Architecture

Palacio de los Cruzat

Óriz

En el conjunto urbano de Óriz se encuentra el célebre palacio de los Cruzat. Aunque el palacio que hoy podemos ver fue ejecutado por la familia Cruzat, linaje procedente del burgo pamplonés de San Cernin, que debieron adquirir el señorío en el siglo XVI, en realidad hubo un palacio anterior, de origen medieval, cuyas armas se registran en el Libro de Armería del Reino de Navarra. De hecho, el armorial navarro distingue los escudos del palacio de Óriz (L.A.R.N. nº 199), y de la familia Cruzat (nº 411).



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Se trata de un edificio del siglo XVI, de planta rectangular y tres alturas, culminado todo con un tejado a cuatro vertientes. Se levantó en piedra de sillería bien escuadrada, que afecta al primer piso, más un recrecimiento en ladrillo menudo. Su fachada principal se abre con un arco carpanel compuesto por trece dovelas, cuya rosca va labrada con una media caña, y flanqueado por dos saeteras y cuatro ventanas rectas. El piso noble se perfora por cuatro grandes balcones, también adintelados, y el ático mediante cuatro ventanucos, aunque originariamente todo el perímetro iba recorrido por una galería de arquillos de medio punto, con sus intradoses decorados con bolas. Las esquinas llevaban cuatro garitones de piedra, de planta circular, descritos por Madoz en uno de sus viajes. Es una pena que la reciente restauración no haya repuesto ni las garitas ni los arquillos, pese a que quedan evidentísimas trazas de ellos en algunos puntos. Ha eliminado, en cambio, una especie de hueco tapado, que a buen seguro albergó un escudo heráldico de grandes dimensiones. Una cornisa doble abocelada remataba la fachada y sostenía el alero.

En el interior pudimos ver (1990) restos de pinturas murales que quedaron allí cuando los frescos fueron pasados a lienzo y llevados al Museo de Navarra. Destacaremos un Calvario que pudimos admirar en una de las estancias anejas al gran salón. Los techos y la gran escalera de acceso van decorados con estucos que lucen armiños, símbolo heráldico de los Cruzat, como motivo ornamental.

En cuanto a las pinturas, fueron donadas al Museo de Navarra por el entonces dueño del palacio, Arturo Ferrer. Ramón Gudiol se encargó de arrancar los frescos y trasladarlos a bastidores de lienzo, ingresando en el Museo de Navarra en noviembre de 1955. Se realizaron con una técnica mixta de temple y grisalla, se inspiran en modelos de la época, fundamentalmente grabados, y deben datar de hacia 1550. Aparte de algunos motivos decorativos sueltos y varios enmarques de vanos, podemos encontrar pinturas de temática variada.

La sala aneja al vestíbulo presentaba dos frisos de niños danzantes, unidos por pañuelos en algunos casos, portando caretas, banderolas, instrumentos musicales o juguetes como un caballito de madera y un molinillo de papel. Algunos niños lucen polainas dotadas de cascabeles, al modo en el que aún llevan los danzaris de la tierra. En otras ocasiones se representan escenas de temática religiosa, como Adán y Eva sujetos a la muerte y al trabajo, Caín y Abel realizando sacrificios, Muerte de Abel, Visitación de María a santa Isabel, el Crucificado, o la Caída y expulsión del Paraíso de Adán y Eva. Una escena doble representa al ciego Lamech, quinto descendiente de Caín, disparando una flecha que mata, de manera involuntaria, a aquel. Otro panel representa el Paraíso Terrenal con la fuente que cita el Génesis (en estilo plateresco), rodeada de diversos animales y dos monos que sujetan el escudo de los Cruzat. También se representa un tema del fabulario medieval, el Sermón del Zorro, a quien escuchan otros animales. Por encima corre una inscripción que reza "DNE NE IN FURO (RE TUO ARGUA) S ME NEQUE IN IRA TUA CORIPIAS ME". ("Señor no me reprendas con saña, ni con ira me castigues"). Se trata del versículo segundo del Salmo VI.

No obstante, las pinturas más célebres y conocidas son las que decoraban el gran salón del palacio, y que se encuentran igualmente en el Museo de Navarra. Representan la campaña militar en la que el emperador Carlos V venció a los príncipes protestantes alemanes. Las escenas son abigarradas, con un canon jerárquico destinado a fijar la atención sobre aspectos concretos del relato, que sigue un orden cronológico, como si de una narración se tratase. No faltan detalles anecdóticos, como soldados que se detienen para ajustarse el calzado o conversan mientras cargan sus armas, y hechos verídicos y documentados, como los guerreros que vadean el río con sus cuchillos en la boca. Las pinturas culminan con la "Rendición del Duque de Sajonia", de elegante composición. Una cartela permite leer: LA FELICE BATALLA QUE EN ALEMANA BENCIO COTRA LUTERANOS EL EMPERADOR CARLO V MAXIMO REY DE ESPANA FUE A 24 DE ABRIL ANO 1547 EN LA QUAL FUE PRESO EL DUQ DE SASSONIA Y EL DUQ ERNESTO DE BRANZAVIC Y OTROS MUCHOS PRINCIPALES Y LOS MAS DE SU EXERCITO MUERTOS Y PRESOS. No cabe duda que la temática escogida se relaciona con la participación de algún miembro de la familia Cruzat en la citada campaña, tal vez Martín de Cruzat, que era señor de Óriz en 1558.

Aunque se ha señalado que la autoría de las pinturas puede atribuirse a algún miembro de la familia Bosque, bien documentada a mediados del siglo XVI, en realidad parece percibirse el trabajo de tres manos diferentes. La primera de ellas podría haber realizado los motivos decorativos, tales como enmarques de vanos e incluso los danzantes. Un segundo autor habría podido ejecutar las escenas bíblicas, con evidente influencia de grabados de las loggie vaticanas y de la Capilla Sixtina. Por fin, las escenas militares demuestran un dibujo más rotundo y firme, e influencia de los grabados, tapices y pinturas de batallas de la época.