Composers

Bernaola, Carmelo Alonso (2009 version)

La música por sus modos de producción, transmisión y conservación ofrece múltiples facetas para la manifestación de la genialidad artística.



La ejecución instrumental bajo los sofocantes focos del escenario ya sea como intérprete, solista o músico de atril, y la dirección de orquesta o coro son quizás las más inmediatas para el público. Al otro lado de luces y bambalinas, la composición tanto en su vertiente más prestigiada, la de culto y de número de opus, como en la más lucrativa, propiciada por el mercado de los medios de comunicación, de la publicidad, del teatro y el celuloide, sin olvidarse de la retaguardia pedagógica, completan un cuadro variopinto, exigente y competitivo donde es difícil destacar por doquier.

Carmelo Alonso Bernaola acometió la comprometida tarea de infundir su sello personal a un número envidiable de todas estas facetas, composición, dirección, interpretación y pedagogía, ofreciendo junto con la distinguida profesionalidad que le ha definido, generosidad y un notorio carácter expansivo, natural de su poderosa personalidad.
 

Una personalidad, la de Bernaola, tan directa e incisiva en su trato humano como extrañamente lírica y expresiva en el despliegue sonoro sobre la partitura. Una personalidad que aún habiendo afianzado su prestigio en un sólido legado musical sinfónico de vanguardia, quizás minoritario si atendemos al favor de otros medios, simultáneamente cultivó, haciendo gala de una versatilidad estética camaleónica, la banda sonora, la música incidental o la sintonía televisiva, actividad, esta última, que le popularizó. Una personalidad que sin embargo, pese a los imperativos de una carrera de compositor en primera línea de fuego internacional, se mantuvo constante en la interpretación de su instrumento, ese clarinete, humilde para muchos, que le acompañó gran parte de su vida profesional, sobre el esforzado atril de bandas, orquestas y músicas de cámara. Con ímpetu ejemplar, Bernaola buscó, a su vez, verter todo este bagaje personal, múltiple y contrastante en ambiciosos proyectos pedagógicos, academias o mejor, escuelas de música, apelativo este último que, en una de sus reivindicaciones vitales, prefirió frente al más vaciado y viciado de conservatorio. Perfiles todos ellos de una misma personalidad creadora, encarnada en su medio, experimental y práctica, con proyección didáctica acicate de un futuro de nuevas generaciones que van erigiéndose baluartes de la composición y la interpretación.

Carmelo Alonso Bernaola nació en Ochandiano un 19 de julio de 1929. Su trayectoria como músico transcurrió inicialmente a instancias del clarinete en su Vizcaya natal. Tras dramáticas vicisitudes durante la guerra civil en La arboleda - ayuntamiento de San Salvador del Valle-, donde naciera Amado Alonso, su padre y marido de Rufina Bernaola, su madre- y Zorroza, pasaría a residir con su familia en Medina de Pomar durante siete años (1937-44) donde entró como alumno de clarinete con Bernardino Pereda, así como se incorporó como profesor de la banda y participaba en fiestas y bailes con el Trío medinés, y después, ya en plena adolescencia, llegaría a la propia ciudad de Burgos en el año 1944. Allí fue aceptado como joven alumno por Domingo Amoretti, Maestro de Capilla de la Catedral de Burgos, organista y director del Orfeón burgalés, obteniendo después la plaza de músico militar por oposición -número cuatro- (1948) en la Banda de Música de Ingenieros y la de segundo clarinete en la Orquesta de la ciudad (1949). Agrupación esta última, por cierto, de la que era concertino nada más y nada menos que todo un Frühbeck y Frühbeck (con el tiempo, "de Burgos"). Carmelo dejó un recuerdo imborrable en esta provincia castellana, cariño que se ha mantenido tras su desaparición, y en este sentido fue proclamado en 1990 hijo adoptivo de la ciudad de Medina de Pomar localidad que rotula con su nombre su escuela de música.

En Vitoria-Gasteiz, ciudad que le condecoraría con su Medalla de Oro y da su nombre al Festival internacional de música de la ciudad, recalaría primero en los ochenta (nombrado Director del Conservatorio en 1981) y ya después en los 90, a través del proyecto de formación musical mas esperanzador abordado personalmente en su madurez: "...tratar de hacer un conservatorio a mi imagen y semejanza..." (sic) en la Escuela de música Jesús Guridi. Pero, sobre todo, Bernaola desplegó la práctica totalidad de su carrera compositiva en el seno de una corte generacional de nuevo cuño enraizada en un Madrid musical inquieto y central donde, tras viajes ocasionales desde Burgos para recibir lecciones particulares de composición por Tomás Blanco, pidiera destino en la Banda de Música del Batallón del Ministerio del Ejercito en 1951 para pasar, definitivamente por oposición, dos años después, a la prestigiosa Banda Sinfónica Municipal de los Julián Menéndez, Jesús Arámbarri o Victorino Echevarría, y que lo fuera antaño de Miguel Yuste, el mismísimo Pablo Sorozábal o Ricardo Villa, su fundador en el año nueve (el centenario de su presentación tuvo lugar hace escasas fechas, 2 de junio -2009-). El Cuarteto músico-militar, junto con Manuel Angulo, Ángel Arteaga y Cristóbal Halffter le reúne pronto en los madriles con un selecto ramillete de aquellos jóvenes músicos.

Y de corte habría de hablarse teniendo en cuenta los entresijos de las diversas escuelas, pretendidas o reales, generaciones incluidas (51), personalidades más o menos independientes y familias que se han querido configurar en esta estirpe musical irregular que asumió la responsabilidad de atraer hacia España insospechados vientos culturales transpirenaicos en el último tercio del siglo XX. Bernaola formó parte consustancial de un selecto elenco vanguardista organizado durante varias décadas en torno a la capitalidad, en un periodo abierto y controvertido, coincidente con profundos cambios políticos.

Mazorra Incera, Luis