Filólogos

Zabala Zabala, Juan Mateo de

Euskerólogo vizcaíno. Nacido en Bilbao el 21 de septiembre de 1777 y muerto en Zarautz el 6 de febrero de 1840.

Ingresa como novicio en la orden Franciscana en 1792, realizando estudios de Artes y Teología y siendo nombrado en 1800 predicador y confesor de seglares. A los 26 años comienza el estudio del euskera a través de las obras de Larramendi. Nombrado en 1804 Lector de Filosofía en el convento de Bilbao, en 1815 -tras una estancia de dos años en Galicia- ingresa en el colegio de Zarautz (Gipuzkoa), donde ocuparía los puestos de Guardián y Superior, así como el de Cronista del Colegio. Desplazado a zona de habla castellana estuvo a punto de perder su lengua materna. En su vida le tocaron aquellos días difíciles de las guerras convencionales, carlistas y polémicas clericales como la de la supresión de las órdenes religiosas. Zabala es, ante todo, misionero. Predica siempre en Bizkaia cuya variante dialectal conoce perfectamente. Pero se trata de un misionero que aprovecha sus visitas para llevar a cabo una recogida de léxico auténtico, pueblo por pueblo. Así pudo recoger una Colección de voces y frases bascongadas oídas en las misiones de Bizkaia que el año 1828 envía al profesor Lecluse de la Universidad de Burdeos. Su afán por estas recogidas de léxico es tan marcada que cuando, desde Baranbio (Álava), escribe (1820) a su hermana le dice:

"ayer me entregaron una tuya, en que me preguntas si yo he tomado la proclama de Aragón. Dígote que no, ni he padecido la más leve tentación sobre el particular. Si hubiera sido alguna proclama en buen vascuence o aunque hubiesen sido unos medianos villancicos, tal vez hubiera tenido alguna tentación por traerla, por ver si traía alguna voz, frase o expresión que me hiciera al caso...".

El año 1803 había leído ya la Apología de la lengua bascongada de Astarloa pero no se dejó seducir por su filosofía sino que adopta una postura objetiva y realista con respecto al idioma y a las publicaciones. Su obra principal es un estudio del Verbo Regular Vascongado vizcaino que no se publicó hasta ocho años después de su muerte. Zabala es un hombre reposado que da tiempo a las cosas y las estudia con detenimiento. La calidad de su caligrafía y el orden expositivo lo comprueban. También se siente bibliófilo cuando prepara una Noticia de las obras bascongadas que han salido a luz después de las que da cuenta el P. Larramendi. Esta obra, la publicó el Príncipe Bonaparte en 1856. Le había precedido el P. Larramendi con una lista de diez obras euskéricas, pero Zabala compone un repertorio nuevo con cincuenta y dos libros más. Recoge tanto los de uno como otro lado del Pirineo y, además, se permite emitir un juicio valorativo crítico. Solamente lo omite cuando el autor vive todavía. Otra faceta quedaba desconocida hasta que Azkue descubrió en el fondo D'Abbadie de la Biblioteca Nacional de París una colección de fábulas que no se conocían aunque en su obra El Verbo Regular Vascongado las citara (p. 166). En esta pequeña colección veintidós son de Zabala, 11 de Juan Antonio Moguel, una de Vicenta Moguel y de Salaberry otra. Estas fábulas las publicó don Julio de Urquijo en la Revista Internacional de Estudios Vascos en 1907 y por Ariztimuño en 1934. En esta última publicación se incluye como de Zabala una de Moguel titulada Bela gaiskin txikia, otso gaiskilla andia ta gizona.

Los últimos años de su vida fueron tristes y azarosos. Sufrió las guerras napoleónicas y luego las civiles. A raíz del convenio de Bergara de 1839 vivía en la zozobra. El mismo confiesa haber sido llevado entre bayonetas a Getaria por dos veces y tenido preso con centinela a la vista por estar Zarautz insolvente en sus contribuciones y aún otras dos por medio de oficio. Nos cuenta también que dos veces fue saqueado el convento en irrupciones que hicieron los cristinos desde Getaria.

Juicios:

"...el P. Zabala se nos revela en seguida como un intelectual frío y sesudo, que todo lo analiza con exactitud matemática, que busca la expresión clara y sopesada, evita toda gala y todo brillo de estilo, se ciñe al método positivo de observación y rehuye toda polémica.". "...De hecho, en el P. Zabala se sobrepone siempre el gramático, el hombre dedicado al estudio reflejo del idioma. Su lenguaje es irreprochable. Denota un vizcaino conocido a las mil maravillas y estudiado hasta los últimos pelos; pero por eso mismo esta atención preferente concedida al aspecto formal del idioma y del dialecto, les resta la espontaneidad, gracia, chispa y sal que el género requiere".

Villasante: Historia de la Literatura Vasca, p. 238, 239.

Supo sustraerse al romanticismo reinante:

"...no obstante vivir en los días en que el Romanticismo se apoderaba, con más avasallador imperio de las almas, y dejaba marcada su huella no sólo en la esfera puramente literaria, sino en construcciones pseudo-científicas en que los fueros que más se respetaron fueron los de la imaginación, supo abstenerse a la presión del ambiente..."

C. Echegaray, refiriéndose a la obra El verbo regular vascongado en dialecto vizcaíno, Revista Internacional de Estudios Vascos, 1927, p. 298.

Dejó asimismo escritas enmiendas y adiciones a la obra El verbo bascongado y Correcciones a la obra Urteco domecac del padre Astarloa.