Cinematic

Pagafantas

Coproducción de Antena 3 Films, Sayaka Producciones Audiovisuales y Telespan 2000. Entidades como ETB, Antena 3, Departamento de Cultura del Gobierno Vasco y el Ministerio de Cultura español colaboraron en la producción.

Se trata del primer largometraje de Borja Cobeaga, cineasta donostiarra que se dio a conocer gracias a sus exitosos cortometrajes dentro del programa Kimuak. En Pagafantas se respira el mismo aroma presente en sus cortos y es que Cobeaga tiene debilidad por situaciones exageradas y extremas dentro de las relaciones humanas. Al final siempre queda un fondo realmente amargo, entre la humillación y el patetismo, a pesar del celofán cómico con el que Cobeaga envuelve sus historias. El corto La primera vez (2001) mostraba a una anciana que, viendo cercana la muerte, contrata a un prostituto para degustar, al menos una vez en la vida, las bondades del sexo. Lo divertido de la situación, la sorpresa del muchacho al conocer a la anciana y todo el diálogo que se desarrolla a partir de ese momento, no pueden evitar una sensación de pesadumbre ante la visión de una persona que jamás ha disfrutado del placer carnal. En Éramos pocos (2005), extraordinario corto que logró una nominación al Oscar, la desternillante pareja protagonista, padre e hijo, que, abandonados por la madre, traen a la abuela del asilo, -o eso es lo que ellos creen-, para tener una nueva esclava que realice las labores del hogar, camuflaba una desencantada visión de las relaciones familiares.

En Pagafantas Cobeaga posa su mirada sobre el típico pardillo que paga las consumiciones de la chica guapa de turno buscando conquistarla cuando ella tan sólo ve en él un buen amigo. O lo que es peor, un hermano. En este caso Txema (un inspirado Gorka Otxoa) harto de su vida familiar, de sus amigos y de una novia por la que no siente nada tiene un encuentro casual con una hermosa emigrante argentina sin papeles (Sabrina Garciarena) y emprende con ella una frustrante relación. Sus intentos de seducir a la muchacha sólo generan una catarata de desastres que, más allá de las risas, llevan la comedia a un territorio esperpéntico cruel y desolador. Cobeaga se rodeó de un equipo que conocía bien (tanto el coguionista Daniel San José como el actor principal Gorka Otxoa trabajaron con él en el programa Vaya Semanita) y rodó una película dotada de un perfecto sentido del ritmo, una gran dirección de actores, unos diálogos brillantes y una factura técnica impecable. Comedia en suma sobre el sexo, o más bien sobre la ausencia de éste, escondía también una dura y ácida crítica a ciertos modos de vida típicamente vascos. En la presentación del film en el Festival de Málaga de Cine Español 2009 el director reconocía que Pagafantas tenía un componente autobiográfico y que había elegido el lado patético de la vida porque "todos somos patéticos y el patetismo es democrático". Se mostraba asimismo irónico en su concepción del País Vasco al que calificó como el "Polo Norte sexual de Occidente". Añadía además, para adentrarse en la esencia más íntima del largometraje, que "si vas al País Vasco desde fuera, el mestizaje gusta, pero lo difícil es ligar entre vascos, es el antiincesto. Me fui a vivir a Madrid y me parecía La Habana, y los vascos vamos de turismo sexual a Burgos."

En la cita malagueña Pagafantas logró el Premio de la Crítica y el Premio al Mejor Guión Novel. Fue el inicio de una trayectoria plagada de galardones. Pueden destacarse la Mención especial en el Festival Internacional de cine de Tarragona., REC, el Premio a la Mejor Película en la 9ª edición del Festival de Cine de Comedia de Montecarlo, -en este certamen Gorka Otxoa logró además una Mención de Honor al Mejor Actor-, el Premio de la Juventud y el Premio Especial del Jurado en el X Festival Ópera Prima de Tudela, dos premios San Jordi (el Premio a la Mejor Ópera Prima y el Premio al Mejor Actor para Oscar Ladoire) o el Premio Zinemastea Jurado Joven al Mejor Largometraje. La crítica la acogió con complicidad. Jordi Costa la calificó de "película extraordinaria", Rodríguez Marchante alabó su "humor desinhibido" y Alberto Luchini la recibió como "un soplo de aire fresco". Al estreno comercial acudieron más de 300.000 espectadores para disfrutar de este largometraje que, fiel al estilo de Cobeaga, salta de lo cómico a lo conmovedor, sin renunciar nunca a un patetismo cruel y amargo.