Concept

Ikastola

Entre 1918 y 1936 se realizó bajo el liderazgo de la SEV una labor importantísima para dotar al país de una infraestructura mínima que permitiese la utilización del vascuence como lengua instrumental en la instrucción infantil. Se impulsó la creación de textos escolares, se organizaron cursos para la preparación del profesorado, y se trató de lograr por todos los medios la ordenación legal que posibilitase la implantación del bilingüismo escolar, y que nunca fue concedida.

Siguiendo el modelo de la ikastola de Muñoa fueron abriéndose otras en todo el País Vasco. La relación de ikastolas inauguradas en esta época es la siguiente: Tolosa (1921), Rentería (1928), Placencia (1932), Bergara (1932), Pamplona (1932), Estella (1932), Gasteiz (1933) y Elizondo (1935). En la misma década de los treinta se inauguraron además las de Oñate, Segura, Irura y Andoain, todas ellas en Guipúzcoa. En 1932 se fundó en Bilbao la Federación de Escuelas Vascas, denominada en vascuence Eusko-Ikastola-Batza, auspiciada por la rama femenina del PNV y Eusko Gaztedi, "para la realización de la gran obra de la Escuela Vasca". Esta Federación realizó su labor en Vizcaya y sus actividades se desarrollaron hasta 1936. Las características fundamentales del modelo de ikastola que propugnaba eran las siguientes: popular, abierta a todas las clases sociales, íntegramente vasca, íntegramente cristiana y abierta a las nuevas corrientes pedagógicas. En este punto hay que resaltar el hecho de que las personalidades más significativas de todo este movimiento estaban bien informadas sobre las corrientes pedagógicas propugnadas por Decroly y Montessori, por ejemplo.

En 1936 la ikastola era una institución que se expandía ya por todo el país, tras haber sorteado toda clase de dificultades. Desgraciadamente la guerra civil y el régimen dictatorial que le siguió significaron un arrasamiento cuyas consecuencias han sido funestas para el desarrollo de la enseñanza vasca. Las personalidades más inquietas y mejor informadas en los campos de la enseñanza vasca y de la pedagogía -Villalonga, Landeta, M. de Alzo, el mismo Miguel de Muñoa- y gran parte del profesorado se vieron en la necesidad de marchar al exilio para no regresar jamás, con lo cual se produjo una pérdida inmensa.

MGL