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FORONDA

En la famosa batalla del Zadorra (siglo XIV), librada entre los bandos oñacino y gamboino, tuvo que ver bastante Foronda, ya que el motivo de la misma fue con ocasión de que los gamboinos trataban de imponerse a los pueblos de la hermandad de Zuya, Foronda y Mendoza. (Ref. Ricardo Becerro de Bengoa: El libro de Álava, Vitoria, 1877, pp. 61-62). En el siglo XVI se sabe que tenía un hospital, una ermita y una cofradía. En el siglo XIX era patrón de la villa el conde de Villafuerte. Durante la primera guerra carlista Foronda fue uno de los lugares donde se instaló parte de la British Legion, concretamente en escuadrón de lanceros, los regimientos 9.° y 10.° de irlandeses. Uno de sus componentes, el teniente Thompson, nos dejó la siguiente descripción del lugar: "Foronda -escribe- es un lugar que abandonamos con pena, porque fue excelente el alojamiento que brindó a las tropas. Estaba formado por un número reducido de casas grandes, separadas unas de otras y construidas en piedra. En tiempos más apacibles habían pertenecido sin duda alguna a ricos campesinos que ahora habían abandonado sus moradas en busca de otras más seguras, dejando las casas a la custodia de un aldeano y de su esposa, que eran quienes cuidaban de ellas mientras el ejército las ocupaba. Había un amplio césped enfrente de la iglesia, casi al estilo inglés, con un árbol de abundante ramaje en una esquina y un riachuelo ancho y poco profundo que pasaba murmurando por delante del pórtico del templo; lo cruzaba un pequeño puente de piedra en el que la gente solía reunirse los días agradables de primavera. A un lado del pueblo se extendía una serie de pequeñas colinas cubiertas de brezo y retama en las que abundaban los conejos y perdices, y por el otro se abrían los campos cubiertos de tiernas plantas de maíz hasta las mismas puertas de Vitoria. Las violetas que en abundancia crecían al pie de las cercas perfumaban los paseos de los alrededores, y unido esto a la cantidad de prímulas que florecían en los campos y a las alondras que por primera vez veía en España, daban a toda la escena cierto sabor inglés. La casa en que mí compañía y yo estábamos alojados era cómoda y espaciosa, y una de las mejores del pueblo. Los soldados ocupaban la totalidad de las habitaciones, a excepción de dos: una amplia sala de estar que albergaba un par de retratos antiguos (uno era el de un personaje con peluca y armadura; el otro el de una hermosa dama con el pelo empolvado, que apoyaba su mano en un cayado de pastor) y la segunda un dormitorio bien provisto de chimenea y dos camas. Después de los alojamientos que tuvimos en llárraza y Treviño era toda una bendición llegar a un acuartelamiento moderadamente confortable; y entre mi caballo y mi compañía logré pasar el tiempo que estuvimos en Foronda del modo más agradable." (Twelve months in the British Legion en Santoyo: La legión británica en Vitoria, Vitoria, 1972, pp. 197-198).

Ainhoa AROZAMENA AYALA