Municipalities

Pasaia

El actual municipio de Pasajes se constituyó como tal a lo largo del s. XVIII- XIX con localidades pertenecientes a San Sebastián, Hondarribia y Alza y en torno del importante accidente natural del fiordo abierto entre los montes Ulia y Jaizkibel. Sus componentes son, sin embargo, mucho más antiguos.

  • El puerto de Oiarso.

Oiarso, ciudad hoy desconocida, se enclavó en algún punto de la desembocadura del río Oyarzun en el puerto, razón por la que éste se denominó en el s. XIII puerto de Oiarso o canal de Oiarso. Allí desembocaba asimismo la calzada romana procedente de Tarraco que comunicaba a este extremo occidental vascón con Pompaelo (por Belate) y con el valle del Ebro. A ambos lados de la entrada la población pescadora (ballena, bacalao, etc.), erigió sendos poblados que, con el tiempo darían origen a San Juan y San Pedro. Parece ser que el valle de Oiarso, al que pertenecería San Juan, abarcó desde el canal de Pasajes hasta el río Bidasoa, manteniéndose dentro del área del dialecto altonavarro hasta nuestros días.

  • Puerto de San Sebastián

El Fuero de San Sebastián concedido por el monarca navarro Sancho VI El Sabio en el siglo XII abarcó territorialmente de Hundarribia usque ad Oriam, es decir, del Bidasoa al Oria. Fue, pues, Pasaia, puerto dependiente de Donostia y sus dos poblados pertenecieron también a ésta hasta 1203 en que Alfonso VIII de Castilla separó a Hondarribia dotándola de territorio propio. Pasai Donibane quedó comprendido dentro de este territorio aunque siguió conservando su término y autonomía. El disfrute del puerto por Donostia fue reconocido por los habitantes de Oiartzun en una escritura de concordia otorgada el 26 de febrero de 1339 y también por los de la villa de Rentería en cierta composición firmada en la misma época. El puerto de Pasaia compitió con los de San Sebastián (Concha, Urumea) y los de Hondarribia (Asturiaga, la Lonja). En la orilla occidental hubo un castillo que fue demolido en 1404. Una de sus torres, situada en lo más estrecho del canal, perteneció a San Sebastián. Conforme bajó el nivel del agua y se iba cegando el puerto, las naves de mayor calado tuvieron que echar ancla en el canal a cuyas orillas fueron constituyéndose muelles de descarga y carga cada vez más complejos. Topónimos y apellidos actuales dan testimonio de la población gascona que en la Edad Media se estableció en torno al puerto.

  • ¿Los pasaitarras en Roncesvalles?

Desde que, en 1850 se publicara el Compendio historial escrito en 1625 por Lope Martínez de Isasti, atribuyendo a un tal Juanes de Ubilla, "capitán valeroso", el que "con la gente de este lugar" fuera a la "batalla de Ronces-valles contra el ejército del Emperador Carlo Magno...quedando victoriosos los españoles", diversos autores han reproducido el pasaje sometiéndolo más o menos a crítica. El mismo Isasti dice inferir (fol. 238 del manuscrito de Tolosa) esta participación de la existencia de una inscripción, ya desaparecida en su tiempo pero recogida por un notario público: "In gratiarum acttione, pro Victoria obtenta, et complem.to Voti facti Deo, et B. Maria S. V. era octingentesima decima quarta, quando ibimus ad Orierriegam, et saltum Pirinei, nunc de Roncesballes preliaturi contra exercitum Caroli Magni francorum Regis cum nostro basconiae Populo pro se, et sociis de Pasage, Victoribus = Ioanes de Vbilla me fecit." Traducida por el mismo Isasti como: "Dando las gracias por la victoria alcanzada, y cumpliendo con el voto hecho a Dios, y a la Bienaventurada María siempre Virgen en la era de ochocientos y catorce, quando fuimos a Orierriaga, y Puerto del Pirineo, que agora se llama Ronces-Valles, a pelear contra el exercito de Carlo Magno, Rey de los Franceses con nuestro Pueblo de la Basconia, por si mesmo, y sus compañeros del Pasage vencedores. Juanes de Vbilla me hizo". Esta inscripción se habría hallado, según el mismo cronista, labrada en una roca "que servía de peana a una cruz alta de piedra, que hoy se ve, en que está la imagen del descendimiento de la cruz". "Este humilladero (de Nuestra Señora de la Piedad) -prosigue- que estaba a modo de ermita en un peñasco, deshicieron para engrandecerla en el mismo peñasco, Juanes de Ezquiroz y Ubilla y Catalina de Villaviciosa su muger, patronos de ella año de 1580 y porque fue forzoso romper el peñasco donde estaba la inscripción". Posteriormente se labró otra inscripción, mejorando el latín de la primera y otra con el texto castellano, todo esto en una fecha indefinible entre los siglos posteriores al Compendio de Isasti. Ambas pueden verse en la reducida ermita aún existente en Pasai Donibane careciendo apenas de interés histórico. Es, pues, el texto de la primera transcripción, el recogido por Isasti, el que interesa como probable o dudosa fuente histórica. Ya Floranes, en la primera edición de la obra de 1850, señalaba que la palabra Pasage era lo suficientemente moderna como para delatar su posterioridad al siglo VIII. También señaló que la fórmula Joannes de Ubilla me fecit era la habitual de los canteros desde los tiempos de Carlos V, es decir, desde el siglo XVI. La imposibilidad de conocer un texto anterior a éste y la circunstancia de hallarse los Ubilla en posesión del patronato de la ermita nos alertan sobre la probabilidad de que nos hallemos ante uno de los muy frecuentes casos en que determinadas familias hidalgas -o aspirantes a la hidalguía- interpolaban en su árbol genealógico un pariente semilegendario emparentado con algún hecho glorioso. No hay que olvidar, además, el clima bélico franco-español de los ss. XVI y XVII en el que una proeza "antifrancesa" podía añadir aún más brillo a determinados blasones fronterizos. Dicho todo esto no deja de extrañar, sin embargo, que en un texto renacentista se aluda, en pleno furor cantabrista, a Basconiae populo, muy a la manera de los vascofranceses Dechepare (1545), Oihenart (1638), e incluso a la tradición latina (Rymer, doc. de 1359 que cita aún a Vasconia ) pero lejos de los usos historiográficos vigentes al Sur de los Pirineos en los tiempos de Isasti. Llama también la atención que el autor del texto recoja el nombre autóctono vasco de Roncesvalles, Orierriega u Orreaga, absolutamente omitido en las fuentes altomedievales y muy infrecuente en los historiadores anteriores a nuestros días. Tampoco hay que olvidar que la antigua ciudad de Oiarso fue vascona y no várdula, es decir, perteneció a la Vasconia propiamente dicha antes de pasar a formar parte de la Vasconia genérica altomedieval vencedora de Carlomagno. La existencia de ciertas recurrentes navarras en la tradición y en la leyenda (leyenda de Juztiz en Hondarribia, la de Vizcaya en el mismo Pasaia) pueden resultar interesantes indicadores de la existencia de cierta memoria histórica conservada aún en la época de nuestros primeros historiadores.

  • Pleitos entre San Sebastián y Rentería por Pasaia (1374 y 1376)

En el siglo XIV dos litigios entre las villas de San Sebastián y Rentería tuvieron como consecuencia la declaración del puerto como realengo. Según recoge Gorosabel, la villa de Rentería se opuso después al dominio de San Sebastián sobre Pasaia y bajo el fundamento de que este puerto fue llamado primitivamente de Oiarso, y de ser ella la cabeza del valle, disputó a San Sebastián sus derechos respecto del mismo. El pleito más antiguo de que se tiene noticia es el que tuvo lugar en el año de 1374 que fue promovido por el concejo de Rentería, asociado de su tierra de Oiartzun y ferrones de ella. La demanda de éstos comprendía principalmente dos puntos. El primero, giraba sobre la sisa que San Sebastián exigía al hierro y acero que sacaban del puerto; el otro sobre que les obligaban a descargar la mitad del trigo que traían, para llevarlo a San Sebastián. Enrique II, estando en esta ciudad, encomendó el conocimiento de este negocio al doctor Juan Alfonso y a Ruiz Bernal, oidores de su Audiencia, quienes en vista de varios documentos presentados por las partes, lo fallaron en Valladolid el 30 de septiembre del mismo año, declarando lo siguiente:

1. Que según las leyes el puerto de Oiarso era público, y los derechos de él pertenecían a la corona real.

2. Que la villa de San Sebastián no podía exigir sin real licencia sisa ni tributo al hierro que se cargase o descargase en dicho puerto.

3. Que los vecinos de Rentería y su tierra de Oiartzun eran libres y exentos de pagar imposiciones por lo que labraban en sus ferrerías, y por las mercaderías que cargasen o descargasen en el mismo puerto, salvo los derechos debidos al Rey.

4. Que los vecinos de Rentería y tierra de Oiartzun no estaban obligados a llevar a San Sebastián la mitad del trigo que trajesen a este puerto para el consumo de los mismos pueblos.

5. Que los extraños, que trajesen trigo y viandas a este puerto, debían descargar la mitad de la carga para San Sebastián. No consta si esta sentencia se ejecutó o no pero lo más probable es que por parte de San Sebastián se hubiese suplicado de ella.

Continuando las disidencias, ocurrieron varios bullicios, peleas, muertes, robos, daños, talas de viñas, manzanales y demás árboles de una y otra parte. Estas sometieron sus diferencias a la determinación del Rey, quien pronunció su sentencia en Sevilla el 13 de abril de 1376, con vista de los privilegios, cartas de avenencia y ejecutorias que había sobre el asunto, haciendo las declaraciones siguientes:

1.ª Que el puerto correspondía de derecho a la corona real, bajo cuyo señorío se hallaba.

2.ª Que, esto no obstante, los vecinos de Rentería y tierra de Oiartzun podían traer por el mismo puerto en sus barcos los mantenimientos y demás cosas necesarias para su uso, sin tener que descargarlas en San Sebastián.

3.ª Que aquéllos podían también traer libremente por este puerto los mantenimientos y demás cosas en barcos alquilados o fletados pero que, en tal caso, debían acreditar el convenio que hubiesen hecho con el patrón por medio de escritura pública, y que además jurara éste que la tal carga era para los habitantes de Rentería, Oiartzun y sus ferrerías.

4.ª Que los vecinos de estos dos pueblos pudieran así bien andar, entrar y salir libremente por este puerto pescando, y llevar lo que pescaren a los mismos pueblos o a sus ferrerías, sin que los de San Sebastián pudieran poner en ello ningún embarazo.

5.ª Que los vecinos y moradores de San Sebastián en todos sus términos pudieran usar libremente de este puerto, descargando en él las cosas que se trajesen en naves propias o fletadas y lo que así trajeren llevar a la misma villa por mar o por tierra sin contradicción alguna.

6.ª Que los vecinos y moradores de San Sebastián y sus términos pudieran pescar libremente en este puerto con sus lanchas o en cualquier otro barco, entrar y salir a la mar a pescar, y llevar a donde quisieren la pesca que cogieren, sea por tierra o por mar.

7.° Que los barcos que entraren en este puerto, no siendo para los de Rentería y Oiartzun y sus ferrerías, tengan que descargar del pan y demás cosas que trajeren la parte que habían acostumbrado descargar y llevarla a vender a San Sebastián; pero que, si quisiesen descargar toda la carga, tengan que llevarla a vender a la misma villa. El mismo monarca mandó ejecutar esta sentencia bajo ciertas penas mediante real cédula librada en Palencia el 19 de noviembre de 1377, confirmada por Juan I en las cortes de Burgos el 8 de agosto de 1379.

  • Noticias de San Juan medieval.

Según una sentencia del Dr. Gonzalo Moro, de 1399, San Juan poseía cerca de una docena de casas. En 1450 existe un molino de don Pedro de Olaizola. Fermín Iturrioz describe este poblado medieval de esta forma:

"De norte a sur sus términos se extendían desde la angosta entrada de su puerto, limitada por las peñas Arando Grande y Arando Chico, hasta la regata o molinos de Bordandia (Erroteta) que la separa de los confines de Lezo. En el primer tercio de este recorrido, de norte a sur, apenas se podía señalar en los ss. XIV y XV más construcciones que las del molino de D. Pedro de Olaiçola y unos modestos astilleros, ambos en el fondo de la ensenada de Calabursa, hoy Laborza. Más al sur, la atalaya y las defensas del Mirador, a donde acudían los hombres del lugar con sus armas, cada vez que el cuerno del vigía o la campana de San Juan de la Ribera llamaba a rebato, anunciando la presencia de barco corsario o escuadra enemiga. El extremo sur, más resguardado y tranquilo, ofrecía mayor actividad industrial y comercial; un molino en la regata de Bordandia (Erroteta), a su oeste un hospital para pobres mendicantes, común al Pasaje y a Lezo; a continuación almacenes del Rey, astilleros, diques, ferrerías y en Bordalaborda la casa y torre del Rey. La real cordelería servía de lazo de unión entre el último lugar y el barrio de Vizcaya, avanzadilla del núcleo principal de la población en dirección a Lezo. Sus casas, alineadas en parte a lo largo de la marisma, dejaban de trecho en trecho un hueco, para que las situadas detrás, pudieran asomarse a las mansas aguas del puerto. Entre unas y otras, una estrecha y sinuosa calle escalonada en su arranque, avanzaba desde la casa solar del Almirante (oficinas de Pysbe) hasta la plazuela de la Cruz o Piedad, horadando los bajos de las casas que, apoyadas en arcos de medio punto, venían a dar un colorido oriental a la calle. Mientras la casa "Carpín" (Txulotxo) y la de Muñoz (Cámara) no fueron horadadas (s. XVIII), la calle se veía obligada a remontar su curso por las escaleras de Santa Ana, para alcanzar las moradas de capitanes y gente de mar que en el Mirador, entre hortensias y jazmines, vigilaban la entrada del puerto. Desde su boca hasta la Plazuela de la Cruz (Piedad), las aguas, encajonadas en negras y limosas orillas sin muelles, eran lo suficientemente profundas para toda clase de naves de aquélla época; pero a medida que se extendían hacia la ensenada de Herrera por la derecha, y la de Lezo, Rentería y Oyarzun por la izquierda, se hacían menos profundas, hasta el extremo de enseñar en bajamar grandes trozos de playas fangosas".

  • Derechos de Navarra.

Pese al tiempo trascurrido desde la conquista de Guipúzcoa por Castilla (año 1200), los mercaderes navarros siguieron utilizando el puerto de Oiarso, como salida y entrada natural de mercancías en el Reino. Este derecho les fue reconocido por Enrique III en Segovia el 2 de agosto de 1401.

  • Nuevas diferencias San Sebastián-Rentería sobre el puerto (1455-1479).

Pese a la sentencia de 1376 estas dos villas siguieron disputándose el puerto y su jurisdicción. Sometidas las diferencias al arbitraje de Martín García de Licona parece que éste pronunció un laudo el 23 de abril de 1455, declarando que la jurisdicción de este puerto y sus aguas desde las puntas hasta la iglesia de Lezo, cuanto la mar creciente alcanza, pertenecía a la entonces villa de San Sebastián, sin que conste qué dificultades hubo para el cumplimiento de esta sentencia arbitral. Resulta sí que Martín Martínez de Lasarte y Miguel Martínez de Urdagaya, jueces árbitros nuevamente nombrados, declararon el 12 de noviembre de 1456 que el término jurisdiccional de San Sebastián se extendía hasta la casa de Pontica, sus tierras y heredades inclusive con el juncal de la entrada de Rentería. No bastó tampoco esta resolución para aquietar a esta última villa en sus pretensiones sobre la jurisdicción de este puerto. Las reprodujo en el año de 1475, y se sometió otra vez su determinación a Juan Martínez de Rada y Miguel Sánchez de Ugarte, vecinos de las respectivas villas contendientes. Estos dictaron su sentencia arbitral el 5 de mayo del mismo año con acuerdo de Juan de Villa y Gonzalo García de Villadiego, doctores y catedráticos de la universidad de Salamanca, en calidad de asesores. Por ella, después de asentar que el señorío y propiedad del puerto no eran de San Sebastián, declararon que la jurisdicción civil y criminal, mero y mixto imperio pertenecían enteramente a la misma villa. En su conformidad comprendieron dentro del término de ésta todo lo que hay desde la entrada del bocal hasta Molinao, y desde aquí arriba hasta donde atienen los términos y jurisdicción de la misma ciudad en la tierra firme conjunta con la dicha ribera por donde sube la creciente de mar hacia la villa de Rentería. A solicitud de la provincia, reunida en la junta de Bergara de 14 de mayo de 1476, esta sentencia fue confirmada por los Reyes Católicos el 28 de abril de 1479.

  • Los primeros muelles y fortificaciones.

Ya en el siglo XV los Reyes Católicos enviaron al Corregidor de Guipúzcoa una carta, que contenía algunas instrucciones acerca de las fortificaciones de la Plaza de San Sebastián y el Puerto de Pasajes (19 de octubre de 1495). Iturrioz (1952) recoge que en la boca del puerto hubo un "castillo"; probablemente estuvo en el mismo lugar donde más tarde se levantó el de Santa Isabel, puesto que el terreno se le concedió para establecer en él un molino, que debía funcionar con la regata de Txurrutella. En lo alto del canal, en la parte occidental, una torre de cantería con trece piezas de artillería defendía la entrada. Más adentro, en la Plazuela de la Cruz (Piedad), hubo un baluarte junto a la casa de Escorza (debía ser la Casa-Torre), que José Quevedo heredó de sus antepasados los Villaviciosa. En una reforma que se hizo en la casa Escorza en 1765, se le obligó a su propietaria María de Celaia a no elevar la casa "tanto que impida los fuegos del baluarte de la Plazuela de la Cruz". Pero estas defensas debían de ser débiles desde el momento que los del Pasaje y pueblos circunvecinos suplicaron a Carlos V que defendiera con más eficacia el puerto, donde tantas armadas y naos particulares se refugiaban. En consecuencia, ordenó Carlos V la construcción de una fortaleza en cada orilla. La primera y más avanzada en la última estribación del Jaizkibel, en el lugar llamado de Txurrutella, de magnífico emplazamiento, desde el que se dominaba totalmente la entrada al puerto, y la otra, en la parte occidental, junto a la antigua capilla de San Pedro. La de Txurrutella, o la de la parte oriental, una vez comenzada, fue aplazada. San Sebastián, en cuya jurisdicción quedó enclavada la torre de San Pedro, puso en ella un alcalde- regidor, que en muchos años controló toda la vida del puerto. Era ésta una torre circular de piedra sillar, colocada en el mismo lugar del embarcadero de San Pedro a San Juan. En 1625 tenía trece piezas de artillería de hierro y bronce. Fue destruida en 1835 por un incendio. La fortaleza de Santa Isabel, llamada así por estar cerca de la iglesia del mismo nombre, estaba algo elevada sobre el muelle; tenía una batería baja, en una casamata, y otra alta, encima de ella, capaces ambas para doce piezas de artillería; una abundantísima fuente de agua a la entrada, dos bóvedas pequeñas a prueba de bomba, un cuartel para 30 hombres y alojamiento deficiente para los jefes y capellán. Sus fuegos defendían y enfilaban muy bien la entrada del puerto, pero no podían dar la menor protección a los buques que querían refugiarse en él, porque podían ser perseguidos hasta la misma entrada por el enemigo, desde el momento que las rocas Arando Grande y Arando Pequeño le protegían del ataque de nuestra artillería. La escritura más antigua que se conserva sobre la construcción de unos muelles en la parte oriental lleva la fecha del 9 de octubre de 1553. En ella, Joanot de Esquioz, mayordomo de la Iglesia Parroquial (del Pasaje-Lezo) y Martín de Amasa, maestro cantero de Tolosa, convienen en la construcción de un muelle, delante de la iglesia de San Juan de la Ribera (Bonanza), por ser el lugar más concurrido de naves y gentes. Más tarde, en 1654, se firmó el contrato de la construcción de otro muelle, más al interior, en la Plazuela de la Cruz (hoy humilladero de la Piedad), que fue ejecutado por Francisco de Aguirre, cantero de Lezo. Para el servicio de unas casas, situadas entre los muelles mencionados, donde se encuentra el Pósito de Pescadores, un ilustre hijo del lugar, el Almirante Mateo de Laya (hijo), consiguió la autorización, en 26 de diciembre de 1682, para proveerlas de sus respectivos muelles. Del lado occidental el fondeadero más antiguo fue el de la Herrera, empleado especialmente para el servicio de viajeros.

  • Activos astilleros.

Desde el siglo XV se concentran en la zona importantes astilleros. En San Pedro hubo uno Real y otro particular. En San Juan acaecía algo semejante. Los nombres de los de la orilla izquierda: Torreatzia y Kondemasti y Ondartxo. Los de la derecha: Bordalaborda, Kalaburtza, barrio de Vizcaya y plaza pública. Al sur: Berratxoko, Molinao y Basanoaga el de Lezo y los cuatro de Rentería. Estos astilleros proporcionaron a los Austrias gran parte de su Armada del Océano, entre otras naves la "Santa Ana" de Miguel de Oquendo y la Capitana Real de la Invencible.

  • Las célebres bateleras.

En el siglo XVII aparecen las primeras citas documentales referidas a las célebres bateleras que conducían barcos y botes de una orilla a la otra de las dos poblaciones. Lope Martínez de Isasti (1625) las alude como existiendo con anterioridad a sus días:

"Asimismo ha tenido y tiene este lugar mugeres varoniles, que sin temer las tormentas de la mar, han acudido con chalupas á atoar, y meter en el puerto galeones de las armadas reales y otras naos que vienen de Terranova y de otras partes, remando con gran esfuerzo como si fuesen varones, en falta de marineros que andan por la mar en sus viages; que las han librado de manifiestos peligros y reconocido sus dueños, alabándolas por ello, que es cosa rara aun en la misma costa de Guipúzcoa".

  • Tratados de buena correspondencia.

Las guerras francoespañolas de la Edad Moderna arruinaban a las localidades costeras de Laburdi, Guipúzcoa y Vizcaya. Para poner coto a esta situación, éstas establecieron pactos de no agresión que frecuentemente incluían a Pasaia, como el de 1543, que duró hasta 1652. Muchos pasaitarras se dedicaron activamente al corso, lo mismo que sus compatriotas laburdinos, lo cual ocasionó que, pese a no existir guerra abierta, el pillaje mutuo fuera frecuente.

  • Ataque a San Juan de Luz.

Dos mil guipuzcoanos atacaron, como represalia por sus piraterías, a San Juan de Luz en 1558. Entre los atacantes eran pasaitarras Miguel de Iturriza, Antón de Altamira, Miguel de Echabe y Martín de Isué.

  • El desastre de 1578.

Este año, las naves de Marquesa de Villaviciosa, Domingo de Villaviciosa, Juan de Hebora y Juanot de Navejas, engrosaron la escuadra destinada a Flandes y se fueron a pique pereciendo 160 marinos y todos sus capitanes.

  • Expedición de Magallanes.

En la misma, acaecida en 1581, participaron los pasaitarras Juan de Villaviciosa, Miguel de Isasti y Nicolás de la Torre.

  • Escuadra a las Islas Terceras.

Partió a las órdenes de Oquendo del puerto de Donibane en 1582 con la nave de Juanot de Villaviciosa, del lugar, y 40 marineros pasaitarras. Villaviciosa, de 80 años, murió pero los pasaitarras Juan de Escorza y Miguel de Arizabalo rindieron la capitana de Strozzi, francés aliado del prior de Crato, le despojaron de su estandarte (que lució en la Iglesia de Donibane) y decidieron la victoria de Felipe II.

  • Litigio sobre saca del hierro San Sebastián-Rentería.

San Sebastián pretendió impedir a los vecinos de Rentería la saca de sus productos por este puerto, lo cual ocasionó un nuevo litigio entre ambos pueblos. Su resultado fue que San Sebastián ganó en el año de 1587 una real ejecutoria, en cuya virtud se prohibió a los vecinos de Rentería la saca de hierro por este puerto, no siendo de sus propias ferrerías.

  • Consecuencias negativas del desastre de la Invencible (1588-1589).

Tras fabricar y armar varias de sus naves, de este puerto salió la escuadra de Guipúzcoa comandada por Oquendo. Además de los marineros correspondientes, Pasaia contribuyó con los dos almirantes Juan de Villaviciosa, los capitanes Juanes de Hebora e hijo y una zafra comandada por Pedro de Hebora y Juanot de Villaviciosa. El episodio final de este desastre tuvo lugar en la boca del puerto cuando, tras explotar la capitana de Oquendo, sólo quedó un superviviente. Según relata Iturrioz Tellería, la situación de Pasaia, tras perder a sus mejores marinos y capitanes y más de 26 naves propias, fue deplorable. La industria naval entró en decadencia y con ellas la pesca y el comercio. Un préstamo de 1.200 ducados generaba unos intereses imposibles de atender. En 1590 el concejo de Donibane pidió ayuda al Rey. En un memorial firmado por Juan de Villaviciosa, Sebastián de Urrutia y Miguel de Bustinaga se lee que:

"se halla el lugar totalmente gastado, perdido é destruido é para despoblarse con tanto gasto, pérdida de gente, hacienda y naos, y si el Rey mi señor, no lo manda remediar con su favor y hacienda, no será posible poder parar en la tierra, porque los moradores del dicho lugar viven con su trabajo de pescado, viajes de mar y como no tienen naos, ni navíos, ni propios, ni rentas el dicho pueblo, ni cosechas de la tierra, ni género alguno de ganado y del dicho ordinario trabajo pagan la foguera provincial dos veces al año, nueve fuegos y medio en que está encabezado el dicho pueblo y cuatro y medio por ciento de todo lo que ganan de pesca y viajes de mar para la fábrica y sustento de la Iglesia, é para las necesidades del concejo, é para pobres necesitados, por ser su ganancia tan poca é por haberse destruido todo; como dicho se a, tenían mucho trabajo en pagar los dichos gastos de foguera provincial y sustentos y fábrica de la Iglesia é necesidades del pueblo. Y cuarenta ducados que cada año pagan al maestro escuela, porque enseñe a leer y escribir a los hijos de los vecinos, de suerte que si el Rey m. s. no les hace alguna merced y equivalencia para pagar los dichos censos é sus corridos y deudas no podrán pagar los dichos vecinos y de necesidad habrán de salir de sus casas, é huir de las justicias, por no ser prendidos y perdidos totalmente, pues sobre sus personas y cosas han sacado los dichos censos".

El Rey concedió 1.000 ducados en 1598 y 1.230 en 1599 que no debieron de llegar nunca.

  • Epidemia.

En 1597 se abatió una terrible epidemia sobre Pasaia a consecuencia de la cual quedaron 210 huérfanos. Características de la misma en Cruz Mundet, José Ramón: Una epidemia de peste bubónica: Pasajes de San Juan, 1597, Cuadernos de Sección Historia y Geografía n.° 8, Sociedad de Estidios Vascos.

  • Corsarios pasaitarras.

Como sus convecinos laburdinos, también los pasaitarras obtuvieron patentes de corso mediante las cuales atrapaban buenos botines, parte de los cuales cedían a la villa de Donibane. Iturrioz (1952) da los siguientes nombres: Dionisio de Puy, Juan de Mendiburu, Miguel de Ribadeo, Joanes de Zabalaga, Pedro Mateo, Gracián de Echeverri, Francisco de Salaberría, capitán Veraza, Francisco de Echaburu, Domingo de Sagastizabal, Alonso de Illarregui, Miguel de Bergara, Mateo de Laya, corsario Luque, corsario Prim, Nicolás de Aramburu, Antonio de Arizabalo, Joanes de Artía, Juan de Mendiburu, Juan de Miranda, Joanes de Iriondo, Juan de Alicante, Antonio de Zabala, Pedro Mateo, Francisco de Escorza, Pascual de Zubillunia, Joan López de Casu, Bernardo de Yanci, Joanes de Sagastieder, Bartolomé Anuero, Miguel Arizabalo, Antonio Lama, Martín Arizco y Cristóbal Bifru.

  • Intento de separación de Pasai Donibane (1614-1674).

A ejemplo de otros lugares, Donibane pretendió en el año de 1614 separarse de la jurisdicción de Hondarribia, constituyéndose en villa de por sí. Para este efecto, relata Gorosabel, interpuso su demanda en el consejo supremo de Hacienda, pero, habiéndose opuesto a ello Hondarribia, como también San Sebastián, mandó el rey por decreto dado en Valladolid el 1 de septiembre de 1615 que no se hiciese novedad en el particular. A pesar de esta dependencia, conservó siempre su gobierno económico propio. Así es que elegía sus regidores, diputados y jurados, administraba sus propios y rentas, recibía las cuentas a los que debían darlas, proveía los beneficios de su iglesia parroquial, en fin, ejercía los demás actos pertenecientes al régimen municipal. En cuanto al servicio militar tuvieron entre sí algunas diferencias, pretendiendo Pasaia conservar igual independencia, y alegando Hondarribia su superioridad. Tales controversias se suscitaron en los años de 1621 y 1674.

  • Festejos ante Felipe III (1615)

Lo describe Martínez de Isasti (1625):

"pasando el Católico Rey D. Felipe tercero con la Serenísima Reina de Francia su hija de este puerto á la villa de Renteria, porque acudieron algunas de las doncellas vestidas de blanco con sus arcabuces, á imitacion de las amazonas en dos chalupas sin concurso de hombre alguno, y celebraron la fiesta dando muestras de su valor. Otras fueron en barcos cerca de la galeaza ó gabarra de su Magestad, tañendo panderos y cantando varias canciones al uso de la tierra, en hacimiento de gracias por la gran hora y merced, que les hacia en visitar aquellos lugares personalmente. En esta ocasión los hombres de este Pasage levantaron su bandera, y sacaron su compañía de infanteria con mucho lucimiento y gasto de ciento y setenta arcabuzeros tan bien puestos, que dieron muy gran satisfacción al Duque Coronel de esta provincia, que los alabó grandemente y honró mucho. El capitan de esta compañia fue Martin de Navejas Lizarza: alferez Miguel de Arizmendi: y sargento Nicolas de la Torre: todos tres regidores aquel año del mismo lugar del Pasaje: y toda la compañía tuvo á su cargo la custodia de su puerto, asistiendo con las armas en las manos todo el tiempo, que duraron las entregas Reales, procediendo en todo lo que les tocó con gran vigilancia, y mostraron en las cargas que dieron su valor y disciplina militar. Y entre otros servicios que los del Pasaje hicieron en esta ocasion á su Magestad, uno fue sacar gran número de chalupas bien puestas y adrezadas con banderas ganadas en las guerras y con remadores muy diestros, que puesta la soga á la gran gavarra donde iba su Magestad, tiraban y remolcaban con velocidad desde el puesto que llaman Herrera hasta el muelle de Renteria: y otras rejocijaban la fiesta en hacer salvas y correr remando velocisimamente á la vista de su Magestad".

  • Nuevo pleito San Sebastián-Rentería (1616-1619).

Por los años de 1616 se suscitó entre aquella ciudad y Rentería, ante la chancillería de Valladolid, otro pleito que fue resuelto el 24 de septiembre de 1619, declarando, según recoge Gorosabel, lo siguiente.

1.° Que se guardase a San Sebastián los privilegios, concordias y ejecutorias que tenía sobre la jurisdicción, trato y comercio de este puerto.

2.° Que la misma ciudad restituyese los derechos que hubiese llevado de más en él.

3.° Que se limpiase este puerto a costa de San Sebastián, o que a lo menos ayudase esta ciudad para ello con alguna gran parte.

4.° Que para la guarda del puerto se hiciese una torre en la parte que señalaba la consulta, para cuya fábrica ayudase San Sebastián con los diez mil ducados ofrecidos para las fortificaciones de la ciudad.

5.° Que se pusiese en dicha torre de presidio una de las dos compañías de San Sebastián.

6.° Que para los gastos de la conservación del puerto se aplicasen los derechos que San Sebastián hubiese llevado sin título.

7.° Que si estos arbitrios no bastaban se podían imponer otros a las mercaderías de extranjeros.

8.° Que pudiesen venderse y despacharse en este puerto las mercaderías necesarias para la villa de Rentería y lugares circunvecinos, sin causar perjuicio a San Sebastián.

9.° Que convenía que algunas veces se enviase persona que visitase el puerto, su torre y contratación.

  • Fortificación de San Pedro.

Para resguardo del puerto se construyó por los años de 1621 y siguientes en la banda occidental una torre alta y redonda situada a la entrada del mismo, la cual solía estar artillada con tres piezas de calibre, y guarnecida de tropa de la plaza de San Sebastián, uno de cuyos regidores hizo hasta entrado el siglo XIX de alcaide y juez del contrabando.

  • Nuevo pleito entre San Sebastián y Rentería (1631).

Se renovó la cuestión entre Rentería y San Sebastián en el año 1634 con la voz y costa de la provincia ante el Consejo Real, cuya determinación fue en el mismo sentido, favorable a la ciudad de San Sebastián. Respecto a la jurisdicción sobre Pasajes tuvieron Rentería y San Sebastián nuevas diferencias desde el año de 1691 en adelante a consecuencia de haber impedido el torrero de San Sebastián la extracción de sidras de la cosecha de Rentería por la canal de este puerto, asunto de que tomaron conocimiento las Juntas Generales de la provincia.

  • Expedición contra los piratas laburdinos.

En 1636, por acuerdo del Rey, las tropas de Guipúzcoa y Navarra debían invadir Laburdi, mandadas por Diego de Isasi Sarmiento, mientras los lugares marítimos de Guipúzcoa con sus barcos, bajeles y pinazas, debían apoderarse del puerto de Sokoa.

"El Pasaje levantó su bandera y nombró por su capitán a Adrián de Arizabalo, por alférez a Miguel de Illarregui y por sargento a Miguel de Uarte, todos ellos regidores del año 1636, y por cabos de escuadras mayores Joanes de Darieta y Domingo de Caberita, y para que todos conspirasen por igual a la invasión por mar y tierra, salió del Pasaje una escuadra de diez chalupas y una pinaza grande, y por cabo de ella Alonso de Idiáquez y 113 hombres con sus armas y municiones, etc., todos de valor y expertos en la milicia y marinería, como lo son los del Pasaje: y tomando Alonso la derrota por el mar, con los demás que condujo de otros puertos, llegaron a la costa de San Juan de Luz y Ziburu el día 23 de octubre. Al tiempo que el ejército de tierra, don Alonso atacó por mar, dando infinita carga de artillería y mosquetería al dicho puerto de Sokoa, y a las fortificaciones que a pesar de defenderse durante los días 23, 24, y 25, al fin se rindieron, siendo en aquella acción los del Pasaje los primeros en dar y recibir las cargas de artillería y mosquetería, y en entrar por la canal a los muelles de Ziburu y San Juan de Luz". (Certificado dado en Pamplona, el 27 de diciembre de 1636 por el Marqués de Valparaíso).

Catorce navíos balleneros, cargados de pesca, que acababan de llegar de Groenlandia, 40 pinazas y 100 lanchas fueron apresadas en el puerto. La villa de San Juan de Luz, respetadas las personas, fue arrasada e incendiada. Todavía, Idiáquez se presentó en la Rochela con 12 navíos armados en Pasaia y apoyó por mar la invasión del Rosellón.

  • Revancha laburdina.

A fines de junio de 1638, el Príncipe Condé entró en Irún, al frente de 25.000 hombres. Después de dejar sitiada la plaza de Hondarribia llevó al ejército a las puertas de San Sebastián. Algunas compañías de Condé, remontando el Jaizkibel, cayeron por sorpresa sobre el castillo de Santa Isabel, que fue fácilmente ocupado. Hondarribia resistió su cerco durante 69 días. Pasai Donibane envió su compañía en socorro de la plaza, pero quienes se distinguieron por su destreza, arrojo y valor fueron los marinos de Pasaia, los cuales introdujeron socorros y bastimentos con la mayor oportunidad y permanecieron en la plaza haciéndose cargo de la artillería, por haber muerto casi todos los que la manejaban. (Certificado del Maese de Campo, don Domingo de Eguía).

  • La Junta de limpieza del puerto.

La provincia obtuvo en el año de 1679 real facultad para cobrar por tiempo de veinte años cierto arbitrio por cada barco nacional o extranjero que entrase en este puerto -no siendo de la real armada- para hacer la limpia con su producto. En consecuencia, queriendo conseguir este objeto -relata Gorosabel- tomó a censo dos mil ducados para la compra de los barcos, pontones y otros instrumentos necesarios para ello, así como para la paga de jornales de los operarios. Se hizo el ensayo con buen éxito pero no se pudo concluir la operación, ya por la cortedad del arbitrio, y también por no haber enviado el Gobierno los seis mil ducados que había ofrecido. Por real cédula de 20 de junio de 1697 se prorrogó el arbitrio por otros veinte años cuya percepción se encargó al capitán general por real orden de 16 de mayo de 1715. También se prorrogó por treinta años por otra de 8 de diciembre de 1726, y de nuevo el 28 de julio de 1747 y 9 de julio de 1798, mandándose además por ésta que la villa de Pasajes y no la provincia corriese con la recaudación y ejecución de la limpia. Por último, la Junta de limpieza de este puerto se gobernó por el reglamento que se le remitió por real orden del 14 de junio de 1829, cuyos arbitrios cobró el Gobierno.

  • Los albores del siglo XVIII.

En 1719 invadieron la provincia las tropas de Berwick. Los pasaitarras recibieron la orden de que, en el momento en que éstas entraran en Lezo o en Rentería, se colocaran entre el castillo de Santa Isabel y la fragata mandada por Carlos Grillo impidiendo que entraran a quemar las naves que había en los astilleros y en el puerto. El capitán de guerra, era el alcalde Juan Francisco de Iriberri, quien debía distribuir la gente y, caso de no poder defender los astilleros, el Gobernador de Santa Isabel le ofreció el castillo para "sacrificarse juntos". El enemigo llegó a quemar 6 navíos en construcción y penetró en el castillo, que perdió sus parapetos y troneras que miraban al mar. Firmada la paz, comenzó al año siguiente a revivir el comercio del puerto, sobre todo con el establecimiento de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas en 1727, verdadero motor económico del puerto hasta su reducción en 1781. Su flota no se libró de los azares de la lucha, porque la necesidad de perseguir a los contrabandistas, que perjudicaban sus intereses, y la de defenderse de los piratas que cubrían los mares, la obligó a armar sus barcos y a luchar con los unos y los otros. En el paraje de Vizcaya instalaron astilleros.

  • Independización de Pasai Donibane (1767).

Pasajes de San Juan renovó sus intentos de separarse de Fuenterrabía en el año de 1765. El Rey, conformándose con lo expuesto por la cámara, se dignó acceder a la exención solicitada, mediante decreto dado el 27 de abril de 1767. Opusiéronse a la toma de posesión de este privilegio de villazgo la ciudad San Sebastián, su Consulado de comercio, y el Ayuntamiento de Fuenterrabía, lo cual motivó un nuevo juicio sobre la retención de la gracia. El Consejo de Castilla, ante cuyo tribunal se siguió este incidente, por providencia del 3 de abril de 1770, declaró no haber lugar a la retención. En su consecuencia se expidió la real cédula de villazgo el día 10 del mismo mes, a cambio de 3.120 ducados de vellón, correspondientes a los ciento cincuenta vecinos que tenía. Por la misma cédula se le dió facultad para nombrar para su gobierno un alcalde, dos regidores, dos diputados, un procurador síndico, un alguacil y un escribano de ayuntamiento, y se dispuso que los montes, pastos y aprovechamientos hubiesen de quedar comunes, según habían estado hasta entonces. Obtuvo también asiento en las Juntas de la provincia que se celebraron en la villa de Mondragón por el mes de julio del propio año. En 1777 zarpó del puerto rumbo a América del Norte y con el propósito de luchar por su independencia el marqués de Laffayette.

  • Jovellanos visita Pasajes.

El martes 23 de agosto de 1791 realiza la "expedición de Pasajes" acompañado de Miguel de Lardizábal. Van a caballo hasta La Herrera, donde les espera Joaquín Juni "con la falúa de la villa". Su primera anotación dice así:

"atravesamos la grande, limpia y profunda concha; el pueblo, a uno y otro lado de ella, a la izquierda; en medio, el puerto, y la canal, estrecha y de difícil entrada; más, después de ella, todo es lo mejor del mundo; a la derecha, el astillero ; allí hay fragatas del Rey mandadas por Maestre; en ellas está el marino Inguanzo, que nos visitó aquí".

  • Guerra de la Convención.

El 2 de agosto de 1794, la división del general francés Moncey, constituida por 6.000 hombres, toma Pasajes, Rentería y Lezo, continuando después hasta los muros de San Sebastián. En Pasaia, los franceses se apoderan de dos naves, una cargada de pólvora y la otra con vino y bacalao. El pueblo en masa, incluso los capitulares, huyó llevándose 10.254 reales del archivo municipal. Los invasores decretaron el cierre de todas las iglesias, y el Cabildo Parroquial, don Manuel Arnáez, Vicario, y los beneficiados don Manuel Abad, don Cayetano Xavier de Iriarte y don Joaquín Labayen, fueron conducidos a Bayona. El escudo de armas de la villa, obra de un francés, fue arrancado de la fachada de la Casa-Ayuntamiento y destrozado, así como el archivo y el arca de tres llaves. No consta que quemaran ninguna casa, como en otros pueblos, pero fueron dispersados y quemados muchos documentos antiguos de valor.

  • Pasaia en el siglo XIX.

El cuerpo de la población del barrio de Donibane, situado entre la playa y. el pie del monte Jaizkibel, se componía de una sola calle muy tortuosa y estrecha y de una plaza, con edificios medianos llenos de soportales oscuros. El de San Pedro, al pie del monte Ulia, tampoco tenía más que una calle y una plazuela. En San Juan se hallaban el ayuntamiento, varias posadas y un barrio extramuros denominado Vizcaya, más tres caseríos. Habiendo tenido en el pasado más capacidad, el espacio de mar situado entre la torre de San Pedro y el castillo de Santa Isabel de Donibane era el único fondeadero para naves de calado superior a 10 pies; el resto del puerto, muy encegado, al quedar casi todo él en seco en bajamar, sólo era utilizado para pataches, razón por la que era limpiado con un pontón inventado en el siglo XVII por Luis Liñán y Vera. Donibane poseía una grada de la Compañía de Filipinas y San Pedro otra real. La Compañía de Filipinas, sucesora de la de Caracas a fines del siglo XVIII, construyó entre 1800 y 1810 barcos de 600 toneladas.

  • Independencia y unión de San Pedro y San Juan (1805).

La independización definitiva de Pasajes tuvo lugar, a petición de San Pedro, por medio de la real cédula dada por Carlos IV en Aranjuez el 1 de junio de 1805, con las disposiciones siguientes.

1.ª Que el puerto de Pasajes sea gobernado por un capitán de puerto, oficial de la real armada, con residencia en la misma villa, que ejerza las funciones de ordenanza como en los demás puertos del reino.

2.ª Que haya en él una Junta de limpieza y administración de los fondos destinados al efecto, compuesta del dicho capitán de puerto, de un vecino de la propia villa y de otro de la de Rentería.

3.ª Que la ciudad de San Sebastián sea separada de la jurisdicción que ejercía en aquellas aguas y retirase del barrio de San Pedro su regidor torrero.

4.ª Que con este objeto el barrio de San Pedro se una al de San Juan, formando ambos una misma villa con el nombre de Pasajes.

Para ejecutar las precedentes disposiciones, el Rey dio comisión a José de Vargas y Ponce, capitán de fragata de la real armada, quien las cumplimentó en todas sus partes y señaló los límites que debía tener la nueva villa, cuyos planos remitió a la real aprobación.

  • Real Orden de 1807 confirmando la independencia.

El Ayuntamiento, Consulado y Cabildo eclesiástico de la ciudad de San Sebastián no tardaron en recurrir sucesivamente al Rey, solicitando la suspensión del cumplimiento de lo que se había mandado en 1805. Las objeciones puestas por la primera corporación versaban principalmente sobre los límites asignados por Vargas a la nueva villa de Pasajes, con los cuales consideraba perjudicada su jurisdicción. El Consulado se quejaba respecto de los derechos del puerto, de cuya percepción se le privaba, así como del uso del puerto por los barcos de San Sebastián. Finalmente el cabildo eclesiástico hacía observaciones acerca de los frutos decimales, de los que se le iba a privar con la separación del barrio de San Pedro y su iglesia. Todas estas dificultades fueron resueltas por el Rey en real orden dirigida al corregidor de la provincia desde Aranjuez el 15 de enero de 1807, conservando la formación de la villa de Pasajes, compuesta de sus dos barrios. La misma villa solicitó también el establecimiento de otro alcalde en el de San Pedro, y el Rey accedió también a esto en la expresada real orden última. Por otra real orden del 4 de marzo del mismo año, desestimando las pretensiones del consulado de San Sebastián por infundidas, se mandó que quedasen aplicados para las obras de este puerto todos los derechos que se habían cobrado en él desde su separación de San Sebastián. Consistían éstos en el uno por ciento de avería, en los arbitrios establecidos para el alumbrado del fanal de Igeldo, el cuartillo por ciento para los escribanos, y los seis reales por tonelada, que percibía el regidor torrero, imponiendo el Rey al Consulado con este motivo perpetuo silencio en el asunto.

  • La ocupación francesa (1808-1813).

Pasaia, debido a las necesidades tributarias, se vio en la necesidad de vender las joyas de la parroquia. Los franceses, después de desarmar al pueblo, se acuartelaron en las casas del Sr. Elola, en Beeduria y en el castillo de Santa Isabel. Las de la guarnición se alimentaron de los suministros de sus respectivos almacenes, pero las transeúntes, se alojaron y alimentaron en las casas particulares, a costa de las necesitadas familias. Aprovechando la nueva situación, San Sebastián y su consulado impugnaron en noviembre de 1808 ante el Gobierno de José I la RO del año de 1805, solicitando su revocación. Dicho Gobierno el 26 de enero de 1809 decretó lo siguiente:

1.° Que la expresada ciudad volviese al ejercicio de su jurisdicción en el puerto y aguas de Pasajes, como lo tenía antes, por medio de un regidor de turno, que habitase en su torre.

2.° Que se restituyese a éste el cuidado y cargo de la cobranza de derechos de limpia del puerto.

3.° Que el consulado de San Sebastián ejerciese como antes su jurisdicción mercantil en las naves, cobrando los derechos de avería, los del fanal de Igeldo y los atoajes.

4.° Que la Junta de limpia volviese a componerse del comandante de marina, ingeniero en jefe, un regidor de la ciudad, y un comerciante que hubiese desempeñado en ella el cargo de prior.

5.° Que la exclusiva que tenía el comercio de San Sebastián en este puerto respecto de la carga y descarga de mercaderías quedase abolida.

6.° Que la aldea de Pasajes de San Pedro volviese a serlo de San Sebastián.

Pero todas estas disposiciones quedaron sin efecto en 1813 cuando desapareció el mencionado gobierno de José I y volvieron las cosas de este puerto al estado creado en el año de 1805. Durante el resto del año de 1813 y los siguientes, Pasaia tuvo que soportar la presencia de los ejércitos aliados de Portugal e Inglaterra. Los lusitanos se alojaron en la parroquia, y los ingleses en la basílica de Bonanza. Seiscientos buques de diversas naciones llegaron a fondear en el puerto, en esta época. Tal vez las únicas que salieron beneficiadas de esta aglomeración castrense y civil, fueron las bateleras que, por 0,10 pesetas, estuvieron transportando gente continuamente, entre San Pedro y San Juan.

  • Invasión francesa de 1823.

En 1823, debido al sitio de San Sebastián por los franceses, se acumularon en Pasajes 3.800 personas, aumentando la confusión que reinaba en el puerto debido a la falta de espacio y a la epidemia de fiebre amarilla que se propagó rápidamente. En 1824 había llegado a tal postración la villa de Pasajes de San Juan, que podían verse en ella 179 casas deshabitadas, 31 maltrechas y 50 derribadas. A estos años suceden otros, no menos turbulentos. Las luchas políticas entre constitucionales y absolutistas, los levantamientos de generales, las guerras civiles, la disminución del comercio con la pérdida de las colonias, produjeron la inquietud y miseria, que se reflejan en una pérdida general del vecindario.

  • Nueva tentativa de San Sebastián fracasada (1827).

La ciudad y consulado de San Sebastián, así como el barrio de San Pedro, recurrieron nuevamente al Rey en el año de 1827, solicitando la reincorporación del mismo barrio a dicha ciudad. Tal gestión no tuvo el resultado que deseaban sus promotores. La resolución dictada en el asunto el 29 de abril de 1828 se redujo a declarar que la Marina limitase su conocimiento a sólo la cuestión del puerto. Sobre los demás puntos de las disputas sostenidas entre la ciudad de San Sebastián y demás pueblos litigantes, mandó la misma real orden que las partes acudiesen a donde respectivamente correspondiese.

  • Primera Guerra Carlista (1833-1839).

Pasaia observó una actitud expectante, mientras no se deslindaran los campos. Una mañana de enero de 1834 aparecieron en el castillo de Santa Isabel, en la torre de San Pedro y de Santa Ana, unas banderas encarnadas. Echáronse al vuelo las campanas de San Juan y San Pedro, y por las sinuosas calles de ambos barrios, sonaron los rítmicos acentos del tamboril y pífanos. Tocados con boinas blancas, 18 jóvenes y algunos mayores, aguardaron en la plaza de San Juan la llegada de los carlistas de Lezo y Rentería, que les suministraron armas. Ocuparon el castillo de Santa Isabel con los cuatro cañones viejos que en él había, y subieron por el Jaizkibel. En el verano de 1835 la zona fue limpiada por Evans que fracasó en su intento. Nuevamente lo intentó al año siguiente. Los carlistas de Ametzagaña, Astigarraga y Txoritokieta avanzaron pasando por Alza, hasta la calzada, que bajaba desde el Pasaje de San Pedro a San Sebastián. En la primera quincena de mayo, Espartero se trasladó desde Bilbao a San Sebastián, por mar, y reanudó con éxito el ataque fracasado de Evans, apoderándose de Hernani el día 15, de Oiartzun el 16, y el 18 de Hondarribia. En esta ofensiva tuvo que rendirse Pasajes. Por falta de brazos, los campos no se sembraron en el período 1835-1838. Para las necesidades más urgentes hubo que echar mano de los carpinteros y herreros de los barcos surtas en el puerto; por no hallar en el pueblo varón que llevara las cuentas de la parroquia, fue nombrada "mayordomesa", la hermana del vicario don Andrés María de Loyola.

  • Visita de Víctor Hugo (1843)

En 1843 el poeta efectuó el viaje más dilatado de los que hizo a Vasconia. En Pasai Donibane estuvo siete días alojado en la casa de Mme. Basquetz. Sus impresiones quedaron plasmadas en Alpes y Pirineos. En 1902, al cumplirse el centenario del nacimiento de Víctor Hugo, un proscrito francés, el poeta Paul Deroulède, que residió algún tiempo en San Sebastián, restauró las habitaciones de la casa y, con algunos muebles que logró hallar y pocos objetos pertenecientes al poeta, creó un pequeño museo. El 14 de agosto del referido año, se efectuó la inauguración con la asistencia de las autoridades locales, algunas personalidades de la provincia y los poetas François Coppée y el citado Deroulède. La fiesta, según los cronistas de la época, entre los que se hallaban varios enviados especiales de la vecina nación, fue sencilla y emotiva. Hubo danzas, cantos -el barítono donostiarra Ignacio Tabuyo entonó, entre otras canciones, la romanza de la ópera Ruy Blas, sobre texto poético del propio Hugo-, recitación de poemas, discursos, descubrimiento de una lápida conmemorativa en la pared del edificio y un medallón, con la efigie del poeta, incrustado sobre una roca que domina el sendero por el que Hugo ascendía al Jaizkibel y, como corolario, el consabido banquete en el que fue servido el mismo menú que servían a Hugo cuando residió en el hostal y que con tanta deleitación lo dejó anotado para la posterioridad. En 1914, a raíz de la Primera Guerra Mundial y la consiguiente propaganda germanófila, todo ello fue disperso. Luego la casa fue adquirida por don José de Orueta y su hijo Antonio con el propósito de restaurar el museo desaparecido. En la sala del Ayuntamiento de la villa se guardaron algunas reliquias que pudieron ser rescatadas. La casa fue restaurada por la CAP en 1984.

  • Concesión del puerto a la Diputación (1870).

Por estas fechas, las posibilidades futuras del puerto y la imposibilidad por parte del municipio de asumir los gastos de una modernización del mismo, empujaron a las Juntas a solicitar y obtener su concesión. La posterior historia y características del puerto se hallan en artículo aparte.

  • Segunda Guerra Carlista (1872-1876).

En 1874 se establecieron en el Castillo de Santa Isabel los miqueletes con su jefe Felipe de Ocáriz. Un año antes guardaba el fuerte de Sánchez-Barcáiztegui, construido al norte de Arrokaundieta, un destacamento de la Real Marina Inglesa. Todavía se pueden apreciar anagramas y nombres de soldados ingleses, grabados en algunas rocas del oeste del fuerte.

Algunos fueron enterrados en el mismo fuerte y otros, en el cementerio de los ingleses de esta localidad.

  • El fuerte de Barcáiztegui.

La idea de rodear al castillo de Santa Isabel de mayores defensas contra los ataques de tierra persistía y a ella debióse, sin duda, la construcción de un fuerte sobre el monte "Arrokaundieta" que dominara el mismo. Se llamó Fuerte de Sánchez Barcáiztegui, en memoria del marino destrozado por un mortero lanzado desde Mutriku, en la II Guerra Carlista (1875, 26 de mayo). En este tiempo una compañía de la Real Marina Británica ocupó este fuerte que lo bautizó con el nombre de "Fuerte de Lord Jolin".

  • Establecimiento de la porcelanera.

Fue establecida en la casa Arizabalo por los hermanos Baignol, procedentes de Limoges, en 1858. Tuvo una primera etapa muy brillante entre 1858 y 1878. Posteriormente, descendió su calidad y se extinguió en 1915.

  • Nacimiento de Pasai Antxo (siglo XIX).

Frente a Pasai Donibane existió una pequeña ensenada denominada Molinao, especie de marisma que cubría la pleamar periódicamente, antiguo pertenecido del municipio de Alza que bañaba el arroyo de Molinao. A mediados del siglo XIX la carretera y la línea de ferrocarril cruzaron longitudinalmente la marisma, propiedad del Duque de Mandas, y un muro de contención encauzó la orilla izquierda (tocante a Alza) del arroyo. La obra se colmató posteriormente albergando parte de la industria del municipio, mientras la primera se poblaba de viviendas. Alza, por un lado, y los dos Pasajes, por otro, pleitearon largamente la posesión del nuevo barrio hasta que en 1890 quedó para los segundos. El nombre parece derivar del caserío Antxo o Atxio.

Elecciones generales del 1-II-1891.
Ref. La Voz de Guipúzcoa del 2-II-1891.
CandidatosPartidosVotos
CalbetónCoalición Liberal310
San FelicesConservador98
ZavalaRepublicano9

Elecciones generales del 5-III-1893.
Ref. Boletín Oficial de Guipúzcoa del 9-III-1893. Filiaciones en diversas publicaciones de la época.
CandidatosPartidosVotos
CalbetónCoalición Liberal253
SatrústeguiIndependiente108
Manuel Ruiz Zorrilla1

Elecciones generales del 12- IV-1896.
Ref. Boletín Oficial de Guipúzcoa del 17-IV-1896. Filiaciones en La Unión Vascongada del 13-IV-1896.
CandidatosPartidosVotos
SatrústeguiConservador290
PavíaIntegrista39
En blanco 2
Sixto Huerta y Mériz 1

Elecciones generales del 27-III-1898
Ref. Boletín Oficial de Guipúzcoa del 30-III-1898. Filiación en El Fuerista del 27-III-1898.
CandidatosPartidosVotos
BrunetCoalición liberal230

Elecciones generales del 16-IV-1899
Ref. Boletín Oficial de Guipúzcoa del 19-IV-1899. Filiaciones en La Unión Vascongada del 17-IV-1899.
CandidatosPartidosVotos
ZavalaRepublicano222
P. IglesiasPSOE2

  • Lucha obrera.

Tuvo una destacada participación en la huelga metalúrgica de 1920 en demanda de una jornada laboral de 8 horas y en la huelga general posterior. En 1930 se fundó la agrupación de oficios varios de la sindical ELA-STV de esta localidad así como las de madera y metalurgia.

  • Huelga de pescadores.

El 27 de mayo de 1931 tuvo lugar la sangrienta represión de la manifestación de los pescadores de Pasajes, muchos de ellos del Sindicato Unico, que, encabezados por una pancarta con el lema "Queremos pan para nuestros hijos", intentó llegar a San Sebastián siendo interceptada por la Guardia Civil a la altura del reloj de Ategorrieta, habiendo previamente sorteado una primera línea de soldados que bajaron las armas dejándolos pasar. Fue decretado a continuación el Estado de Guerra en la provincia.

  • Inundaciones.

En junio de 1933 se produjeron inundaciones en el País Vasco. Las calles de Pasaia se convirtieron en ríos que tuvieron que ser recorridos por lanchas a fin de prestar ayuda a los damnificados. El socavamiento de los cimientos de los depósitos de Campsa y la salida de gasolina puso a la población en peligro de incendio.

  • Huelga de 1934.

Durante los primeros días de octubre UGT declaró la huelga general revolucionaria, que fue seguida por comunistas y anarquistas y bien vista por muchos elementos de STV. El barrio pasaitarra de Trintxerpe fue escenario de duros tiroteos que causaron seis muertos y gran cantidad de heridos al intervenir un destacamento de Cazadores procedente de Pamplona.

  • Guerra de 1936-1939.

Durante la guerra de 1936-1939 permanecieron los tres Pasaias en territorio republicano hasta el 13 de septiembre de 1936, en que fueron ocupados por la columna nacional del Comandante Montoya. Los republicanos habían previamente echado a pique un buque en la boca del puerto con la intención de bloquear la salida, pese a lo cual su flota fue la base de la Marina vasca en la zona hasta la ocupación de Bilbao. El párroco de San Pedro, Felipe Goena Urquía, detenido por milicianos de la CNT en San Sebastián, fue asesinado el 27 de julio de 1936.

Elecciones generales del 19-V-1901
Ref. Boletín Oficial de Guipúzcoa del 24-V-1901. Filiaciones en La Unión Vascongada del 13-V-1901.
CandidatosPartidosVotos
PicaveaLiberal210
MuñozPSOE16

Elecciones generales del 26-IV-1903
Ref. Boletín Oficial de Guipúzcoa del 29-IV-1903. Filiaciones en La Constancia del 26-IV-1903.
CandidatosPartidosVotos
ZavalaRepublicano215
PicaveaIndependiente133

Elecciones generales del 10-IX-1905
Ref. Boletín Oficial de Guipúzcoa del 13-IX-1905. Filiaciones en La Voz de Guipúzcoa del 11-IX-1905.
CandidatosPartidosVotos
BalbásLiga Foral197
Francisco Zavala VillarRepublicano6
José Mérida 1

Elecciones generales del 21-IV-1907
Ref. Boletín Oficial de Guipúzcoa del 24-IV-2907. Filiaciones en La Voz de Guipúzcoa del 22-IV-1907.
CandidatosPartidosVotos
Gaytán de AyalaCatólico297
AcevedoPSOE7

Elecciones a Diputados en Cortes del 8-V-1910
Ref. Boletín Oficial de Guipúzcoa, mayo 1910.
CandidatosVotos
Manuel Lizasoain299
Tomás Berminghan228
Votos en blanco8

Elecciones a Diputados en Cortes del 8-III-1914
Ref. Boletín Oficial de Guipúzcoa, marzo 1914.
CandidatosVotos
Leonardo Mojua Alzaga, Marqués de Rocaverde419
Pío Bizcarrondo Erquicia84
José Ostolaza1

Elecciones generales del 9-IV-1916
Ref. Boletín Oficial de Guipúzcoa del 12-IV-1916. Filiaciones en La Voz de Guipúzcoa del 10-IV-1916.
CandidatosPartidosVotos
Marqués de RocaverdeLiberal458
SánchezRepublicano91
Votos sueltos1
En blanco1

Elecciones generales del 24-II-1918
Ref. Boletín Oficial de Guipúzcoa del 27-II-1918. Filiaciones en La Voz de Guipúzcoa del 25-II-1918.
CandidatosPartidosVotos
AzquetaLiberal320
ElóseguiMaurista251
TorrijosPSOE34
En blanco 15

Elecciones generales del 1-VI-1919
Ref. El Pueblo Vasco del 2-VI-1919. Filiaciones en El Pueblo Vasco del 26-V-1919.
CandidatosPartidosVotos
AnguloMaurista303
AzquetaLiberal263
Araquistain 26

Elecciones generales del 19-XII-1920
Ref. Boletín Oficial de Guipúzcoa del 22-XII-1920. Filiaciones en La Voz de Guipúzcoa del 21-XII-1920.
CandidatosPartidosVotos
LizariturryMinisterial376
PicaveaIndependiente219
AzquetaLiberal49
SáenzPSOE49
En blanco 1

Elecciones generales del 29-IV-1923.
Ref. El Pueblo Vasco del 1-V-1923.
CandidatosPartidosVotos
Marqués de TenorioConservador467
ZuaznávarLiberal32
IglesiasPSOE31

Elecciones Municipales del 12-IV-1931.
Ref. El Pueblo Vasco. Abril 1931.
CandidatosPartidosVotos
Elegidos
Genaro GalRepublicano230
Ignacio UriaNacionalista227
Adrián SalaverriaMonárquico202
Luis OberoSocialista179
Pedro IguaránMonárquico165
Restantes
Ignacio IraolaMonárquico163
Esteban SalazarIndependiente51
José SadianIndependiente49

La manifestación que proclamó el 14 de abril la República portó las banderas republicana y nacionalista. Fue elegido alcalde Antonio Puy.

Elecciones generales del 28-VI- 1931.
Ref. La Voz de Guipúzcoa del 30-VI-1931. Filiaciones en El Pueblo Vasco del 30-VI-1931.
CandidatosPartidosVotos
GárateAcción Nacionalista695
UsabiagaDerecha Republicana690
De FranciscoSocialista680
AmilibiaUnión Republicana677
PildainIntegrista596
LeizaolaNacionalista587
UrquijoTradicionalista580
PicaveaIndependiente574
AstigarrabíaComunista35
BullejosComunista34
LarrañagaComunista34
ZapirainComunista34
CastroRepublicano7
UrgoitiUnión Republicana6
Lerroux1

Desglose por barrio/distrito
Ref. Boletín Oficial de Guipúzcoa del 29-VI-1931. Filiaciones en El Pueblo Vasco del 30-VI-1931.
El Boletín Oficial de Guipúzcoa del 29-VI-1931 anota el n.º de distrito y la sección, pero no hace constar los resultados de la votación
CandidatosPartidosVotos
Pasai Donibane (Distrito n.º 1)
PildainCanónigo (Integrista)231
UrquijoTradicionalista226
LeizaolaNacionalista224
PicaveaIndependiente220
GárateAcción Nacionalista73
UsabiagaDerecha Republicana69
De FranciscoSocialista66
AmilibiaUnión Republicana64
CastroRepublicanao4
UrgoitiUnión Republicano3
AstigarrabíaComunista1
BullejosComunista1
LarrañagaComunista1
ZapirainComunista1
Pasaia San Pedro (Distrito n.º 2)
GárateAcción Nacionalista176
UsabiagaDerecha Republicana176
AmilibiaUnión Republicana175
LeizaolaNacionalista22
PildainCanónigo (Integrista)22
PicaveaIndependiente21
UrquijoTradicionalista21
AstigarribíaComunista11
BullejosComunista11
LarrañagaComunista11
ZapirainComunista11
Pasai Antxo (Distrito n.º 3)
GárateAcción Nacionalista351
UsabiagaDerechas Republicana345
AmilibiaUnión Republicana342
De FranciscoSocialista342
PildainCanónigo (Integrista)162
LeizaolaNacionalista160
PicaveaIndependiente155
UrquijoTradicionalista153
AstigarrabíaComunista21
BullejosComunista20
LarrañagaComunista20
ZapirainComunista20
Castro 1
UrgoitiUnión Republicana1
Votos sueltos 1
Votos en blanco 1

  • Sí al Estatuto Vasco.

En la primavera de 1931, a los días de instaurarse la República, Pasajes se adhirió a la Diputación en lo que acordase respecto al Estatuto. Asimismo, estuvo representado en la Asamblea de Estella. En el plebiscito del 5 de noviembre de 1933 para refrendar el Estatuto Vasco se obtuvo en esta localidad el siguiente resultado:

Ref. La Voz de Guipúzcoa, noviembre 1933
Nº. electoresFavorContra
3.8553.111167

Elecciones a Diputados en Cortes del 19-XI-1933
Ref. La Voz de Guipúzcoa, Nov. 1933.
CandidatosVotos
Leizaola1.491
Picavea1.359
Monzón1.005
Irujo958
Irazusta952
Usabiaga516
De Francisco516
Echevarria511
Angulo510
Alvarez502
Bizcarrondo436
De la Torre379
Gomendio368
Larrañaga217
Astigarribia216
Zapirain214
Urondo214
Paguaga196
Tellería186
Maeztu181
Urraca174
Imaz64

Elecciones a Diputados en Cortes de 16-II-1936
Ref. El Pueblo Vasco, febrero 1936.
CandidatosVotos
Ansó1.748
Amilibia1.744
Apraiz1.744
Larrañaga1.730
Irujo1.327
Irazusta1.000
Monzón995
Lasarte987
Picavea690
Lojendio340
Paguaga336
Oreja334
Múgica334

Elecciones de Diputados a Cortes del 1-III-1936
Ref. El Pueblo Vasco, marzo 1936.
CandidatosVotos
Larrañaga1.745
Amilibia1.736
Ansó1.668
Apraiz1.665
Picavea1.493
Irujo1.470
Irazusta1.465
Lasarte1.463

  • Referendum de 1976.

4.805 sí, 99 no, 326 votos en blanco y un 41,66 % de votantes.

Elecciones del 15-VI-1977
PSOE3.47934,7 %
PNV2.19221,9 %
EE1.14011,4 %
ESB837 8,3 %
GU463 4,6 %
DCV461 4,6 %
PCE447 4,4 %)
DIV386 3,8 %)
PSP216 2,1 %)
FUT122 1,2 %
AETG1061 %
ANV990,9 %
FDI410,4 %
Nulos y abst.4.30730,2 %

Referéndum constitucional del 6-XII-1978 (censo electoral: 16.215)
Ref. El Diario Vasco.
Votos6.944
Abst9.26757,15 %
4.31826,63 %
No2.25013,88 %
Blanco329
Abst. y No71,03 %

Elecciones generales del 1-III-1979 (censo electoral: 16.053)
HB2.45324,58 %
UCD1,23812,40 %
PSOE2.08620,90 %
PCE2752,75 %
PNV2.04520,49 %
EMK1241,24 %
EE1.50515,08 %
ORT810,81 %
EKA570,57 %
FEA130,13 %
UFV490,49 %
IR120,12 %
UN250,25 %
ULE30,03 %
LKI130,13 %
Abstenciones5.816 36,22 %

  • Elecciones municipales del 3-IV-1979.

Con el objeto de cubrir las 21 concejalías de este Ayuntamiento se presentaron siete candidaturas: ORT, EE, HB, PNV, EMK-OIC, PCE y PSOE. Los concejales elegidos y los votos obtenidos, sobre un censo electoral de 14.398, fueron: HB: Eduardo Aseguinolaza, José M. Chinchurreta, Dolores Oliden, José I. Mutua, José M. Mera, Antonio Cascallar, Pedro M. Sein y Juan J. Niera; PNV: Alfonso Garin, Visitación Roteta, Víctor M. Sarna, José L. Goicoechea, Santos Chinchurreta y Luis Mendia; PSOE, José M. Mayoz, Balbino Cambra, Ignacio Pérez y David Ollero; EE: Iñaki Sánchez, Yon Mikel Uribarren y Jesús Goñi. Alcalde: Eduardo Aseguinolaza de HB.

Referendum estatutario del 25-X-1979 (censo electoral: 16.535)
Ref. El Diario Vasco 27-X-1979.
Votos8.23849.82 %
Abst.8.24750,18 %
7.70193,48 %
No2563,10 %
Blanco2172,63 %
Nulo640,77 %

Primeras elecciones para el Parlamento Vasco: 9-III-1980 (Censo electoral: 16.977)
Ref. El Diario Vasco 11-III-1980.
PNV2.68031,26 %
HB2.19825,63 %
EE1.33515,57 %
PSE1.13813,27 %
UCD504 5,87 %
PCE25l 2,92 %
EMK109 1,27 %
AP1031,20 %
ESEI680,79 %
LKI330,38 %
EKA250,29 %)
PTE230,26 %
UC40,04 %
Abstenciones8.40449,44 %

Elecciones Generales del 28- X-1982 (Censo electoral: 14.621)
PSOE3.484
PNV2.771
HB2.551
EE1.129
AP/UCD431
CDS139
PCE122
FN5

  • Elecciones municipales del 8-V-1983.

Concejales: PNV: Roberto López de Echezarreta, Blas José Olasagasti, Visitación Roteta, Ignacio Lopetegui, Luis Mendía, Miren Gurutze Arrieta y María Inés Puy. PSOE: Luis María Gómez, José María Mayoz, Balbino Cambra, Manuel Riveiro, Antonio de Quevedo y Siro del Caño. HB: José María Marichalar, José Ignacio Murua, Jesús Berruezo, Martín Olaechea, José Manuel Eztala y Ricardo del Pozo. EE: José María Ruiz y Xabier Baztarrika. Resultó elegido alcalde el primero.

Elecciones al Parlamento de Vitoria del 26-II-1984
PNV3.314
PSOE2.434
HB2.420
EE907
CP353
Auzolan172
PC73

Elecciones generales del 22-VI-1986
PSOE2.535
PNV2.140
HB1.709
EE1.069
CP438
CDS301
UC76
ICT72

  • Elecciones municipales del 10-VI-1987.

Resultaron elegidos los siguientes concejales: HB: Joseba Xabier Portugal Arteaga, Javier Sagarzazu Zapirain, José María Marichalar Picaza, Antonio Muguruza Etxeberria, Fernando Miguel Salaberria Folgado, Angel Ouvuña Vidal. EA: Roberto López de Etxezarreta Murgiondo, José Domínguez Esteiro, M. Visitación Roteta Mujika, M. Inés Puy Otaegui. PSOE: Balbino Cambra García, Manuel Riveiro Fernández, José María Mayoz Echenique, José Antonio Olaizola Azaldegi. EE: Jon Mikel Uribarren Etxeberria, Izaskun Urruzola Morán. PNV: José Luis Goikoetxea Garmendia.

Elecciones generales del 29-X-1989
HB2.497
PSOE2.167
EA1.393
EE936
PNV900
PP428
Otros219
IU194
CDS177

Elecciones al Parlamento de Vitoria del 28-X-1990
HB2.532
PSOE1.890
EA1.310
PNV1.168
EE767
PP307
Otros272
CDS21
UA3

  • Elecciones municipales del 26 de mayo de 1991.

Resultaron elegidos los siguientes concejales: HB: Joseba Xabier Portugal, José Ramón Sistiaga, Angel Ouviña, Juan Carlos Alducin, Jokin Olasagasti y Pedro María Ibargarai. PSE: Manuel Riveiro, Ana María Ancín y Juvino Fernández. EA: María Visitación Roteta, Roberto López y José Domínguez. EE: Jon Mikel Uribarren. PNV: Juana Garbizu, Javier Anatol y María Aranzazu Makazaga. Fue elegido alcalde Joseba Xabier Portugal.

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  • ELEJALDE, F.; ERENCHUN, J. Noticias históricas de la villa de Pasajes, San Sebastián, 1970, 105 pp.
  • GOROSABEL, P. de. Noticias de las cosas memorables de Guipúzcoa, T. VI, Tolosa, 1901, 501 pp.
  • ISASTI, Lope de. Compendio Historial de la MN y ML Provincia de Guipúzcoa, en el año de 1625, San Sebastián, 1850, 674 pp. más 41.
  • ITURRIOZ TELLERÍA, F. Pasajes. Resumen histórico, San Sebastián, 1952, 285 pp.
  • Memoria del Puerto de Pasajes 1981, San Sebastián, 1982, 94 pp.
  • MINER URDAMPILLETA, Fco. "El Puerto de Pasajes", en VV.AA.: Itsasoa, n.° 5, p. 131.
  • OLAECHEA LABAYEN, J. B. "Seis siglos de litigio sobre el dominio del puerto de Pasajes", Boletín de Estudios Históricos de San Sebastián, 1975, n.° 9, p. 14.
  • REIZABAL ARRUABARRENA, Gorka. Santos pasajes de remo, Pamplona, 1988, 265 pp.
  • SAN GIL, J. P. "La flota de arrastre de Pasajes durante la Guerra Civil (1936-39)", en VV.AA.: Bilduma, 1990, n.° 4, p. 47.

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