Dance

Contrapás

El contrapás es fundamentalmente un género del repertorio de los txistularis. Escrito en compás de 4/4 o a veces de 2/4, cumple las reglas del llamado estilo galante de mediados del siglo XVIII: frases muy regulares con antecedente y consecuente, profusión de adornos, terminaciones femeninas, abundantes escalas y cromatismos...

Estas características y su velocidad no demasiado rápida -de aparecer el tempo en la partitura, éste suele ser allegretto- le relacionan de forma inevitable tanto con el minueto como con el zortziko en 2/4. Estas características aparecen de forma muy clara en el contrapás más famoso, éste que hoy en día identificamos con el aurresku:

El origen del término contrapás es desconocido, aunque parece extranjero con toda probabilidad. En Cataluña, por ejemplo, existe un contrapás bailado de gran tradición (Martí 1999:427), y su nombre, por lo que parece, tiene una estrecha relación con los pasos que se realizan, ya que se hacen alternativamente en uno y otro sentido. Pero su ritmo -escrito en compás de 6/8 o a veces de 3/4- y carácter religioso al menos en principio no tiene especial relación con el contrapás vasco. Algo parecido ocurre con otras dos manifestaciones de la cultura vasca: Contrapas es el título de uno de los poemas del primer libro publicado en vascuence en 1545, el Linguae Vasconum Primitiae de Bernat Etxepare, y teniendo en cuenta su estribillo y sus versos cortos y rápidos no es descabellado que tuviera alguna relación con las danzas cantadas tan comunes en el siglo XVI. El segundo caso lo encontramos en el Branle de Zuberoa, ya que su primera parte se baila con una melodía en compás de 2/4 tan simple como hermosa, y que se conoce con el nombre de Kontrapas u otros similares. Con todo, no parece que ninguna de las dos tenga gran relación con este contrapás de los txistularis.

Las primeras referencias escritas a este contrapás pertenecen a principios del siglo XIX, y aparecen en el documento conocido como papeles Humboldt.. Al parecer, Wilhelm von Humboldt pidió en torno a 1802 referencias sobre música vasca y un autor anónimo -se piensa que Juan Antonio Moguel- le envió un manuscrito bajo el nombre De la Música en el País Vascongado, junto a algunos ejemplos musicales. A juzgar por las explicaciones que allí se dan, el autor conocía muy bien el txistu y su entorno (lo suficientemente bien, por ejemplo, para escribir las partituras no en su altura real, sino adecuándolas a la del txistu), así como las características de la música erudita, y nos proporciona por tanto opiniones muy interesantes sobre este tema. En él se definía el contrapás como especie de marcha de dos o quatro partes, de a ocho compases cada una, escritos en tiempos de cuatro (XX 1994: 1533). Quizás lo más sorprendente es que también se refería a él como cantinela privatiba de ese País, si bien no alcanzaba, como el zortziko, el rango de estilo musical enteramente propio.

Entre los mencionados ejemplos aparecen cuatro contrapases, y como hemos mencionado, encontramos en ellos las características de la música instrumental de mediados del siglo XVIII. Teniendo en cuenta que estas características debían de ser muy conocidas para el autor del manuscrito, es sorprendente que considerara como propio al contrapás, y la única peculiaridad que le pudo hacer pensarlo es la de su compás de 4/4, aunque desde nuestro punto de vista el argumento parezca bastante débil. Como ocurre muchas veces en esta época con el repertorio de txistu, estos cuatro ejemplos empiezan en la última parte del compás, característica ésta que se mantendrá posteriormente en la mayoría de los contrapases. Estos ejemplos presentan una estructura curiosa: si los zortzikos que aparecen en estos mismos Papeles están escritos para dos txistus, al parecer estos contrapases lo están para un instrumento de tecla, llevando la mano derecha la melodía y la izquierda un acompañamiento muy elemental. He aquí uno de ellos:

Además de ellos, aparece una quinta pieza con el nombre de Contrapas antiguo llamado Nafarchu, para solista y en la tesitura del txistu, pero bastante distinto a los demás, ya que sus frases son irregulares y no presenta las características del estilo galante. Además, otra versión de esta melodía, bajo el título de Napartxo fue descrita por Iztueta en su famoso libro Gipuzkoako dantza gogoangarriak, apareciendo incluso con un texto en el cuaderno de melodías (1826: 28-9), si bien la considera siempre soinu zaharra. Por tanto, al parecer al menos no hay grandes motivos para considerarla contrapás.

Iztueta, en efecto, abre su famoso libro poniendo nombre en vascuence a los bailes más usuales en su época (en sus palabras los nombres adecuados y propios que tenían antes, aunque para nosotros esto seguramente tuviera poco que ver con la realidad), y al contrapás le llama. andre-en dantzara deieco soñua, "melodía para llamar al baile a las señoras" (1824:48). Unas páginas más adelante, sin embargo, entre las cosas que echa en cara a los tamborileros de su época, menciona cómo aquéllos también interpretaban el contrapás en las procesiones, hasta el punto de que los tamborileros no tocaban otro tipo de melodía en ese tiempo sagrado (p. 112). Cabe pensar, por tanto, que en el siglo XIX, al igual que ocurría con el minueto, los txistularis usaran también el contrapás para sus labores protocolarias. Con todo, Iztueta no puso ni un sólo ejemplo de contrapás en su cuaderno de melodías (1826) ni con la denominación andreen dantzara deitzeko soinua ni con la de contrapás. Por lo que parece, éste no era tan problemático como otros géneros nuevos (tales como los fandangos o el final de la soka-dantza), y por ello le dedica mucho menos tiempo que a ellos.