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La Tamborrada de San Sebastián

Un precedente de la participación femenina en la fiesta corresponde al año 1928 aunque no como tamborrada sino como comparsa de carnaval, de la misma forma que lo hicieron en 1936, vestidas de turcas, dentro del contexto carnavalero. El papel de la mujer en la fiesta ha estado "desde siempre" limitado al de abanderada y cantinera, salvo en el caso de la infantil que incorpora a la Bella Easo. El año 1981, cuando el tema del género femenino no tenía la repercusión de nuestros días, la Sociedad Kresala la incorporó a su tamborrada sin menoscabo de la tradición y respetando su condición de mujer: no se la vistió de militar ni de cocinero sino con el traje habitual de la etxekoandre donostiarra de mediados el XIX; no se le puso en las manos un tambor ni un barril, sino la herrada (cubo cónico que había en todos los hogares como útil habitual para trasladar el agua) y se le adjudicó la lógica de que si, antaño, cuando no habiendo agua corriente en las casas había que acudir a por ella a las fuentes públicas, en torno a las mismas no sólo habría harineros-cocineros y soldados sino también mujeres, constituyendo la tercera base del tradicional origen de la tamborrada a la que se le dio la denominación de "aguadora". Esta ruptura de Kresala produjo algunos protestas, no demasiadas, entre las Sociedades de corte más conservador que apenas duraron un par de años, aceptándose con prontitud este cambio de dirección que comenzó a ser imitado por otras entidades. En la actualidad el 90% de las tamborradas son mixtas aunque debiéndose citar que muchas de las que últimamente han incorporado a la mujer en sus filas ha sido no por convencimiento sino por amenaza municipal de pérdida de subvención y antigüedad, detalle éste último que se valora mucho entre quienes organizan tamborradas.