Painters

Fraile Mariñelarena, Joaquín José

Cronológicamente, la evolución artística de Fraile puede estructurarse en los siguientes pasos: una primera fase de aprendizaje y acumulación de conocimientos, de tintes postimpresionistas y expresionistas, que abarcaría desde 1953 hasta 1962; una segunda, en la que milita con férrea convicción en la abstracción informalista, años 1962-67, aproximadamente; una tercera, simultánea y alternándose con la anterior, en la que ejecuta trabajos de marcada raigambre "pop art" un tanto subversivos para la mentalidad de la época, que coincidiría con los años 1965-67; la fase de "constructivismo-espacialista", en torno a 1968-70; la emergencia temporal de una tímida figuración expresionista hacia 1973-77, adentrándose por fin a partir de 1984 y hasta su muerte en una abstracción "tachista" muy colorista, con aportes técnicos y expresivos heredados de sus etapas precedentes.

En 1962, el contacto directo, personal, con Manuel Viola y su pintura en Madrid, influyó decisivamente en el cambio de orientación del pintor vitoriano. Comprende desde entonces que la materia y el color son, acaso, los elementos más expresivos de la pintura, que poseen validez por ellos mismos. De este modo, se mantiene fiel a la estética de la abstracción, sin someterse ni doblegarse a las imposiciones o deseos del público. Gracias a esta libertad, extensible en todos los órdenes, inventa sus propias formas en vez de inspirarse directamente en las de la naturaleza.

Así, en su pintura, arraiga la materia-forma-color, una concepción unitaria que debemos entender indisoluble. El color es, a la vez, forma y materia. Creador de espacios cromáticos a partir de rápidos trazos gestuales, apuesta por la pura fluctuación de la mancha de color. Manchas de vivos colores primarios que en su dispersión anegan la totalidad del campo pictórico.