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OÑATI

Incorporaciones intermitentes a Gipuzkoa. Oñati aprovechó todas las ocasiones que tuvo para normalizar su caso. Se ve, en efecto, que cuando el año de 1719 se sometió Gipuzkoa al duque de Berwick, Oñati prestó a éste igual obediencia por medio de sus diputados D. Juan Antonio de Araoz y Zaráa y D. Luis Antía, para lo cual pidió a la Diputación en carta de 14 de agosto hiciese relación a dicho duque sobre los extremos que consideró necesarios. Tales eran: que pertenecía al territorio guipuzcoano; que gozaba de las libertades y exenciones de esta provincia pese a haberla separado el señorío del Conde; que mantenía la hermandad con Gipuzkoa en todas las ocasiones de paz y de guerra que se ofrecían en el país. Un estado de cosas tan anómalo no podía subsistir por más tiempo. Así es que apenas se iniciaron en España las reformas políticas y administrativas, la agregación de la villa de Oñati a la provincia de Gipuzkoa se hizo natural e inevitable. Su situación topográfica dentro de las vertientes de las aguas, la identidad de la lengua, la semejanza de costumbres; en fin, tantos lazos de amistad, no podían dejar de inclinar a los habitantes de esta villa hacia Gipuzkoa. Consiguientemente, durante la dominación francesa desde el año de 1808 al 1813, como también después, hasta la abolición del régimen constitucional en mayo de 1814, estuvo incorporada a esta provincia. Otro tanto sucedió desde el mes de marzo de 1820 en que se proclamó la Constitución de Cádiz hasta que este código dejó de regir en España, en virtud del decreto del Rey de 1 de octubre de 1823. En aquella ocasión se barajó asimismo su incorporación a Álava, cosa a la que Oñati se opuso.