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Estados Unidos de América. Idaho

Históricamente, el catolicismo ha influenciado la cultura vasca en Idaho. Tarde en la década 1960 y temprano en la década 1970, Idaho tenía dos sacerdotes vascos que circulaban entre los campamentos durante la temporada, Padres Santos Recalde y Juan Garatea. Recalde se fue a Venezuela en 1970, pero Garatea continuó en el trabajo por unos años de más. Hoy en día, Garatea trabaja para Little Flowers Church en Burley, Idaho. Garatea ha notado que menos y menos de los inmigrantes originales siguen hablando euskera. Hoy en día, la comunidad vasca de Boise está menos interlazada con la religión. Mucha gente entrevistada confiesa que no atienden misa regularmente. Añaden que la única razón por la que van a misa el día de San Ignacio es porque está dicha en euskera o simplemente por deleitarse con la música del coro vasco de Boise Biotzetik. De todas formas, encuestas realizadas por Gloria Totoricagüena en comunidades vascas a través de los Estados Unidos muestran que un 83% están de acuerdo en que la religión católica es parte integral de la cultura vasca. Sólo un 8% aseguran que el catolicismo no tiene ninguna importancia. El resultado de esta encuesta ha sido evidente en varias celebraciones de carácter vasco, como el Aberri Eguna, Santa Agueda, San Ignacio y Omenaldia, fiestas que incluyen una misa como parte de la celebración. En realidad, mucha gente no pudo atender las misas de San Ignacio durante el festival de Jaialdi en 1995 o en 2000 debido a problemas de capacidad.

Los vascos siempre han mostrado un papel importante en apoyar e incluso construir iglesias católicas en los Estados Unidos, pero la iglesia del Buen Pastor en Boise fue la única iglesia construida con la intención de ser una parroquia exclusivamente vasca, con un sacerdote vasco sirviendo a feligreses vascos. Aunque fueron familias vascas, ya bien establecidas, las que promulgaron la iglesia del Buen Pastor, a principios del siglo XX una gran parte de la población vasca se componía de varones solteros, trabajando en Estados Unidos como pastores. Según el Padre Ramón Echevarria de Boise, este sector de la comunidad vasca nunca iba a misa. A veces era la iglesia quien llevaba la misa a los pastos pero realmente los jóvenes no mostraban interés en atender al Buen Pastor. En 1910, el Obispo de Boise, el Monseñor Alphonse Glorieux, pidió un sacerdote para servir a la comunidad vasca del Sur de Idaho y Este de Oregón. El Obispo de Alava respondió la llamada mandando al Padre Bernardo Arregui al Oeste Americano. Padre Arregui, nacido en 1866 en Tolosa, Gipuzkoa, se ordenó sacerdote en Vitoria, Araba, en 1889, sirviendo en la parroquia de Irura, Gipuzkoa, hasta 1911. Además de hablar español y euskera, el Padre Arregui aprendió francés e inglés, incluso viviendo en Londres por seis meses durante 1899. Llegó a Boise el 11 de Julio de 1911 y sirvió a las comunidades vascas de la comarca, incluyendo el Sur de Idaho, Este de Oregón y Norte de Nevada. Celebró bodas, bautizos, confirmaciones y funerales y hasta incluso mandaba fotografías de entierros al País Vasco como prueba de que sus familiares habían recibido un funeral y consecuente entierro cristiano.

En 1916, el rey de España, Alfonso XIII otorgó el Padre Arregui el título de Viceconsulado español en los Estados Unidos, llevando a cabo esta responsabilidad además de la religiosa. El Padre Arregui adquirió el cargo de párroco de la Iglesia del Buen Pastor en 1918, la única parroquia vasca en la historia de los Estados Unidos. Esta parroquia fue construida y fundada gracias a donativos de mucha gente vasca, incluyendo una significante contribución por parte de John B. y Benedicta Archabal. Tras obtener la bendición del Obispo Daniel M. Gorman el 2 de Marzo de 1919, la iglesia pequeña abrió sus puertas a aproximadamente 100 feligreses, de ahí en adelante oficiando misas diarias.

Durante consecuentes años, niñas vascas iban a la escuela católica de Santa Teresa mientras que los niños atendían San José (Saint Joseph). Después, jóvenes vascos o de procedencia vasca empezaron a atender escuelas públicas, aunque incluso hoy, los números de alumnos vascos que atienden escuelas y colegios católicos como Saint Joseph, Saint Mark, Saint Mary, Sacred Heart (Sagrado Corazón) y Bishop Kelly, son desproporcionalmente mayores. En 1928, el nuevo Obispo Edward Kelly ordenó el cierre de la parroquia del Buen Pastor con el propósito de unificar la iglesia católica y poner fin a las distintas parroquias étnicas, lo que no fue aceptado con entusiasmo por los vascos de entonces. Muchos vieron esto como otro ejemplo del control totalitario de la iglesia. La gente empezó a atender a la catedral de Saint John que se hallaba cerca del Buen Pastor.

Durante la guerra civil española (1936-1939) y por años consecutivos, fue difícil para los vascos deshacerse de la fama de ser simpatizantes del comunismo y anti-católicos, debido a la prensa española. El clero norteamericano exaltaba el régimen del dictador español Francisco Franco desde los púlpitos, diciendo que era el salvador del catolicismo en España. Los vascos en Boise oían el mismo sermón. Por esa época y debido a las mencionadas razones, muchos de la diáspora vasca abandonaron la iglesia y la religión católica, incluyendo vascos en Boise. El Padre Ramón Echevarria clasificó a los vascos en tres categorías:

  • 1) Aquellos que creían absolutamente todo lo que la iglesia les decía,
  • 2) Una generación muy crítica que a menudo objetaba y ponía en duda todo lo que la iglesia representaba,
  • 3) La mayoría de la generación inmigrante que completamente abandonó la iglesia al venir a Idaho.

Los inmigrantes, seguramente habían recibido los sacramentos en el País Vasco antes de venir, más que nada por ser aceptados socialmente en sus pueblos. Una vez en América, no sintieron la obligación de continuar yendo a misa, ya que allí no había repercusiones por no participar. Como la gran mayoría de estos inmigrantes carecían de educación religiosa, tampoco ellos pasaron ninguna enseñanza hacia sus hijos e hijas. Además, el hecho de que también estaban aislados hacía difícil la participación en la iglesia. El sentimiento general entre los vascos era de una fuerte antipatía hacia la iglesia católica. Varios sacerdotes en Idaho cuestionaron al padre Echevarria acerca de la fe y devoción de los vascos. Estaban preocupados de que realmente no creían en la religión católica o que eran completamente ateos. El Padre Echevarria creía fuertemente en una iglesia democrática y participativa. A él incluso no le gustaba ser llamado "Padre". Decía que todos los seres humanos eran nacidos "sacerdotes" y creía que el acumular conocimiento y sabiduría era una preciosidad. "Me enseñaron a aprender más de las preguntas que de las respuestas", dijo una vez.

En las décadas de los 60 y 70, los Padres Santos Recalde y Juan Garatea sirvieron a los vascos católicos de Idaho. Los dos fueron notorios por llevar la misa a los pastores, en sus propios pastos, en euskera. Desde la década de los 60, el obispado de Baiona, en Lapurdi, ha facilitado a la comunidad vasca del Oeste americano con un capellán vasco. La Conferencia Católica de los Estados Unidos patrocina este sacerdote y el Obispo de Baiona elige el individuo. Padre Jean Pierre Cachenaut viajó a través de las comunidades vascas del Oeste americano de 1977 a 1986. Además de llevar a cabo sus responsabilidades de sacerdote en festivales, bodas, bautizos y funerales, también fue un gran promotor del uso del lenguaje vasco. Estaba convencido de que era pecado no pasar conocimiento de generación a generación y que los padres debían enseñar euskera a sus hijos. El Padre Jean Etcheverry, Padre Jean Eliçagaray y Padre Marcel Tillous han viajado, por separado, miles de millas por todo el Oeste americano. Cada uno de los mencionados sacerdotes también ha participado en la fiesta anual de San Ignacio, en Boise, y son bien conocidos por la población católica vasca de Boise y alrededores. El Padre Marcel Tillous adquirió el título de Capellán vasco en los Estados Unidos en 1994. En 2002, Padre Tillous continúa sirviendo comunidades vascas, viajando casi 100.000 millas al año. Residiendo en San Francisco, California, Padre Tillous, como otros sacerdotes antes que él, viaja para celebrar misa en innumerable festivales a través de California, Nevada, Oregón, Idaho, Montana, Utah, Wyoming y Colorado. También toca el txistu con el grupo de danzas de San Francisco "Zazpiak Bat". Dirige, además, el coro de San Francisco "Elkarrekin" y contribuye a la enseñanza de txistu y música en el anual Campo de Música "Udaleku", patrocinado por la federación North American Basque Organizations, Organizaciones Vasco Norteamericanas (NABO).

La Capilla de los "Niños de Dios" se localiza dentro de la iglesia del Sagrado Corazón, en Boise. Contiene una ikurriña, un libro de Recordatorios, con nombres de niños fallecidos, situado encima de una pequeña mesa traída de Markina, Bizkaia. También fueron donadas dos sillas sacerdotales procedentes de la iglesia de San Juan en Gernika, Bizkaia. La iglesia de San Juan fue destruida durante el bombardeo Nazi, ordenado por Francisco Franco durante la guerra civil española. Una de las sillas está en la capilla y la otra en la residencia privada del sacerdote. Además de la mesa y sillas, también se halla un pequeño arca de madera tallada, procedente de Lekeitio, Bizkaia. También este cofre sirve de mesa en la capilla. El Padre W. Thomas Faucher, de Boise, compró el altar en Markina, Bizkaia. Este altar está compuesto de dos, quizá tres distintas piezas de madera. Estas piezas, también talladas, proceden de una iglesia de Pamplona, Nafarroa, y se datan de mediados del siglo XVII. Parte del tallado es original e incluye un lauburu. La estatua de San Ignacio, santo patrón de los vascos, se encuentra también en esta capilla, junto a Nuestra Señora de Begoña. El Padre Joseph Currie, cura Jesuita de la universidad de Loyola en New Orleans, fue invitado a la celebración de Jaialdi de 1995 en Boise, para presentar su investigación acerca de la vida y obra de San Ignacio de Loyola. La parroquia del Sagrado Corazón mantiene la estatua de San Ignacio, prestada por sus dueños, el grupo de danzas de Boise "Oinkari", quienes la compraron en Italia en 1986. Una vez al año, durante las festividades de San Ignacio, la estatua toma parte en una procesión a la catedral de Saint John donde se celebra misa.

En 1996, tuvo lugar la primera misa "Omenaldia" celebrada para recordar a queridos familiares fallecidos. Desde entonces, esta misa anual se celebra en la iglesia del Sagrado Corazón. La gente está invitada a traer el nombre de sus difuntos familiares, los cuales son leídos durante la misa. Un miembro de cada familia enciende una vela, representando la vida del fallecido. El coro "Biotzetik" y el grupo de danza "Oinkari" proveen con danza y música tradicional religiosa. Al fin de la misa, las familias son invitadas a apagar las velas como muestra de liberar a sus queridos difuntos de la vida física.