Monasteries

MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE BARRIA

Situado en el lugar de su nombre y rodeado de robledales, este monasterio cisterciense consta en un documento de 1237 aunque se presume una mayor antigüedad; Landázuri conjeturó que quizás fuera más antiguo que las mismas Huelgas de Burgos de las que es filial, pero careció de pruebas. El trinitario Josef Moreno Curiel escribió en el prólogo de una obrita de piedad que «fue fundación de la familia de los Mendoza, y una del mismo apellido le rigió por su primera abadesa. Fue el año del señor de 1294, y asistió con los demás celebrando en las Huelgas sus Capítulos.» Fue este convento muy favorecido por la Cofradía de Arriaga. El rey Alfonso XI, por un privilegio dado en Burgos el 22 de mayo de 1345, dirigido a Juan Ruiz de Gauna, marino mayor de Alava, y a 18 merinos que fuesen puestos en adelante en la dicha merindad y a todos los concejos y alcaldes jurados o merinos de las villas y lugares de Alava, concede privilegio para que no paguen pechas, derechos, fonsaderas, servicios, monedas, pastos, carretas, caminos y todos los derechos que pertenecían y pertenecer pudiesen a la abadesa y convento y a sus lugares de Aguirre y Alacha (Landázuri: Hist. Ecles. de la P. de Alava, 1928, p. 289). El mismo Landázuri recoge la tradición según la cual el monasterio fue fundado por un rey de Nav., de lo cual se colegiría una antigüedad considerable dada la desmembración de Alava del reino de Pamplona en el año 1200. En 1970, el monasterio, que aún alberga a algunas monjas, está a punto de derrumbarse por la falta de cuidados y el aislamiento al que va reduciéndose debido a la creciente despoblación de esta zona alavesa. Sólo en verano rompe la soledad una colonia escolar que se asienta en la ruinosa zona de hospedería del convento. Arquitectónicamente el edificio vale poco; la planta es la característica de todos los edificios del Cister, el claustro es posterior a la reforma monacal y sin detalles artísticos. En un pequeño patio hay una cabecita gótica a la que se llama «cabeza del rey», en la Sala Capitular dos bonitos crucifijos. Lo demás es un conjunto de ruinas, goteras, vigas que se desprenden, humedad y frío.

Ainhoa AROZAMENA AYALA