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Entrecanales Ibarra, José

Ingeniero de Caminos y empresario bilbaíno. Bilbao, 16-12-1899 - Madrid, 12-02-1990.

José Entrecanales fue un gran ingeniero de caminos, fundador de uno de los buques insignia del sector de la construcción en España: Entrecanales y Távora, S.A. Llegó, además, a dejar una profunda huella como profesor universitario, que perduró incluso tras su muerte. Aquí se glosa su figura, más que por todo lo anterior, por una faceta que es rara avis en la historia de la ingeniería vasca; por la preocupación que mostró, por la sensibilidad que siempre tuvo, hacia lo que él denominaba la "excelencia técnica".

Nacido en Bilbao quince días antes de empezar el nuevo siglo, hijo de médico pediatra, Entrecanales parecía ser un niño precoz que, a la edad de 16 años, cambió el Instituto de Bilbao por Madrid, en cuya Academia Krahe preparó el -siempre exigente- examen de ingreso a escuelas de ingeniería. En 1917 se matriculó en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, el centro por el que mostró un especial apego a lo largo de su vida, y en el que se graduó -tras un paréntesis militar en Málaga de un año- como número uno de su promoción.

La primera decisión profesional que tomó, tal vez por razones familiares, fue regresar a su ciudad natal. Aunque no tenía ninguna experiencia, allí trabajó para la Junta de Obras del puerto de Bilbao, colaborando, de forma brillante, en la construcción del rompeolas y de la línea de ferrocarril Santurtzi-Portugalete. Por un periodo de dos años, en 1926, cambió la empresa pública por la privada; la firma: Construcciones Hidráulicas y Civiles. Allí trabajó como jefe de oficina técnica, pero también pudo darse a conocer en el mundo empresarial: fue reclamado por Eugenio Ribera, quizá el ingeniero de caminos más influyente de la época, quien le animó a convertirse en empresario.

En 1927 el joven ingeniero dejó Bilbao definitivamente, iniciando en Sevilla el proyecto que le abriría el camino hacia el éxito en su carrera profesional: la reforma del puente de San Telmo, en la que empleó -por primera vez en el Estado- aire comprimido para excavar, en seco, la cimentación de la obra. Obtuvo un éxito rotundo, acometiéndose (y celebrándose) con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, y en seguida se planteó, junto con el empresario Manuel Távora, si era posible una empresa de proyectos y obras de construcción que emplease las más sofisticadas, más modernas tecnologías en cada uno de sus proyectos.

En 1931 fundaron la sociedad Entrecanales y Távora, S.A., la firma cuya filosofía se basaba en ofrecer siempre a sus clientes la excelencia técnica; en la idea de que era necesario garantizar continuamente la formación y prestación técnicas de los trabajadores, si se quería responder a la demanda de nuevas construcciones, cada más grandes y complejas. Se buscaba siempre la "competitividad", es cierto, pero ésta resultaba de la excelencia técnica, y el resto venía por inercia. Si el director gerente enviara notas y extractos de revistas técnicas a los jefes de obras, éstos estarían al corriente de lo más adelantado, y el resultado sería el empleo de los sistemas más avanzados en cada proyecto en marcha. Los numerosos proyectos que promovió la sociedad durante las seis décadas en los que estuvo al frente, en sectores tan variados como construcción marítima, hidrológica, carreteras o centrales nucleares, se ajustaron perfectamente a esta filosofía.

Durante las seis décadas siguientes a la creación de la sociedad constructora, Entrecanales estuvo a la cabeza de la empresa, primero como director gerente (1931-1969), luego presidente de honor (1969-1974) y finalmente asesor (1974-1981), unos cargos desde los que intentó liderar el sector de la construcción, introduciendo siempre que pudo innovaciones técnicas, buscando la excelencia técnica. He aquí varios ejemplos. En la década de 1960 proyectó y construyó una de las presas de bóveda más altas del mundo (la de Almendra, sobre el río Tormes), dentro del plan hidrológico de Franco, en el que aplicó técnicas de empresas suizas e italianas. Poco después, empezó a construir la carretera Serín-Gijón-Avilés, dentro del Plan REDIA (o mejora de la red viaria del país), en el que utilizó la técnica -de nuevo, pionera en el Estado- del pavimentado continuo de hormigón armado. Por último, a finales de esa misma década, se implicó completamente en la construcción de centrales nucleares, en el marco del nuevo plan energético aprobado por el Gobierno de Franco, enviando técnicos a Francia y a los Estados Unidos, para que se formasen. Da idea del protagonismo que tuvo la empresa el que de las ocho centrales que se construyeron, Entrecanales y Távora intervino en siete (entre ellas, Lemoiz y Garoña). José Entrecanales expresó de manera cabal tal implicación por el perfeccionamiento técnico, cuando escribió:

Para permanecer y en mayor medida para crecer, durante cincuenta años de tan acelerado ritmo de cambio en todas las actividades humanas, ha sido preciso conocer todas las técnicas que se ensayan y utilizan en los más distintos campos, dado que tanto en la técnica como en la ciencia el mestizaje es obligado por fecundo. [Citado por Begoña Moreno, 2000: 388, autora de la biografía más completa sobre el ingeniero bilbaíno].

Quizá el sector en que más se notó esto fue el de las obras marítimas. De hecho, no hay que olvidar que tal filosofía se engendró en ellas, puesto que tanto el proyecto fundacional de la empresa (el puente de San Telmo), como las obras del puerto de Cádiz, en las que construyó el dique seco, se realizaron con técnicas pioneras. Cuando se examinan las obras que ejecutó en 1930-1970 la empresa, uno se sorprende de la modernidad de algunas de las técnicas que, en trabajos como muelles, diques y obras de abrigo, aplicaba Entrecanales. Nos encontramos, en efecto, con que ensayaba nuevas técnicas de grandes anclajes y recurría a la hidrogeología en la construcción de diques (como en los Astilleros Españoles en Matagorda), o, por citar otro ejemplo, introducía métodos de ejecución desconocidos en España en obras portuarias (como el atraque en mar abierto en Empetrol, Tarragona).

A pesar de la enorme intensidad de su actividad empresarial, Entrecanales encontró tiempo y energía para dedicarse a la docencia. Durante -nada más y nada menos- 28 años, fue profesor en su Escuela de Caminos, primero auxiliar en la cátedra de Puertos y a partir de 1931 catedrático de Cimientos y Puentes de Fábrica, una etapa en la que intentó transmitir sus conocimientos sobre geotecnia, convirtiéndose en el introductor, en España, de tal doctrina. De hecho, a él se debió, en gran parte, que se conociesen las nuevas teorías de autores austriacos y suecos sobre ingeniería del terreno. Da idea de la dimensión extrema que adquirió su personalidad académica el que llegase a constituirse, en 1999, la Fundación que lleva su nombre, para premios y becas en apoyo a la investigación. Ya cuando pidió la excedencia voluntaria -por discrepancias, por cierto, con la Ley de 1957, por la que las escuelas técnicas pasaban a depender del Ministerio de Educación- ofreció un premio anual para la mejor tesis doctoral sobre temas de cimentación y puentes de fábrica.