Dance

Soka-dantza de Mujeres

La danza social más importante de Euskal Herria, en la que participan mezclados hombres y mujeres, ha sido la que denominamos Soka Dantza, conocida también hoy en día en muchos lugares como Aurresku.

En ella los participantes se colocan en una fila abarcando el círculo de la plaza, tomándose entre ellos de las manos, y dirigida la cuerda, o soka, por el primero o aurre esku (mano delantera). Hemos de añadir que, sin ninguna razón sólida, se ha sostenido que la mujer no ha tenido ningún papel importante en el desarrollo de esta danza. Pudiera ser porque muchos de nuestros folkloristas han sido clérigos, con cierta carga de puritanismo moral, o, también, por el romanticismo de cierta época, otorgando a la mujer un determinado papel, o simplemente, cuando ellos escriben no se practicaba con asiduidad.

El Padre Donostia nos señalará que:

"el hecho es que la mujer vasca no baila en el verdadero sentido que la palabra tiene entre nosotros. Asiste al baile y toma parte en él; pero como bien se ha dicho, es para "ser bailada", para que ante ella muestre el varón sus habilidades"1.

Otro clérigo, historiador de Bizkaia, como Estanislao de Labayru, irá más lejos aún, diciendo que:

"los bailes bascos, en su mayor parte, y por su naturaleza y carácter son de hombres solos o de solas mujeres; en los primitivos no hay mezcla se sexos".2

Hecho totalmente incierto, puesto que la mezcla de sexos es la base de las Soka dantzak. Estas interpretaciones han estado muy extendidas entre los principales estudiosos de la cultura vasca del siglo XX, como podemos observar, aún entre historiadores importantes. Juan Carlos Guerra es el que define de forma enteramente romántica el papel de la mujer en este tipo de danzas, indicándonos que lo hacen

"en actitud de estatua viva, a quien conturban las miradas indiscretas del público, bajos los ojos por la modestia ruborosa ... por el honor de que es objeto, se deja bailar como la diosa primitiva, aplaudida por la multitud ... bella y graciosa en si misma, y por si misma, sin acción que profane la gloria, sin ademan que destruya la apoteosis".3

Leyendo a estos autorizados autores, aunque bien es cierto que cuando realizan sus trabajos pudiera no ser práctica habitual la danza, sorprende que no hayan conocido escritos históricos en los que nos muestran a la mujer manteniendo en ciertas Soka dantzak una posición mucho más activa que la ofrecida por ellos. Por ejemplo Juan Ignacio Iztueta, que escribe en 1824 su libro sobre las danzas guipuzcoanas, señala variantes de este tipo de danzas, usándose en ellas hasta melodías diferentes según quienes toman parte activa en la dirección de las mismas. Una correspondería a la dirigida solemnemente por los hombres (Gizon-dantza), otra de características similares por los jóvenes (Gazte-dantza), la tercera por las señoras (Etxe-andre-dantza), la cuarta, sin tanta solemnidad, por los galanes (Esku-danza galaiena), y la quinta, de la misma característica, por las chicas (Esku-dantza neskatxena).4

En todas ellas comienza la danza un grupo de uno de los sexos, siendo dirigida por el primero/a de la cuerda, obsequiando con sus danzas a los del sexo contrario. Es evidente que en tiempos de Iztueta, en las primeras décadas del siglo XIX, las señoras casadas y las jóvenes comenzaban y dirigían este tipo de danzas. Es cierto que este autor señala que, generalmente, las señoras casadas bailan a sus maridos el tercer día de las fiestas patronales, dedicado en dicha época particularmente a las mujeres y que, en algunos pueblos, aún recuerdan o practican.

Otro gran investigador de nuestro folklore, Resurrección María de Azkue, también clérigo, habiendo leído al mencionado Iztueta, y conociendo, por tanto, que las mujeres dirigían la Soka dantza, no conceda mucha importancia al hecho de que en su villa natal, Lekeitio, bailasen el día de San Juan, y no plasme sus melodías en la publicación de su cancionero popular normal, premiado en un concurso en 1915. Al intentar recuperar la danza en 1974, se revisaron sus publicaciones buscando las melodías de la danza, que esperábamos encontrar. La única referencia sobre ella se encuentra en una publicación realizada por el semanario Euskalzalea que él dirigía, denominada "Euskerazko eresiak". Azkue titula una de las piezas de esta colección como Neska-dantzea, y al pie de ella nos indica que en Lekeitio la mañana del día de San Juan, al son de esta misma melodía que toca el tamboril, las mujeres hacen el Aurresku y demás danzas ("emakumaak aurresku ta guztiko dantzea egiten dabe"). Pero ésta solamente corresponde a una de las tres melodías que viejos txistularis de Lekeitio nos habían proporcionado, las otra dos las recoge titulándolas como Rondó de tamboriles, en su colección de canciones selectas, sin ninguna mención al uso que de ellas se hacía en Lekeitio5. Es evidente que conocía su existencia, pero no presenta de forma detallada el hecho, sino más bien enmascarando algunas melodías.

Después de este preámbulo, pasaremos a presentar algunos datos históricos que muestran que la intervención de las mujeres en la Soka Dantza ha sido bastante más importante que lo que se ha venido afirmando durante muchos años, aún por personas con amplia formación.

Comenzaremos por mencionar que la más primitiva visión que de un dantzari vasco encontramos es la de una muchacha en posición de baile, Nos la ofrece el alemán Christoph Weiditz entre los grabados que realizó en 1529. Una de las colecciones más importantes que sobre las figuras femeninas vascas, con sus tocados corniformes primitivos, se han realizado. Siendo por ello muy conocida y apreciada. Entre ellas encontramos la de una joven, con ademán de bailar, con los brazos en posición para ello, añadiéndose al dibujo, en su parte superior, la cita de que "así bailan las mujeres en Bizkaia". No hay duda de que es la muestra más evidente de la participación activa de la mujer en la danza vasca y en una época muy antigua.

Sobre la danza con participación de hombres y mujeres existen datos muy antiguos, dando fe de su existencia anterior. Por ejemplo, en cuentas de Markina de 1559, por los gastos de la fiesta celebrada por la paz con el rey de Francia, encontramos las siguientes razones:

"por la dicha villa e arrabales e campos e robledal danzaron muchos vecinos de la dicha villa" ... "así hombres como mujeres e doncellas e mozos" ... "al sonido del tamboril e de otras personas que cantaban".6

De estas notas podemos destacar que se danzaba tanto al sonido del tamboril como al del canto de las personas, así como, danzaban hombres, mujeres, doncellas y mozos. La pregunta que nos surge es si danzaban todos juntos o se turnaban en sus danzas según características de sexo y edad, como nos indicaba Juan Ignacio Iztueta en 1824.

Unos años más tarde, en 1588, las Crónicas de Ibargüen-Cachopin nos presentan la forma que adquieren este tipo de danzas, al decirnos que la danza vizcaína se realiza:

"trabándose por las manos muchos de ellos y todos los que quieren danzar y así hacer un muy grande corro de danza, metiendo y tomando por las manos a una mujer o moza entre medias de dos hombres".7

La frase "trabándose de las manos" la usan posteriormente los obispos cuando quieren definir las danzas mixtas, entre hombres y mujeres, que desean controlar o prohibir. Esta situación coreográfica es el fundamento de nuestras Soka dantzak, algunas de las cuales toman la denominación de Aurresku, o primera mano.

Lo que termina de dar carácter a este tipo de danza plenamente social, la realizada entre hombres y mujeres, es quién ocupa dicha primera mano, es decir la dirección de la misma. Ello da una oportunidad de destacar al que la detenta. En momentos solemnes en los que toda la colectividad se encontraba en la plaza solía ser el alcalde, dando a entender con ello quién poseía la autoridad en el municipio. A veces, podría ser hasta el cura, como se indica en una carta escrita en 1652 desde Gizaburuaga, Bizkaia, dando cuenta de las fiestas del pueblo. En ella se indica que el vicario de Lekeitio guió la danza principal en la que tomaron parte todos los vecinos con sus mujeres, bailando en la "retaguardia" o última mano el "andiki" o señor del lugar. Hay que decir que en la danza también tiene importancia ocupar el final de la cuerda. Posteriormente, después de cenar, volvió a bailar el vicario y "se hizo astillas a cabriolas y vueltas" 8. Al parecer era un buen bailarín y muy aficionado nuestro clérigo.

Según el historiador vizcaíno J. Antonio de Zamácola, que escribe en 1818, nos indica que:

"estas danzas empiezan comúnmente por los jóvenes solteros, siguen después las solteras, luego los hombres casados, y por fin las mujeres casadas si quieren bailar, y continúan después toda una tarde sin guardar mas el orden alternativo"9.

Con ello nos señala quiénes son los que comienzan y por ello dirigen las danzas. Pocos años más tarde J. I. Iztueta completará esta información al presentar los cinco tipos de danzas ya mencionados. También otros autores del país nos presentan este hecho de danzas dirigidas tanto por hombres como mujeres.

Tampoco faltan escritores extranjeros que al describir nuestras danzas de fiesta destacan en ellas la participación de las mismas. Una muestra de ello nos ofrece C. A. Fischer, cuando en 1797 trata sobre una romería en Bilbao. Habla de la creación de dos filas una de muchachas y mujeres y otra de varones. Refiriéndose a las mujeres nos indica:

"usted ve una fila de muchachas y mujeres que se agarran de las manos y se mueven en una línea, mientras que sólo la primera, como destacada danzarina, hace algunos pasos de vez en cuando, durante las cuales ella se vuelve hacia sus compañeras"10, mientras las demás caminan lentamente.

Datos del siglo XIX siguen mostrando con toda normalidad la existencia de danzas dirigidas por mujeres. Por ejemplo en Portugalete en 1857 se organizan fiestas entre los bilbaínos que acuden a la villa a pasar el verano, indicándose en una carta:

"baste deciros que se bailaba hasta el aurresku, el cual lo hizo un día primorosamente Antonia la modista, mujer de Emilio"11.

Pasados los años, en 1875, al tener noticia de una victoria liberal en Cataluña un periódico bilbaíno recoge la noticia de la fiesta que se organiza en dicha villa de Portugalete, donde se destaca el Aurresku de las señoras, el cual fue calurosamente aplaudido por los concurrentes12.

En otro punto vizcaíno, en Areatza-Billaro, villa del valle de Arratia, donde en 1872 acuden unos bilbaínos de excursión, los cuales tienen intención de organizar un Aurresku junto a otros nativos, se encuentran que cuando piden permiso para hacerlo la plaza estaba ocupada por unas chicas que estaban bailando su Aurresku13.

No solamente datos históricos, también puedo recordar datos vividos en mi niñez, hacia la década de 1940. En el pueblo de Ubidea, Vizcaya, se realizaban Aurreskus dirigidos por las mujeres el tercer día de las fiestas de San Juan, cuando el uso de la plaza les pertenecía a ellas. También en la villa de Otxandio bailaban dicho tercer día, al cual denominaban "Koziñera egune".

No solamente historia, sino realidad actual, se da en un pueblo del Duranguesado, donde no se ha dejado nunca de bailar el tradicional Aurresku dirigido por las mujeres, sobre todo el día de Santa Ana. También se recuerda haberlo hecho en otros pueblos del entorno del monte Oiz. No conocemos el mantenimiento de esta costumbre en otras zonas de Euskal Herria, aunque en tiempos de J. I. Iztueta, según nos indica en su libro, era costumbre bastante arraigada en Gipuzkoa.

Garai celebra sus fiestas patronales los días de Santiago y Santa Ana. Desde hace siglos esta documentada la participación en sus fiestas de un grupo de ocho jóvenes bailando la Dantzari Dantza o Ezpata Dantza, finalizando su actuación con el tradicional Aurresku que denominan Erregelak. El día de Santa Ana repiten su actuación, pero una vez han concluido, son las mujeres las que toman la plaza para dirigir ahora ellas la danza de cuerda, invitando y bailando a los hombres.

Una vez reunidas las que desean tomar parte, normalmente casadas, salen en una fila dirigidas por la aurreskulari o primera mano, que va marcando los pasos de la tradicional melodía de las Erregelak, con pasos bastante similares a los de los hombres, siempre circulando en sentido contrario a las agujas del reloj. Después se coloca la atzeskulari o última mano al frente de la cuerda, bailando la melodía que le corresponde a ella. Las ayudantes seleccionan y sacan de entre los hombres que se encuentran en la plaza aquellos que van a ser parejas de las danzarinas, frente a los cuales danzan las dos, primero al de la aurreskulari y después al de la atzeskulari. Una vez finalizada la danza los toman de la mano y después de un simulacro de "culada" van con ellos a ocupar su puesto en la cuerda que siguen dirigiendo. Seguidamente se buscan e incorporan hombres para el resto de las participantes, terminando por formar una gran fila donde se intercalan hombres y mujeres, para finalizar bailando en un gran corro todo el grupo Fandango y Arin-arin y en uno más reducido las dos mujeres que han bailado de aurreskulari y atzeskulari con sus correspondiente parejas. Terminan con una gran Biribilketa que finaliza entrando todos por el portal del Ayuntamiento y subiendo al último piso del mismo donde se sirve un refresco para los participantes.

Lekeitio es otro pueblo vizcaíno que aún conserva, una Soka Dantza de mujeres aunque, como ya se ha indicado, con interrupciones temporales. Un dato de e 1682 ya nos indica su existencia al decirnos que junto a danzas de hombres "hay también danzas de mozas"14. Muchos años más tarde, a mediados del siglo XIX, volvemos a encontrar datos que nos hablan de muchachas bailando en las fiestas del pueblo. Así en un recibo de 1856, existe el pago municipal "para los refrescos de las dos mañanas y las dos tardes los días de San Juan y San Pedro de las muchachas del baile según costumbre"15. A principios del siglo XX seguía la tradición, realizándose en tres momentos de dicho día. Por la mañana, "albakuan", es decir, al finalizar la misa de 7 de la mañana, en la que las mujeres vestían falda corriente de percal y pequeño mantón de seda en los hombros sin nada en la cabeza. Al mediodía, después de la misa mayor, vestidas con falda larga negra, saya blanca bordada, chambra blanca con puntillas, mantón de crespón y zapatos negros (malporteskuak). Finalmente, después del rosario, en que se usaba el mismo traje del mediodía pero cambiando el mantón sobre los hombros, siendo ahora grandes de cachemir. Así describían la danza personas que vivían en dicha época cuando se volvió a recuperar en 1974. Hay que indicar que, anteriormente, después de ciertos años sin bailar se había rehecho en 1932, para dejar de hacerlo al iniciarse la guerra de 1936. Después de su última recuperación esta danza no ha faltado ningún año en la plaza de Lekeitio, bailándola solamente al mediodía del día de San Pedro, junto a la tradicional Kaixarranka.

Su coreografía se ajusta a la forma clásica, con pasos propios así como sus melodías, de las que ya hemos hecho referencia. Su presentación en la plaza, vestidas las muchachas con ropas de finales del siglo XIX, con sus hermosos mantones, es solemne y llena de colorido, mostrándonos con todo rigor y claridad la participación activa de las mujeres en la Soka Dantza o Aurresku en épocas anteriores.

En otra población del Duranguesado, Iurreta, hace unos años que se ha incorporado de nuevo esta costumbre en las fiestas de San Miguel. Se ha hecho a partir del conocimiento de su práctica anterior. El historiador de Bizkaia, Juan Ramón Iturriza, ya menciona una danza que se realizaba en Durango el día dedicado a las doncellas, en el que éstas tenían la potestad de hacer ofrenda en la iglesia, entrando en ella con el cabello descubierto. Las matronas o mayordomas de ellas son las que dicho día toman una danza como dice el escrito. Dato más cercano es el que nos ofrece E. B. Stephens en 1836, periodista inglés que vino en tiempos de la guerra carlista y nos ofrece una magnífica descripción de un Aurresku de muchachas en la plaza de Iurreta. Dice así en su escrito que presenta el hecho como una batalla entre las muchachas y los hombres:

"y una larga fila de mujeres jóvenes hizo la primera demostración de operaciones activas apareciendo sobre el césped agarradas de la mano, guiadas por la que iba en primer lugar, que conducía su grupo de heroínas con una especie de movimiento saltatorio".16

Sigue haciendo una amplia descripción del ambiente que finalmente se crea, donde, después de completar la fila con los hombres, no faltan los golpes y culadas entre ellas y ellos. Así lo describe:

"cada héroe y cada heroína se situaban recíprocamente entre dos enemigos del sexo opuesto y estaban obligados por turno a enfrentarse a los dos. Todos estaban en guerra por turnos con sus vecinos".

Finalmente nos dirá que:

"todos los lazos del inmenso círculo se cortan en un instante; los combatientes lanzan arriba sus brazos y danzan por separado alocadamente".

Este momento de la danza se describe de forma semejante por muchos escritores de esta época.

Hoy en día, en Iurreta, la Soka Dantza dirigida por las muchachas se realiza en la tarde del día de San Miguel, después que los chicos han bailado la Dantzari Dantza. A estos les corresponde dirigir el Aurresku de la mañana. La estructura de la danza es similar en ambas Soka dantzak. La única diferencia es que la melodía del baile en cuerda, las Erregelak, se toca con distinto ritmo según se toque a las chicas o a los chicos.

Otro sitio en que últimamente, al tener conocimiento de su existencia anterior, se ha organizado una Soka Dantza dirigida por las mujeres es en Deusto, antiguo ayuntamiento, hoy en día anexionado a Bilbao. Un escrito publicado en 1846, recoge información sobre las fiestas patronales del día de San Pedro. En el escrito se dice que:

"es antiquísima costumbre que después de la misa mayor bailen un zortzico las mujeres casadas, en el que se da el primer puesto o sea el aurrescu a la mejor danzarina del pueblo"17.

Añadiendo que aurresku quiere decir primera mano.

Hoy en día, desde hace varios años, el día de San José, que es cuando celebra sus fiestas este actual barrio bilbaíno, se juntan las mujeres para bailar y dirigir una Soka Dantza. Para ello, han buscado y elegido músicas, así como pasos y coreografías, estructurando y creando una danza en la que las mujeres honran a los hombres bailando ante ellos. También en otra zona de Deusto dirigen un Aurresku: las mujeres del barrio de San Ignacio, en fiestas de dicho santo.

Para finalizar, como resumen, diremos que, en contra de la opinión de muchas personas, las mujeres han bailado y dirigido activamente la Soka Dantza o Aurresku, como se puede demostrar históricamente y que, en varios pueblos vizcaínos, han continuado o recuperado esta costumbre tradicional que esperamos se conserve o extienda a otras zonas, restableciendo el papel que ha desempeñado la mujer.

1P. DONOSTIA. "Txistu y danzas". Obra Literaria. Conferencias II. Tomo V, p. 111. Eusko Ikaskuntza.

2LABAYRU, Estanislao J. de. Historia General de Bizcaya. Tomo I, p. 730.

3GUERRA, Juan Carlos. El Aurresku. Manuscrito en poder de Euskaltzaindia. Microfilm 4790-Guerra.

4IZTUETA, Juan Ignacio de. Gipuzkoako dantza gogoangarriak.

5AZKUE, Resurrección María de. Cancionero Popular Vasco-Canciones selectas armonizadas por el autor. Quinto grupo-Danzas sin palabras, p. 68.

6ARCHIVO MUNICIPAL DE MARKINA. Libro de Actas (1556-1563). Sig. C-6-A. Folio 237.

7Crónica de Ibargüen-Cachopín. Archivo Diputación de Bizkaia. Varios. Libros Antiguos-del 49 al 53. Tomo III. Cuaderno 65.

8VALLE DE LERSUNDI, Joaquín. "Una familia de ferrones, los Beyngolea". Boletín R.S.B.A.P. Cuaderno 3º y 4º. 1979, p. 492.

9ZAMÁCOLA, J. Antonio de. Historia de las Naciones Bascas. Tomo II, p. 258.

10FISCHER, Christian August. Descripción de Bilbao en el verano de 1797. Estudios Vizcaínos nº 7-8. Bilbao, 1973.

11GORTAZAR, Juan Carlos de. Bilbao a mediados del siglo XIX. El Cofre Bilbaíno, p. 324.

12El Noticiero Bilbaíno. 20 de diciembre de 1875.

13GOYOAGA, Baldomero de. Album de unos locos, p. 189.

14UGARTETXEA Y SALINAS, J. M. Obras completas. Tomo 1º. Lekeitio, pp.156-7.

15ARCHIVO MUNICIPAL DE LEKEITIO. Cuadernillo de documentos-Ingresos y gastos. N.º 9-Imprevistos. Libreto N.º 5.

16STEPHENS, Edward Bell. The Basque Provinces... London, pp. 161-174. Traducción Rosa Lejardi.

17P. L. - Deusto. Revista Pintoresca de los Paises Bascongados, pp. 98-101. Adolfo Pean y Compañía. Bilbao, 1846.