Lexicon

MARINA

El bloqueo naval en 1874-75. El 31 de enero de 1874 el Gobierno liberal decretó oficialmente el bloqueo de la costa cantábrica desde Cabo Peñas a Fuenterrabia. Durante 1874 se agudizaron también las medidas contra la pesca; en junio el Gobierno liberal ordenó que todas las lanchas de pesca de los puertos carlistas se concentraran en Castro o Santoña y las que no lo hicieran serían apresadas, aunque dejando en libertad a sus tripulantes. A partir de abril de 1875 los pescadores vascos apresados fueron considerados prisioneros de guerra y recluidos en El Ferrol hasta el fin de la guerra. Precisamente el único «combate naval» de la guerra se produjo cuando dos lanchas de pesca armadas salidas de Ondárroa intentaron apresar al escampavía liberal Felisa que cruzaba por aquellas aguas (26-6-1874). Acudió en su ayuda la goleta Ligera y las dos lanchas, forzando los remos, se refugiaron en Deva. Al día siguiente, la Ligera bombardeó Ondárroa como represalia, pero tuvo que retirarse con bajas por el fuego que se le hizo desde el pueblo. En esta época eran frecuentes los ataques de la escuadra contra fuerzas carlistas en la costa: la goleta Prosperidad había cañoneado concentraciones de tropas carlistas en Zarauz (26-5-1874), la corbeta Consuelo en Lequeitio (30-5-1874) y Ondárroa (8-6-1874), el Guipuzcoano en Motrico (12-6-1874) y la Ligera también en Lequeitio (18-6-1874), por lo que los carlistas detuvieron en julio a varios liberales significados residentes en su territorio para responder de los daños causados y contribuir al sostenimiento de las familias de los pescadores. Los ataques cesaron. En septiembre de 1874 los carlistas crearon la Comandancia General de las Costas de Vizcaya y Guipúzcoa, bajo la dirección del brigadier Anrich para ocuparse de todos los asuntos marítimos y de la vigilancia y defensa de las costas. En 1874 prosiguieron con éxito los envíos de armas por mar. El primer intento se realizó en el bergantín Malfilatre que debía conducir un importante cargamento desde Inglaterra pero la embajada española en Londres impidió su salida trabando un pleito sobre su propiedad. Al final se vio obligada a comprarlo a un precio muy superior al pagado por los carlistas quienes, con el dinero obtenido, compraron otro vapor y lo bautizaron London. Se encargó de su mando el capitán americano Jefferson. Guiado por varios pilotos vizcaínos desembarcó en Bermeo 27 cañones traídos de Estados Unidos (9-7-1874), el mayor alijo de armas recibido en toda la guerra. En viajes posteriores desembarcó 16 cañones más en Motrico (2-10-1874) y otros 14 en Ondárroa (4-2-1875) y aun se le atribuyeron otros desembarcos en junio y noviembre de 1875, permaneciendo el barco al servicio de los carlistas hasta el fin de la guerra. Otro vapor más, el Nieves, matriculado en Bilbao y con tripulación vizcaína bajo el mando de su armador, Pedro Aldamiz, desembarcó también 6 cañones y otras armas cerca de cabo Higuer (14-10-1874) pero fue sorprendido cuatro días más tarde frente a Fuenterrabía y capturado en aguas de Sokoa por el Guipuzcoano, violando la neutralidad francesa.