Painters

Santafé Largacha, Antonio

Pintor y acuarelista vizcaíno, nacido en Bilbao, el 14 de junio de 1912. Fallecido en 1985.

Realizó sus estudios artísticos en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao, siendo sus profesores Aurelio Arteta e Isidoro Guinea. En 1941 realizó su primera exposición en la Sala Alonso de Bilbao, obteniendo buen éxito de crítica y público. A partir de esta fecha expone en muchas exposiciones individuales en Bilbao, Madrid, Vitoria, Barcelona, San Sebastián; en Bilbao con el Grupo Bilbao (1968) y en San Sebastián (1969) con el mismo grupo.

Concurrió en los años 1951, 1955 y 1956 a las Exposiciones Bienales Hispanoamericanas celebradas en Madrid, La Habana y Barcelona, y en 1958 concurrió al III Salón de Pau (Francia). En 1964 le fue concedida una beca de la Fundación Juan March.

Ha obtenido los siguientes premios: Medalla de Plata en la Exposición Provincial de Vizcaya (1945); Medalla de Oro de Bilbao en la Exposición Provincial ( 1946); Premio del Ayuntamiento de Madrid en el XX Salón de Otoño (1946); Premio de la Diputación de Guipúzcoa en la Exposición Nacional de Bellas Artes, de Madrid ( 1957); Premio de la Diputación de Cádiz, en la Exposición Nacional de Bellas Artes, conmemorativa de los cien años, celebrada en Barcelona (1960); Gran Prix de pintura figurativa en la I Exposición Internacional de Pintura en Bayona (1965).

Obras más representativas: Puerto, El viejo Mural, Picaraza, Ría de Bilbao, Jarra de chacolí, Flores, Naturaleza muerta, Bañista, Hiroshima, Flores blancas, Paisaje vasco y Signos eternos.

Luis de Castresana (Bilbo, 1974), lo ve así:

"su individualidad, su emoción y autenticidad, su grafía, su palpitación: eso, en fin, que con precisa imprecisión llamamos estilo. Y hay un estilo Largacha logrado sobre el yunque del estudio y del trabajo; un estilo del que han brotado algunos de los mejores paisajes de la pintura vasca y, en mi opinión, algunos de los bodegones más conseguidos de la pintura española contemporánea".

Emy Armañanzas (Bilbo, 1978):

"Los paisajes que Largacha pinta, entre sólidos y estilizados a la vez, escogiendo los momentos de más luz y en los que asoma el elemento humano como parte integrante del paisaje, confirman su tendencia impresionista". "Disuelve todas las cosas estables en una metamorfosis y presta a la realidad el carácter de lo imperfecto y lo no acabado. Renuncia al dibujo en favor del atractivo sensual basado en la disolución de los colores como juego de reflexiones de luz y de sombras iluminadas".