Concept

Regatas de Traineras

Fabricantes, remos, estilo de bogar

Las traineras de pesca fueron hasta 1916, las utilizadas en las regatas. Pero en aquel año Vicente Olazabal construyó en Mutriku, para la tripulación de Getaria, una trainera estilizada, de 400 kilos de peso, que fue bautizada con el nombre de "Golondrina". Paralelamente, los vapores de pesca arrinconaron definitivamente las embarcaciones de altura movidas a remo. Comenzaron a construirse las traineras con el fin único de la competición. Un carpintero de Getaria llamado Eusebio Lazcano, construyó entre 1919 y 1929, la mayoría de las embarcaciones utilizadas en regatas. No siendo ya necesario transportar la pesca, el diseño de las traineras fue cambiando. Disminuyó la manga y el peso, aunque se mantuvieron los 12 metros "clásicos" de la trainera de pesca. En las regatas de San Sebastián, en el año 1921, no se indicó eslora, presentándose traineras muy estilizadas que suponían ventaja.

De ahí que a partir de 1922 los reglamentos señalan la eslora máxima entre perpendiculares, que podía fijarse entre 41 y 43 pies. Desde 1930 las dimensiones de las traineras son: 12 metros de eslora; alrededor de 1 ,75 metros de manga y alrededor de 0,90 metros de puntal. Pero el peso fue disminuyendo al compás de la introducción de nuevas técnicas y materiales. Quien marcó la pauta fue Pedreña, de Santander, con su famosa trainera "Cantabria" que llegó a límites impensados, pues construida en 1944 en madera de Guinea, sólo pesaba 165 kilos y su casco tenía un espesor de 4 milímetros. Por supuesto cambió también el diseño tradicional de la sección vertical, que hasta entonces en su centro era un semicírculo, y que en la "Cantabria" presentaba unos entrantes profundos en ambos costados, al objeto de reducir la superficie de contacto con el agua y disminuir la resistencia.

También desaparecía la quilla con lo que la estabilidad era sólo posible en mar de olas suaves. Pero las más famosas regatas de traineras eran las celebradas en San Sebastián. Auténticas pugnas en mar abierto donde en días de fuerte mar, muy frecuentes en el mes de setiembre, sólo podían navegar embarcaciones sólidas, construidas con la plantilla de las antiguas traineras de pesca. Y así el Centro de Atracción y Turismo fabricó en 1951 un juego de embarcaciones, exactamente iguales todas ellas, que impuso a las tripulaciones que deseaban participar en La Concha. Paralelamente, la Federación Española de Remo se vio obligada a intervenir señalando las características de las embarcaciones utilizadas en regatas oficiales, y que, hoy en día, son las siguientes:

Eslora máxima entre perpendiculares12m.
Puntal mínimo a proa, entre la cara inferior de la quilla y la cara superior de la regala0,95 m.
Puntal mínimo a popa, entre la cara inferior de la quilla y la cara superior de la regala0,75 m.
Puntal mínimo en la cuaderna maestra entre la cara superior de la quilla y la cara superior de la regala0,60 m.
Manga mínima inferior de la cuaderna maestra1,72 m.
Manga de la cuaderna maestra a 0,23 m. de la cara superior en la quilla o inferior a la sobrequilla1,17m.
Peso mínimo de la embarcación sin remos ni accesorios200 k.

El plano de las embarcaciones es diseñado por el propio constructor, que emplea 26 costillas, o cuadernas, en las traineras, y 21 en las trainerillas. Todo este material es de roble. La entablación exterior se hace en madera de pino importado de Escandinavia, sujeta al costillaje por más de 8.000 clavos galvanizados. Las tostas y toletes se adaptan a las medidas de los remeros. Valentín Icaceta, de familia de ebanistas, comenzó la construcción de embarcaciones en el año 1944 con un encargo para Sestao. En 1970, a los 62 años de edad, llevaba fabricadas más de 500 traineras, trainerillas y bateles de competición, construcción que alternaba con la de outriggers y otras embarcaciones de banco móvil. También los remos han experimentado sustanciales transformaciones en lo que va de siglo, transformaciones en parte impuestas por la disminución en el peso de las traineras y su menor altura. Hace 70 años la longitud era de hasta 4 metros y el peso de 4,5 a 5 kilos; el reglamento de las regatas de Bilbao de 1919 establecía las siguientes dimensiones: 1 remo de 14 pies, 2 remos de 12 pies y 7 pulgadas, 10 remos de 13 pies, 1 remo de patrón de 17 1/2 pies.

Paulatinamente los remos se han ido acortando y la pala tomando una mayor superficie siendo las actuales dimensiones de 3,200 kilos de peso, 3,57 metros de longitud y la anchura máxima de pala 0,20 metros. Antiguamente los remos se fabricaban en una sola pieza. Hoy son de dos piezas encoladas. El remo va sujeto a la trainera en un palo de unos 20 centímetros, que sale verticalmente de la borda. Un anillo de cuerda de cáñamo (estrobo) une tolete y remo, yendo éste siempre en la parte anterior. El remero se sienta en el banco (tosta) de cara a la popa de la embarcación, con los pies apoyados en el banco de adelante. Aferrando con ambas manos el mango, introduce el remo en el agua con un impulso fuerte de proa a popa. Cuando el remo va en el aire, para repetir la operación se coloca la pala paralelamente a la superficie del agua a fin de oponer menor resistencia. El patrón gobierna la trainera con un remo de mayor tamaño, que sale del casco por la borda de estribor.

La evolución en las embarcaciones y en los remos ha cambiado totalmente la forma de la remada. En nada se parece la boga en una pesada kalera del siglo pasado a la boga en una estilizada trainera de nuestros días. Antes el remo era largo y pesada la embarcación; en consecuencia la boga era un juego de cintura, lento, profundo y sostenido. Con la disminución del peso hasta el de las actuales lanchas que permite la Federación ese estilo de bogar es imposible porque la estabilidad es precaria y porque el contragolpe de la tripulación -trece hombres con una tonelada de peso- actuaría de freno en la trainera. Así, el juego de antebrazo sustituye al de cintura. El ritmo se hace más rápido y la palada más corta. El ritmo de boga varía según el estado del mar. Con aguas agitadas una palada corta haría perder muchas remadas. Entonces la boga se hace más profunda que en aguas calmas.

En 1901 la tripulación de Pasai San Pedro dio 26 paladas por minuto de media en las regatas de La Concha; en los últimos años el ritmo de boga de la tripulación de Hondarribia era alrededor de 50 paladas por minuto. Este dato nos señala el cambio de ritmo producto a su vez de la profunda transformación de todos los elementos que intervienen en las regatas de traineras. Sin embargo, la reaparición de Orio en las regatas de traineras de 1970 supuso un nuevo cambio de estilo: el remo largo, la boga más lenta y profunda, la ausencia de "txampas" en la salida... Su ininterrumpida serie de victorias rotundas demostró la eficacia de esta técnica, que se aproxima a la tradicional. Aunque en la base de ello esté una cuidada preparación física, de acuerdo a los más modernos sistemas.