Painters

Mieg Solozabal, Juan

Nada más iniciarse la década de los ochenta, Juan Mieg imprime nuevas vibraciones al discurso plástico. Este cambio de actitud, con la correspondiente deriva pictórica, origina que se replantee otros caminos expresivos. Así lo recoge el propio protagonista en unos textos autógrafos inéditos:

"Los cuadros de esta época acabaron siendo muros infranqueables, de materia sorda, espesa, negra. Y a partir de ahí comenzaron a aparecer puertas de salida o acaso de entrada a otros lugares".

"Estaba en el límite, en el filo".

"Hasta entonces, los cuadros estaban poseídos de su importancia material y formal. A partir de aquí, todo eso entró en crisis. El cuadro se disuelve, se diluye, se libera de la materia, de sus formas rotundas, va perdiendo presencia física, va liberándose".

"Si la materia me ayudó en su proceso a liberar el subconsciente, su densificación hizo que ante su aparición, el coloso matérico se derrumbara. Salvada la contradicción me quedo entonces en un vacío y empiezo a llevar el proceso hacia mí mismo. El vacío, a mí mismo".

En un proceso coherente y evolutivo, el vitoriano asume con naturalidad la necesidad de reinventar su propia trayectoria y su propio arte como consecuencia de una actitud libre y abierta hacia el mundo de la creación plástica. Una individualidad, la suya, que es por tanto intransferible. Continúa reconociendo, como en etapas anteriores, el papel activo de las fuentes inconscientes en el acto creador.

El espíritu aformal de Mieg alcanza nuevos réditos con un tipo de pintura mucho más líquida y acuosa. Lienzos inundados por "pictografías"; pequeños rasgos caligráficos, sutiles y espontáneos trazos de color que, expandidos en todas direcciones, conforman sobre la superficie de los lienzos una suerte de visiones cosmogónicas o microscópicas. Visiones fragmentadas que, a través de la subjetividad gestual, aluden a realidades múltiples de difícil transcripción racional. Unas transcripciones pictoricistas -manchas y signos de color- que encuentran su acomodo en radiantes y relajantes paredes (fondos) de color rosa, naranja, azul, amarillo, verde, etc.

En este sentido, la exposición individual que celebra en la sala Luis de Ajuria, del 11 al 20 de febrero de 1982, con el significativo título El sonido del agua dice lo que pienso, descubre perspectivas y horizontes hasta entonces inéditos en la evolución del artista. La anterior vertebración racional de los cuadros, que conservan siempre en su haber (hacer) un fuerte componente de espontaneidad, desaparece, dando lugar al despliegue de una aventura estética más libre, personal e instintiva.

En 1983 expone en la galería bilbaína Windsor; al año siguiente, nuevamente en Luis de Ajuria; en 1986 (noviembre), en la galería Manú de Colonia (Alemania), y, a finales de año, en la Sala de Arte de la Caja de Ahorros Vizcaína, sita en la Gran Vía de Bilbao. En febrero de 1987 participará en el quinto programa didáctico Así pinta..., de la Caja de Ahorros Provincial de Álava, celebrándose paralelamente una retrospectiva de su obra (1961-1987) en la misma sala San Prudencio de Vitoria. En marzo de 1988 exhibe sus cuadros en la galería donostiarra Altxerri.

Entre las exposiciones colectivas, cabe destacar su participación en El autorretrato en la Pintura Vasca (1983); Pintura Vasca Contemporánea (1910-1985), sala Garibay de San Sebastián (1985), y Hostoa, exposición itinerante compuesta por ocho pintores vascos y un escultor, organizada por la Consejería de Cultura del Gobierno Vasco. Inaugurada en julio de 1986 en los locales del Commerzbank de Frankfurt, se traslada en octubre a la villa Rhingold de la ciudad de Colonia, luego a Menorca y Mallorca, concluyendo el periplo viajero en Bilbao. Asimismo, en junio de 1985, colabora Mieg en el I Taller Abierto de Vitoria-Gasteiz, que organiza el Ayuntamiento de la Ciudad en el paraninfo de la Escuela de Artes y Oficios. En febrero de 1986, figura, con sus lienzos, en la feria internacional de Arco.

De mediados de los ochenta también son algunos proyectos comunes que lleva a feliz término con otros compañeros vitorianos de análogas inquietudes artísticas. Nos estamos refiriendo principalmente a la impresión serigráfica, a la técnica de la pintura sobre piedra, experimento muy puntual que no tiene ninguna continuidad, y a la decoración de la cúpula y dependencias del nuevo edificio de Protección Ciudadana de Vitoria-Gasteiz. Trabajó en este proyecto decorativo, en Aguirre-Landa, con Carmelo Ortiz de Elgea, colaborando también en el mismo el escultor José Gabriel Aguirre (1928-1988), que realizó una esbelta y ascensional pieza organicista (troncos ensamblados) en madera de nogal. Anteriormente, a principios de la década, Juan Mieg había ejecutado un mural para la entidad Bankunión de Vitoria.