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CAJA DE AHORROS Y MONTE DE PIEDAD MUNICIPAL DE BILBAO (1907-1989)

Fundación
El Ayuntamiento de Bilbao, siguiendo las instrucciones recibidas del Gobierno del Estado, intentó crear una Caja de Ahorros en la capital vizcaina en 1845 pero, en ese momento, no se quiso comprometer en su respaldo y financiación, encomendando esa labor a un grupo de notables bilbainos. Esa caja funcionó algún tiempo, abriendo los domingos por la mañana y recogiendo los ahorros de los más humildes, con ingresos siempre escasos. Cuando en 1857 abrió sus puertas el Banco de Bilbao ya había cerrado esa caja y dicho banco integró entre sus operaciones una sección de ahorro, para recoger el sobrante de las economías familiares más modestas.

La repatriación de capitales, que propició el desastre colonial en 1898, estimuló la economía vizcaina y asentó un sólido entramado financiero. Tal vez por eso la apertura de una Caja de Ahorros no se juzgó tan necesaria como en otros lugares, ya que los diferentes bancos que funcionaban en la capital (Banco de Bilbao, Banco de Comercio, Banco de Vizcaya y Crédito la Unión Minera) contaban con su propia sección de ahorros. Sin embargo, sí se creyó necesario fundar un Monte de Piedad y, a finales del siglo XIX, hubo un intento fracasado del Ayuntamiento en ese sentido. Se pretendía que sirviera para luchar contra los usureros que terminaban de arruinar a las gentes cuando caían en una crisis económica por falta de trabajo o por cualquier otra circunstancia. Pero nada cuajó hasta 1905.

Ese año, el entonces alcalde Gregorio de Ibarreche, presentó una moción para la creación de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad (19-9-1905). Se creó una comisión, entre cuyos miembros estaba Gregorio Balparda (véase BALPARDA LAS HERRERIAS, Gregorio de) quien continuó con este proyecto cuando fue nombrado alcalde en 1905, y que algunos consideran el alma mater de la Caja. Balparda era un abogado de Balmaseda y destacado político monárquico que se propuso poner en marcha una Caja y un Monte de Piedad, siguiendo el modelo ya establecido, que ayudaran a paliar los problemas que entonces tenía la clase obrera. Dimitió por circunstancias políticas antes de que llegase la Orden fundacional de la Caja el 15 de enero de 1907, por lo que no pudo ver desde su puesto de alcalde la nueva institución.

Otro hombre fundamental en el devenir de esta Caja fue Eliseo Migoya Torre (1881-1957) (véase, MIGOYA TORRE, Eliseo), de tendencias monárquicas y miembro de la Sociedad bilbaina El Sitio, fue abogado asesor de la Caja desde su fundación y luego director; impulsor de la Confederación Española de Cajas de Ahorro Benéficas, de la que llegó a ser su primer presidente (10 de diciembre de 1927), y miembro de la Comisión Permanente del Instituto Internacional de Ahorro. Por su labor al frente de esta entidad recibió la Gran Cruz de Beneficencia y llegó a ser Director General de la Deuda y Clases Pasivas (1939-1941) con el Ministro de Hacienda José Larraz.