Literary Figures

Mitxelena, Salbatore

Zarautz, 1919-Chaux-de-Fonds, 1965.

Salbatore Mitxelena nació en Zarautz el 18 de enero de 1919. Tras realizar los primeros estudios en su pueblo natal, entre 1930 y 1935 siguió estudiando con los jesuitas de Arantzazu y Forua. Sus primeros textos datan, precisamente, de la época de Forua: se trata de varios poemas, alguno de ellos escrito a la memoria de su madre fallecida, con apenas quince años. Tuvo fama de estudiante aplicado y responsable, pero en ocasiones se mostró crítico con las enseñanzas de profesores y curas, actitud que le provocó algunos problemas. En ocasiones, enfadado con los contenidos escolares, optó por retirarse y emprender el camino autodidacta, accediendo y leyendo algunas obras prohibidas por las autoridades de la época.

En 1935 vistió el hábito de franciscano y partió hacia Olite para continuar sus estudios, lugar en el que la Guerra Civil Española lo atrapó de pleno. Tuvo que abandonar los estudios de Filosofía para militar como soldado y recorrió el frente de guerra durante casi tres años. Una vez finalizada la guerra regresó a Olite, lugar en el que sufrió una profunda desgana y depresión a consecuencia de la contemplación de los efectos de la guerra.

Mitxelena fue uno de los creadores del grupo vasco "Bai": sus miembros fundaron una revista clandestina que se repartía de mano en mano en el propio santuario, y en 1943 se ordenó sacerdote. De ahí viajó al convento de Atotxa (Donostia). Especialmente hábil en los trabajos de sermoneo, recorrió numerosos pueblos de Gipuzkoa y Navarra; sin embargo, algunas prácticas y actitudes de la iglesia (como su afinidad por el régimen de Franco) lo desbordaron y acabó pidiendo su traslado a América.

Predicó en varios países de Sudamérica y Centroamérica: Uruguay, Perú, Colombia, El Salvador, Costa Rica, Cuba, Bolivia y Panamá. Cuando la revista Time decidió publicar un reportaje sobre las misiones y los misioneros, el propio Mitxelena apareció en la portada. En 1962 tuvo que viajar a Suiza para trabajar como capellán de los trabajadores españoles que allí residían.

La obra principal de Salbatore Mitxelena es Arantzazu euskal-sinesmenaren poema (1949) [=Arantzazu, poema vasco], el primer libro publicado en eusquera en Euskal Herria tras la Guerra Civil. El zarauztarra cuenta la historia del santuario de Arantzazu mediante anécdotas y sucesos anteriores y posteriores a la construcción del santuario. El libro, sin embargo, es algo más que una simple historia del santuario, y es que Mitxelena unió la historia del santuario con la historia de Euskal Herria. El zarauztarra necesitó mucho tiempo para finalizar la obra de la que hablamos: pasó numerosas horas en el archivo de Arantzazu documentándose y, junto a las crónicas de diferentes historiadores, también utilizó otro tipo de materiales como leyendas, baladas, viejas canciones y versos. Por decirlo de alguna manera, Mitxelena tomó, digirió y devolvió en forma concentrada todo ese material. Por otro lado, en Arantzazu también aparecen las usuales peregrinaciones al santuario protagonizadas principalmente por peregrinos de clases sociales bajas (agricultores y pescadores, por ejemplo). La simbología cristiana y la unida al martirio tienen mucha fuerza a lo largo de toda la obra. Siguiendo lo expresado, podría pensarse que se trata de una obra épica; sin embargo, de acuerdo con Aldekoa (2004: 153), la lírica supera a la épica.

La obra original contenía 3.600 versos y tres capítulos, uno de los cuales fue censurado en la edición de 1949. La parte censurada se publicó en 1955 en la revista del exilio Euzko Gogoa.

La obra Arantzazu recoge algunos de los elementos y características que ya habían aparecido en las obras de los grandes poetas vascos anteriores a la Guerra Civil: el tipo de reflexiones acerca de la tierra, la casa, la lengua o la patria, y la forma en la que dichos elementos se caracterizan pueden hallarse en Arrese Beitia, Emeterio Arrese, Lauaxeta y Orixe, por ejemplo. Debido a ello, puede decirse que, cuando menos en algunos aspectos, Mitxelena no provocó una ruptura respecto a las generaciones anteriores:

"Arrese-Beitia, Emeterio Arrese, Satarka, Jauregi, Lauaxeta, Orixe, Etxaniz, Gaztelu... constituyen eslabones sucesivos de una misma representación que alcanza en Mitxelena, y algo después en Gandiaga [Elorri, EFA, 1962], su mayor grado de espiritualidad y sacralidad" (Aldekoa 2004: 154).

Los trabajos que Mitxelena publicó tras Arantzazu, euskal poema no consiguieron el nivel del primer trabajo: Ama-semeak Arantzazuko kondairan (1951) [=La madre y los hijos en la historia de Arantzazu], Ogei kanta Arantzazuko (1952) [=Veinte canciones de Arantzazu] y Arraun eta amets (1955) [=Remo y sueño].

Además de las obras anteriormente mencionadas, Salbatore Mitxelena escribió un ensayo digno de mención: Unamuno eta Abendats. Bilbotar filosofoaren eta Euskal Animaren jokerei antzemate batzuk (1958) [=Unamuno y Abendats. Algunos apuntes sobre las tendencias del filósofo bilbaíno y del alma vasca]. El zarauztarra escribió la obra, que fue publicada en Baiona, cuando se encontraba en América bajo el pseudónimo "Iñurritza". Ganó con ella el premio Euzko Gogoa. Son conocidas las declaraciones que Unamuno hizo acerca de la vida y muerte del eusquera a comienzos del siglo XX y son conocidas, asimismo, el revuelo y enfado que esas declaraciones provocaron entre los euskaltzales. Al contrario de lo que podría esperarse a la vista de la opinión de los vascófilos de la época, Mitxelena se mostró respetuoso con Unamuno y reivindico su vasquidad:

"Salbatore Mitxelena es, a su modo, un existencialista. Subrayo "a su modo" porque difícilmente se pueden conciliar como hizo él (...) el existencialismo trágico unamuniano con la ortodoxia de la Iglesia católica anterior al Concilio Vaticano II. El ensayo Unamuno y Abendats es lo más interesante y actual que escribió el autori si se mira desde un prisma contemporáneo" (Aldekoa 2004: 154).

Salbatore Mitxelena murió en Suiza en 1965 y su cuerpo fue conducido a su Zarautz natal la víspera de Navidad.