N-S. Señala el Dr Blot que los pastores de la protohistoria no hacen otra cosa que retomar las antiquísimas pistas de los cazadores nómadas de la prehistoria, como lo atestiguan los útiles de sílex del paleolítico que se han hallado a lo largo de estas pistas. Estos mismos caminos se convertirán más tarde en las vías romanas y en los caminos de Compostela.

Los vascos hacen su entrada en la Historia con los autores grecolatinos. Cesar, en su Comentario de la Guerra de las Galias (I, 1 y 1, de 58 al 51 A.C.), escribió: "La Galia en su totalidad está dividida en tres partes, una habitada por los Belgas, otra por los Aquitanos y la tercera por los que en su lengua nativa se llaman Celtas que nosotros llamamos Galos". Y agrega: "Todos ellos difieren entre sí por la lengua, sus costumbres y leyes". Estrabón (Geografía, IV, 1) insiste en esta diferencia entre Aquitanos y Galos: "Los Aquitanos constituyen un pueblo totalmente aparte, no solamente por el hecho de la lengua, sino también por su aspecto físico...". Estaban, al parecer, menos marcados por la impronta céltica que los otros pueblos de la Galia. Ver Aquitania.

Según Cesar "Aquitania se extiende desde el Garona hasta los Pirineos y la parte del oceano que baña a Hispania (Cesar, Op. cit. I, 1). Su nombre proviene de su antigua capital "Aquae Tarbellicae" (Dax). Fue conquistada por Craso, lugarteniente de Cesar, en el 56 AC.

"Cesar ordena a Publio Craso que vaya a Aquitania con 12 cohortes de legionarios y una caballería numerosa con la finalidad de impedir a los pueblos de este país que enviaran socorros a Galia y que naciones tan grandes se unan"

(Cesar, Idem, III, 11).

Es un acontecimiento de gran importancia el que se prepara ya que constituye el primer testimonio de unidad vasca contra un invasor y los suletinos forman parte de esta coalición, junto con todos los otros aquitanos e incluso los vascones, que han atravesado el Pirineo para unírseles. El combate tendrá lugar cerca de Dax o de Tartas pero los romanos eran maestros en el arte de la guerra y Craso obtuvo la victoria sobre la coalición de aquitanos.

"Al ruido de este combate una gran parte de Aquitania se rindió a Craso y envió por propia iniciativa rehenes. Entre ellos estuvieron...los sibuzates... Un pequeño número de Estados, confiando en lo avanzado de la estación, no siguieron este ejemplo"

(Cesar, ídem, III, 27).

Algunos han pensado que estos "sibuzates" citados por Cesar corresponden a los "sibyllates" mencionados por Plinio el Viejo (Historia natural, IV, 108-109) en su enumeración de pueblos aquitanos. Para otros, los primeros designan a los habitatues de Saubusse (Rat, M.: La guerre des Gaules, G. Flammarion, 244), entre Dax y Bayona, pero todos concuerdan en interpretar que los segundos, los sibyllates, son los habitantes de la Soule o Subola (en euskera Zuberoa). En este caso, los suletinos forman parte de estos pueblos que, confiando en el invierno, descuidaron el envío de rehenes a Craso. Es probable, en efecto, que los suletinos, perteneciendo a esos pueblos lejanos al escenario de combate, se retiraran a sus montañas tras el fracaso de la coalición, y no consideraran la urgencia de someterse a los romanos. Esta independencia apenas duró ya que, en el 51 AC, Cesar en persona, habiendo sometido la Galia, se dirigió a Aquitania.

"Esta expedición, como las otras, tuvo efecto pronto y felizmente. Todos los Estados de Aquitania le enviaron, en efecto, diputados, y le proporcionaron rehenes"

(Cesar, Op. cit., VIII, 46).

Más tarde, el 27 AC, el Emperador Augusto prolongó la Aquitania por el Norte, hasta el Loira, pero de nuevo, en una fecha que no se puede precisar, sin duda en s. II o III, la porción de Aquitania situada al Sur del Garona fue separada de la Aquitania céltica tomando el nombre de Novempopulania o federación de los Nueve Pueblos. Su fecha de nacimiento está grabada en la célebre piedra de Hasparren. Ver Novempopulania, Verus.

Fragmento del estudio efectuado por Gerhard Rohlfs, en Le Gascon. Études de philologie Pyrénéenne, del sustrato vasco en la primitiva Aquitania novempopulana

C'est seulement dans le domaine de l'ancienne tribu des Vasates, c'est-à-dire autour de la ville de Bazas et aux environs de Bordeaux, que les noms de lieux en -ac réapparaissent. Ils deviennent foule plus au nord entre la Garonne et la Dordogne, entremêlés ici aux noms terminés en -an. On pela donc conclure que la colonisation gallo-romaine, même dans ces territoires septentrionaux de l'ancienne Aquitaine n'est pas réussie à l'emporter sur l'élément indigène.

On a noté aussi l'extrême rareté des toponymes en -dunum dans certaines régions du domaine aquitain. Aux quelques localités qui sont établies sur le cours de la Garonne (Verdun, Lagdunum Convenarum, Salardú), dans le Gers (Tourdun, Gaudun, Monlezun) ou dans les environs de Mont-de-Marsan (deux Besaudum) s'oppose une absence totale de tels noms dans les régions plus à l'ouest et plus au sud; v. Xavier Ravier, VD, XII, 1963, p. 58. -Sont particulièrement rares aussi les composés avec -magus 'champ' (après dunum l'élément plus commun dans les noms de lieux gaulois composés). Je peux citer seulement Condom Condatomagus (Gers) et Argenton (Argentomagus) à peu de distance au nord de Condom.

J'ai indiqué sur notre carte au moyen du tracé ponctué les zones d'infiltration et de colonisation gallo-romaine. Ce tracé circonscrit la limite extrême de la diffusion compacte des noms de lieux formés avec les suffixes -anum et -acum, sans tenir compte des îlots tout à fait sporadiques. On peut donc se convaincre que de vastes zones dans l'ancienne Aquitaine ont dû rester à l'abri des influences romaines ou gallo-romaines.

Les noms de lieux en -òs. -Une autre famille de noms de lieux, terminés en -òs, nous permettra d'ajouter à cette opinion des preuves encore plus éclatantes.

A travers les dernières recherches conduites par M. Séguy et par moi même sur les noms de lieux en -os, nous savons aujourd'hui que pour la formation des noms de lieux les tribus aquitaines ont possédé un suffixe qui devait avoir la même valeur que le latin -anus et le gaulois -acos. [Voir Jean Séguy, Le Suffixe toponymique -os en Aquitaine, dans les Actes el Mémoires du Troisième Congrès Int. de Toponymie, vol. II, 1951, pags 218-222; G. Rohlfs. Sur une couche pré-romane dans la toponymie de Gascogne et de l'Espagne du Nord, RFE, tome 36, 1952, pages 209-256].

C'est le suffixe -ossu qui apparaît dans les inscriptions aquitaines, attaché à des noms de personnes ou de divinités. Nous, trouvons p. ex. le nom de personne Andossus dérivé du cognomen Andus, Apinossus à côté du nom de personne Apinus, le nom de personne Billicatidossus à côté du nom de personne Billicatus; Ilunnossus, dérivé de Ilunnus attesté comme nom d'une divinité aquitanique. On peut deviner la fonction de notre suffixe, lorsqu'on se rappelle qu'en latin a existé:

Aurelianus à côté de Aurelius, Octavianus à côté de Octavius, Domitianus à côté de Domitius.

De la même façon chez les Gaulois, le suffixe -akos a été employé pour la formation de nouveaux anthroponymes. Nous rencontrons dans les inscriptions gauloises comme noms de personnes: Artacus à côté de Artus, Cariacus à côté de Carius, Verdinacus à côté de Vedinus.

On sait que les deux formations (latin -anus, gaulois -akos), employées pour la dénomination d'une personne (Aurelianus, appartenant à la famille des Aurelii), se sont spécialisées plus tard pour désigner le domaine d'un propriétaire. Il sera donc permis de supposer que le suffixe -os, si largement représenté dans la toponymie gasconne, a constitué le procédé aquitain de dériver le nom d'un domaine du nom d'un propriétaire à l'instar du latin -anus et du gaulois -akos.

Dans mon travail paru dans la Revista de filología española tome 36 (année 1952), j'ai pu analyser environ 200 noms de lieux gascons en -os. Comme résultat, j'ai pu établir qu'ils contiennent, presque clans leur totalité, comme radical un nom de personne. p. ex. Andernòs dérivé du nom de personne gaulois Andernus, Argelòs (de Argailo), Arròs (de Arro), Baliròs tiré de Valerius, Bernòs formé sur Bernus, Bournòs formé sur Burnus, Cabidòs sur Capitus, Gaillagòs (de *Galliacus), Julòs (de Jullus), Lauròs (de Laurus), Mouliòs (de Molinus), Pudòs (de Putus), Sabalòs sur Sapalus, Vidalòs sur Vitalis.

Sur notre carte sont représentés tour les noms en -os que j'ai pu réunir et localiser. On remarquera que leur maximum de densité se trouve dans la plaine béarnaise au sud de l'Adour, ensuite autour de Pau (Anòs, Ardòs, Arròs, Baliròs, Bizanòos, Bruscòs, Carròs, Caubiòs, Guindalòs, Lagòs, Mansòs, Ziròs, Uzòs, Ylòs), entre Orthez et Bayonne, el dans l'arrondissement d'Argelès. Au nord de l'Adour, la densité décroît sensiblement. La vaste région très boisée. très peu peuplée, au nord de Mont-de-Marsan, reste dépourvue des noms en question. Le littoral des Landes connaît quelques exemples qui servent de trait d'union avec le département de la Gironde: Biscarrrosse, Garrosse, Mézòs, Pissòs, Souprosse, Ygòs. Ici, à l'ouest et au sud-est de Bordeaux, la quantité des noms en -òs est, de nouveau, considérable. Dans cette région, la densité atteint son point culminant dans le Bazadais, ancien pays des Vasates (tribu aquitaine). Vers le nord, la Garonne constitue une limite assez significative. Je ne connais que cinq villages avec la terminaison -òs qui dépassent le fleuve: Carcòs, Carròs, Libòs, Moulós, Picòs. [A ce petit groupe on a ajouté postérieurement une demi-douzaine de lieux dits dans le Libournais, dont aucun ne s'éloigne du fleuve plus de 20 kilomètres: Bardos, Bellos (ou Ballos), Garosse, Gueyrosse, Marosse et Sambosse; v. R. Lafon, dans 'La Dordogne et sa région' (Bordeaux 1959), p. 127]. Vers l'est, au-delà de la Gélise, les noms en -òs disparaissent. En reste dépourvue toute la vaste plaine entre Auch et Toulouse.

Vers les Pyrénées, à l'est de la Garonne, les noms en -òs se font très rares. J'en connais deux cas en Haute-Garonne: Arguenòs (Argynnus) et Génòs (Genna), et deux cas dans l'Ariège: Alòs (Allus) et Miglòs (Miccalus ?).

Grosso modo on peut dire que dans les mêmes zones où les formations en -anum et en -acum se font plus rares, les noms en -òs commencent à prévaloir. Ils remplacent presque complètement les formations gallo-romanes à l'ouest de Tarbes, dans les vallées du Gave de Pau et du Cave d'Oloron. Ils se substituent aussi aux deux types gallo-romans dans la partie occidentale de la Gironde. Ce n'est que dans quelques zones que les formations en -òs s'entremêlent avec les dérivés de formation gallo-romane. Cet état de choses se présente dans le Bazadais (où l'on a Auròs, Baulòs, Bernòs, Billòs, Carcòs, Cudòs, Giscòs, Insòs, Ladòs, Sauròs, Targòs, Triscòs), au nord de Pau et dans une grande partie du département des Hautes-Pyrénées [cette situation concorde parfaitement avec les données de l'épigraphie: 'les textes épigraphiques de la région des Ausci et des autres pays de la Gascogne centrale présentent beaucoup plus de noms à physionomie gauloise que ceux de la montagne. L'onomastique aquitaine devient plus rare en se rapprochant du cours moyen et inférieur de la Garonne. La région qui touche immédiatement à la vive gauche du fleuve paraît avoir été, en grande partie, celtisée ainsi que le Bordelais' (Lisop, p. 108). 'Cette toponymie apparentée a l'euskarien devient plus rare dans l'Aquitaine des plaines à mesure qu'on s'éloigne des Pyrénées, en se rapprochant de la Garonne. Elle y prend une physionomie plutôt italo-celte ou celtique' (ib. 112)].

L'impression principale qui se dégage de notre carte, c'est que la colonisation gallo-romaine, dans une époque difficile à préciser, a dû s'arrêter devant une forte résistance de la population indigène. Puisque celle-ci a refusé d'accepter les dérivés de type gallo-romain, tout porte à croire que l'ancienne langue aquitaine s'est maintenue beaucoup plus longtemps qu'on n'a voulu le croire jusquà present.

Les dérivés en -os ne s'arrêtent pas à la chaîne des Pyrénées. Ils se retrouvent de l'autre côté des Pyrénées dans le Haut-Aragon et dans la région de Pampelune. Ils atteignent leur maximum de densité au nord de Huesca et surtout entre Jaca et Pampelune, c'est-à-dire dans un domaine, où l'on peut noter une extraordinaire densité de survivances basques. Sous révolution particulière, due à la phonétique espagnole, notre suffixe se présente ici sous la forme de -ués: Aragués, Arascués, Arbués, Bagüés, Barbués, Bernüés, Binués, Chisaüés, Escabués, Gallués, Garrués, Gordués, Larués, Nardués, Sagüés, Sigüés, Undués, Urdués, Virués. Ce sont souvent les mêmes anthroponymes qui forment les radicaux de ces formations des deux côtés des Pyrénées: Angòs: Angués, Bernós: Bernués, Binòs: Binúes, Biscarosse: Bisccarrués, Garròs: Garrués, Urdòs: Urdués, Virós: Virués.

Cette frappante concordance nous atteste l'étroite parenté linguistique qui a du exister entre l'Aquitaine et les anciens habitants du Haut-Aragon. Puisque notre suffixe appartient aussi au domaine de la langue basque, où il apparaît sous la forme -oz ou -otze, (Aloce, Andoce, Arroce, Bardoce, Bildoce, etc., en Espagne Escaroz, Iloz, Imoz, Madoz), l'hypothèse que la langue basque et la langue de l'ancienne Aquitaine dérivent d'une même souche, gagne en probabilité [el sufijo parece ser el mismo que aparece en el Pais Vasco en la forma -oz(e) u -otz(e) (Michelena, On. 442)].

En tout cas, le résultat de nos recherches doit exclure une ancienne romanisation en Aquitaine dans les territoires où les dérivés en -òs out résisté aux formations de type gallo-romain. La continuité de l'élément indigène dans le Pays Basque français ne peut plus guère laisser de doutes [pour un autre groupe de toponymes formés avec la desinence -un, concentrés dans la Gascogne pyrénéenne occidentale (Aucun, Azun, Eygun, Lescun, Orcun) et attribuables à une couche préromane pyrénéenne, v. Xavier Ravier, VD, XII, 1963, p. 58 ss. Quant à Lescun (en patois Lascù, appelé Lascún par les Espagnols = a. 1077 Lascun), il sera permis de le rattacher au basque laskunde 'expansion' (López Mendizabal)].

A esta nueva región administrativa pertenecía, entre otras, la ciudad de Iluro (Olorón), cuyo nombre proviene de ili (ciudad) y de ur (agua). Iluro sería, pues, la ciudad de las aguas y, en efecto, Olorón se halla en la confluencia de dos ríos (Menjoulet, 1864, I, 16). Bajo los romanos, una ciudad era mucho más que una villa; era la cabeza de un distrito, con su territorio dividido en "pagi", especies de cantones divididos a su vez en "vici" o burgos. Estos términos han subsistido bajo la forma de "país" y de "vic". También había ciudades denominadas "urbes", plazas fuertes "oppida" y dominios rurales "villae".

De la Iluro mencionada dependía el "pagos" de Zuberoa. La administración romana adoptó las regiones naturales por lo que a cada valle pirenaico correspondía un "pagos". Los sibyllates o habitantes de Zuberoa, "Subola", ocupaban el "Pagos Solensis" que pasaría a ser el "País de Soule". Soliendo respetar las divisiones administrativas romanas las étnias, puede pensarse razonablemente que los Iluronenses y los Sibyllates se reconocían como bastante cercanos.

No se conoce ninguna ciudad romana en la misma Zuberoa. Mauléon, que ha conservado un nombre más latino que vasco, situada en la cumbre de una colina y en el centro del "pagus", debió de ser al mismo tiempo un oppidum o plaza fuerte y la cabeza del País. Quedan pocos vestigios de aquella época; podemos, sin embargo, citar la inscripción del monte la Madeleine y el tesoro de Barcus. La inscripción romana empotrada en el muro de la capilla de la Madeleine en Tardets es la siguiente:

FANO
HERAUS
CORRITSE
HE.SACRUM
C.VAL.VALE
RIANUS

"Fano Herauscorritse H(oc) E(rigit) Sacrum C(aius) Val(erius) Valerianus"

(Urrutibéhéty, 1977, 206).

Cayo Valerius Valerianus erige este altar consagrado al templo de Herauscorritse" ¿Quién pudo ser este Cayo Valerius Valerianus que erigió este altar sobre el monte de la Madeleine? Sin duda algún rico propietario de un dominio de la Alta Zuberoa, impregnado de cultura latina, pero que prefiere, a fin de salvaguardarse de las tormentas y del granizo, implorar ante el dios vasco Herauscorritse antes que ante su homólogo del panteón latino, Júpiter. En cuanto al tesoro de Barcus, descubierto en 1879 en una vieja vasija escondida en la tierra, éste se compuso de cerca de 1.800 denarios de plata celtibera, datados del 400 al 30 AC. Se piensa por lo general que este tesoro habría sido abandonado por soldados romanos en la época de las campañas de Pompeyo contra Sertorio.

Esta escasez de vestigios, así como la de inscripciones en lápidas, los pocos rastros dejados en la toponimia, así como en los nombres de familia, parecen traducir cierta resistencia a la lengua y a las costumbres romanas. La romanización fue menos rápida y menos profunda en la montaña y en las regiones pobres como Zuberoa que en la llanura y las regiones ricas del N. del Adour. Así, los vascos fueron los únicos que conservaron su lengua mientras que sus vecinos adoptaban la de los conquistadores. Roma estaba lejos y los romanos debieron dejar una gran autonomía a los vascos que parecieron acomodarse bastante bien a esta ocupación y permanecieron algunos siglos en paz.

JMR