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Azkue Aberasturi, Resurrección María

No vamos a hacer aquí el recuento completo de sus obras, por cuanto la producción de Azkue ha sido sumamente extensa y variada y existen aún en la actualidad escritos suyos inéditos.

Apenas hubo ramo que no cultivara: música, literatura religiosa, teatro, novela, periodismo, obras didácticas, etc. A él se debe también la reimpresión de varias obras de autores vascos anteriores, así como la publicación de las poesías de su padre. Nos limitaremos, pues, a la reseña de sus grandes obras, de aquéllas en las que ha dejado huella más perenne, y que son sin duda estas cuatro: Diccionario, Cancionero, Morfología, Literatura Popular.

Al fin diremos también algo sobre algunos otros trabajos suyos y sobre el puesto que le corresponde en el campo estrictamente literario. Pero antes de pasar a reseñar sus obras se hace preciso decir una palabra sobre la personalidad científica de Azkue y sobre los rasgos que la caracterizan.

Cuando Azkue se formó, la dialectología como ciencia y los estudios lingüísticos estaban en pleno auge. El príncipe Luis Luciano Bonaparte había realizado una grande y meritoria labor en el estudio, clasificación e interpretación de los dialectos del vascuence. Estos trabajos del príncipe sirvieron para descubrirle la complejidad y riqueza del hecho idiomático vasco. Él mismo reconoce que probablemente no hubiera hecho otra cosa que versos, a imitación de su padre, de no haberle aficionado a los estudios lingüísticos los trabajos del príncipe (Diccionario, Prólogo, p. XXXIII. En el mismo lugar cita a otros autores extranjeros a quienes es deudor).

Por esta época se nota también en la cultura mundial una vuelta y un acercamiento a lo popular. Los mismos gramáticos y lingüistas buscan las formas de las hablas vulgares con preferencia a las formas muertas y académicas de las obras clásicas.

Azkue ha captado del ambiente cultural el sentido de lo popular, la afición tan viva que en él se nota a tomar de labios de pueblo el documento vivo. En el prólogo del Diccionario nos dirá (p. X) que un testimonio vivo captado de esta manera, tiene para él más autoridad que una frase tomada de un libro. Pero a esta afición por lo popular se agrega en la psicología de Azkue otra, en cierto modo, contrapuesta. Es la preocupación normativa, purista, que controla el dato popular y lo corrige según ciertos criterios ideales de pureza y corrección. En la personalidad de Azkue se amalgaman de una manera un tanto extraña estas dos notas dispares. De aquí nacen las limitaciones que se observan en su obra. Así se explica, por ejemplo, que publicara las poesías de su padre corrigiéndolas y depurándolas. Y los datos que toma del pueblo con frecuencia son sometidos a una reelaboración personal, lo cual ciertamente les priva de parte de su valor.