Concept

Miel Otxin

Personaje del carnaval de Lantz (Navarra). Junto con el resto de personajes desapareció con las prohibiciones dictadas con motivo de la sublevación franquista. El año 1937 se suspenden las fiestas de carnaval y en 1940 se dicta la prohibición absoluta de celebrar los carnavales. Sin embargo, en 1944 José María Iribarren, Esteban Uranga y posiblemente Ignacio Baleztena, posibilitan la recuperación por un día del carnaval de Lantz con el ánimo de documentarlo. De ahí proviene la primera descripción de Miel Otxin:

"Gigante de paja, de tres metros de altura. Suelen vestirlo con sombrero o gorro, careta de cartón, camisa, faja roja, pantalones azules y polainas de cuero o goma. Lo arman utilizando dos ramas de haya: una, larga, para los brazos, y otra, rematada en horquilla, para el tronco y las piernas." (Iribarren, 1944; 412).

Para J.M. Iribarrren, la función de Miel Otxin en el ritual es ser "bailado sin cesar durante la fiesta, apoyado el trasero del gigante sobre la cabeza de su porteador y agarrándole por los muslos o sujetándole por los talones" y finalmente, quemado.

Cuando Julio Caro Baroja filma, junto a su hermano Pío, el documental Navarra. Las cuatro estaciones publica un texto en el que, bajo el título de "Folklore experimental: El carnaval de Lantz", nos explica el proceso de fabricación del muñeco:

"Tradicional -como indico- era que en la tarde del domingo, varios mozos y hombres casados se reunieran en el desván y pajar del ayuntamiento-posada a fabricar el gigante. Para ello se tenía preparada una gran horca bifurcada, hecha con un árbol joven o una robusta rama. Por la parte de la bifurcación se metían unos grandes pantalones azules, de los que usan los hombres en su trabajo, pantalones que luego se rellenan de heno, hasta que quedan bien nivelados. Después, en la parte no bifurcada, se coloca una camisa a cuadros, azules y blancos, que también se rellena y ata. Pero las mangas de esta se aparejan formando una cruz, sujetas por una vara que va de un extremo a otro... se le calzan al gigante dos botas de monte y se le ponen dos guantes... Llega luego el momento de hacer la cabeza, con un montón de heno apelmazado, rodeado por un pañuelo y con una careta por delante, aunque, también antiguamente, la cara se hacía pintando de modo esquemático un rostro sobre una tela o papel y aun dejándola con el heno mismo al descubierto. Aún a esta cabeza se le coloca encima un gorro, a modo de cucurucho, adornado con papeles de colores, y en la cintura se le pone al gigante una faja colorada. A veces, también, de un extremo a otro de los brazos de éste se ha solido colocar una banda de tela con un letrero que decía, "Vivan los mozos de Lanz". (J.Caro, 1965; 721)

En la construcción de Miel Otxin tenían un papel fundamental los mayordomos. Estos eran jóvenes elegidos entre la cuadrilla de solteros, que se encargaba de la organización de fiestas y festividades (contratación de músicos, organizar comidas o cenas, velar por el orden...) Cumplían, igualmente, funciones de autoridad. Ellos eran los encargados de preparar a Miel Otxin: debían localizar en el momento las ramas o árboles para cortarlos y transportarlos a la posada, donde el domingo se construye a Miel Otxin.

Miel Otxin participa, junto con el resto de personajes, en las comitivas que durante los días de carnaval recorren Lantz al son de la música. El último día, el martes de carnaval, Miel Otxin será juzgado y quemado. Así nos lo describe Iribarren en 1944:

"Antiguamente marchaban detrás de la comparsa del Miel-Otxin dos mozos disfrazados de damas, con trajes blancos. Iban muy serios, respetados de todos los chachos, y leyendo cada cual en su libro. Por su adolecido y silencioso, representaban ser familiares del gigante acompañándole al suplicio. Estas damas al llegar a la plaza hacían aspavientos de dolor. También antiguamente la muerte del gigante era objeto de pantomimas que tenían sus miajas de irreverencia. Hacían simulacro de confesar a Miel-Otxin; las damas fingían leerle la Pasión, y los chachos se tiraban al suelo simulando llorar de sentimiento por su muerte" (Iribarren, 1944).

Caro Baroja refiriéndose al carnaval de 1964, habla de los cambios introducidos:

"En tiempos en que se jugaba "a largo", con guante de cuero, se colocaba a "Miel Otxin" sujeto en el botillo y allí se le juzgaba. Una máscara que tenía un gran libro en las manos fingía leerle la sentencia, acusándole de varios delitos, mientras otros asentían. Otra máscara, vestida con una gran capa de las que llevaban los antiguos concejales y alcaldes, simulaba confesarle. Esto pareció ya una irreverencia mucho antes de 1936 y se suprimió del carnaval... Después, las máscaras se agolpan en torno al gigante y le golpean o apalean con sus escobas, avanzando lentamente hacia el centro del frontón. De repente, una que estaba apostada detrás de un muro, armado de una escopeta, dispara dos tiros al aire, que se supone alcanzan al gigante, el cual rápidamente se abate sobre el suelo del frontón.

En su derredor se organiza una gran turbamulta. Los "chachos", dando grandes gritos y alaridos, lo despedazan y los montones de heno, la horca y el traje arden rápidamente. En torno a las llamas y al humo, los txatxos mismos bailan un baile precioso, que llaman "zortziko" (J. Caro Baroja 1965; 724)

En cuanto al nombre del personaje Iribarren comenta: A este gigante lo llaman Miel Otxin en recuerdo de un célebre bandido que, según tradición, cometió muchas fechorías por esta zona de la Montaña. Donde Miel sería "Miguel" en el habla local. Esta interpretación es sostenida todavía hoy por algunos investigadores e informantes.

Julio Caro Baroja, sin negar lo anterior, expondrá que Miel Otxin "es el Carnaval en sí mismo", "un símbolo de los vicios, del mal", así como un "pharmakos" (un chivo expiatorio). Esta identificación de Miel Otxin con el carnaval lo ligaría con otros muchos personajes que son quemados en estas fechas del año y en otras. Respecto al nombre se inclina por otra etimología:

"Pocos afirman que, en realidad, se llamaba Mile, para asociar esta palabra en significado con el castellano "mil". Otxin, dicen éstos que es el nombre de una antigua moneda (J.Caro, 1968; 239).

Asiáin (Asiáin, 1998) por su parte, defenderá la importancia del "Otxin" a la hora de buscar sentido y la relacionará (como otros filólogos) con otsoa (lobo, en Euskara), además de con el mes en que se suelen celebrar los carnavales (Otsaila - Febrero) y, finalmente, posiblemente con osin (sima, cueva). Miel Otxin se caracterizaría por:

"Su carácter antropomórfico, pagano y de vida salvaje (primera concretización) y por su estilo de vida basado en la rapiña, al estilo de la forma de actuar del lobo (segunda concretización). Efectivamente, el lobo, como símbolo de lo caótico y del mal." (Asiáin, 1998; 299)

Nos encontraríamos ante una representación mitológica del mal (que hay que conjurar), así como ante una simbolización del fin de un período (el año y el de un modo de vida concreto: el asociado al "modo de vida cazador"):

... sentencia y muerte... tiene que ver... con un acto purificador o catártico que coincide con el fin de unos meses no dedicados a la agricultura y el inminente comienzo... (del) primer mes dedicado a la agricultura... Por lo tanto, preservación-purificación (pharmakós), pero también un cambio de vida (Asiáin, 1998; 292).

En los cuatro decenios transcurridos desde su recuperación, Miel Otxin ha ido cambiando hasta tener una imagen fija. La cara de helecho, de arpillera o de careta de cartón, ha terminado por cobrar un carácter fijo (ya no se quema la cabeza), lo que ha permitido afianzar su imagen e identidad. Esto, además, ha contribuido a crear una imagen icónica del carnaval basada en Miel Otxin, extendiendo su modelo a otros carnavales.