Novel

Martín-Santos, Luis

Médico, escritor y político. Larache (protectorado español de Marruecos), 11-11-1924; Vitoria-Gasteiz (Álava), 19-1-1964.

Su nombre, en realidad, era Luis Martín Ribera, pero su ególatra progenitor, Leandro Martín Santos, quería que sus dos apellidos permanecieran unidos a lo largo del tiempo, de forma que los unió y formó el apellido compuesto Martín-Santos por el que hoy es conocido.

Nació en Larache, en el protectorado español de Marruecos, donde también nacieron sus dos hermanos menores: Leandro y Encarnación. Cinco años más tarde, la familia se trasladó a San Sebastián por un cambio de destino de su padre, médico militar.

En la contienda civil del 36, su padre se unió al autodenominado "Bando Nacional", que agrupaba a los que se habían levantado en armas contra el poder legítimo de la República. Al finalizar ésta, su padre, formó parte de los tribunales que juzgaron a los vencidos, decidiendo el destierro de algunos médicos donostiarras. Esto ocasionó que sus hijos estuvieran en una situación de semiaislamiento en el Colegio de los Marianistas, ya que entre sus compañeros de clase se encontraban los hijos de alguno de estos desterrados. Otro aspecto desfavorable de su infancia fue la enfermedad mental que padecía su madre, lo que hacía que tuvieran que pasar algunas temporadas en casa de su abuela paterna, en un pueblo de la provincia de Salamanca. Ninguno de estos dos factores impidió que las calificaciones de Luis fueran magníficas en todo momento, obteniendo la calificación de sobresaliente en la mayoría de las asignaturas. Igualmente brillante fue su expediente de los estudios de Medicina, que finalizó en Salamanca en 1946, obteniendo el "Premio Extraordinario" con un trabajo sobre las sinapsis nerviosas. En aquellos años, ya habían comenzado sus aficiones literarias, como lo demuestra el librito de poemas titulado Grana Gris, que su padre editó en 1945, sin su consentimiento.

A partir de entonces, su vida médica siguió un proceso paralelo a su actividad literaria. Se trasladó a Madrid con el fin de realizar los estudios de Doctorado y especializarse en cirugía. Algunas de esas experiencias quirúrgicas, como la investigación con las ratas en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas bajo la dirección del Dr. Martín-Lagos, son recogidas en su novela Tiempo de silencio. Pero al poco tiempo, influido por su compañero y amigo el también donostiarra Félix Letemendía, cambió de especialidad y entró en el servicio del Dr. López Ibor, para dedicarse a la psiquiatría. Ésta le permitiría conocer mejor los sentimientos humanos y era mucho más próxima a su otra gran afición, la literatura, que su inicial dedicación quirúrgica. Comienzó a frecuentar las tertulias literarias del "Gijón", "Gambrinus" y del Bar "Espérides", entablando amistad con Juan Benet, Ignacio Aldecoa, Alberto Machimbarrena, Luis Peña Ganchegui, Francisco Pérez Navarro y muchos otros.

En la clínica psiquiátrica del Dr. López Ibor su camino fue meteórico, superando a médicos de gran valía que llevaban años en la psiquiatría, como Daniel Bonillas y Carlos Castilla del Pino. Con la misma voracidad con que engullía las novelas de Joyce devoraba los textos psiquiátricos lo que le convirtió en muy poco tiempo en uno de los psiquiatras jóvenes más importantes. Con el magisterio de Don Pedro Laín Entralgo elaboró su tesis doctoral sobre las bases del conocimiento del enfermo mental desde una perspectiva histórica, titulada Dilthey, Jaspers y la comprensión del enfermo mental, que unos años más tarde sería editada como libro. Los conceptos allí expuestos son reanalizados posteriormente en el trabajo "Fundamentos teóricos del conocer psiquiátrico" publicado en la Revista Theoria.

En Abril de 1951 ganó por oposición la plaza de Director del Psiquiátrico Provincial de Guipúzcoa, lo que supuso su definitiva reincorporación a la vida donostiarra. Ese mismo año dio su primera conferencia pública en San Sebastián, en el "Círculo Cultural y Ateneo Guipuzcoano", titulada Génesis de la creación literaria. En el Boletín de la citada institución publicó uno de sus primeros relatos en prosa, titulado Zum Roten Oschen, en el que describe la vida en una cervecería alemana, cuyo nombre da título al relato Al buey rojo. Su actividad clínica en el Hospital Psiquiátrico de San Sebastián se dedicó fundamentalmente al estudio del alcoholismo y su diferenciación de la esquizofrenia, las dos enfermedades más frecuentes en aquellos años, de ahí sus trabajos sobre <"El delirio alcohólico agudo", "La paranoia alcohólica" e "Ideas delirantes, esquizofrenia y psicosis alcohólica", entre otros.

En 1953 contrajo matrimonio con Rocío Laffon Bayo, en Madrid, en la elitista Iglesia de los Jerónimos. Tuvieron cuatro hijos: Rocío, Leticia (fallecida a los 3 meses de edad), Luis y Juan Pablo.

Uno de los anhelos de Luis Martín-Santos era ser profesor universitario, para, transcurridos algunos años, obtener una cátedra en Madrid. El momento apropiado para intentarlo por primera vez fue en 1956, durante el rectorado de Don Pedro Laín Entralgo. Su talante liberal supuso un acicate para los profesionales jóvenes, ya que abría la posibilidad de participar en unas oposiciones a cátedra. El así lo hizo. Preparó las oposiciones junto con su compañero y amigo Carlos Castilla del Pino, pero ninguno de los dos consiguieron su objetivo. Ese mismo año tuvieron lugar los sucesos universitarios que provocaron la caída de Ruiz-Giménez del Ministerio de Educación y de Laín del rectorado, unido a eso su vinculación política, las puertas de la universidad quedaron cerradas para él definitivamente. Se presentó por segunda vez en 1959, pero entonces se encontraba en prisión como militante socialista y no cabía la posibilidad de un resultado satisfactorio.

La vinculación política de Martín-Santos tiene su origen en la idea sartriana del compromiso del intelectual con su entorno social. Este concepto impregna toda su actividad intelectual, incluyendo sus posicionamientos psiquiátricos. Luis Martín-Santos se pone en contacto, hacia 1955, con la Asociación Socialista Universitaria, integrada en aquellos años por Miguel Sánchez-Mazas, Víctor Pradera, Juan Manuel Kindelán, Francisco Bustelo y Mariano Rubio, entre otros. Unos años más tarde, por medio de Antonio Amat Maíz, se produce la definitiva vinculación al PSOE, pasando inmediatamente a formar parte de la comisión ejecutiva del partido. Fue detenido por primera vez en Pamplona a mediados de Marzo de 1956, junto con Juan Benet, Luis Peña Ganchegui, Alberto Machimbarrena y Vicente Girbau. La segunda detención tuvo lugar en el marco de una caída general de toda la estructura socialista en Noviembre del 58, con un centenar de detenidos. Las personas más significativas fueron: en Madrid, Antonio Amat, José Federico de Carvajal y Antonio Villar Masó; en Barcelona, Joan Raventós, Francesc Casares y Joan Rion y en San Sebastián, Vicente Urcola (psiquiatra también), Luis Martín-Santos y Joaquín Pradera. Desde su puesta en libertad, tras esta segunda detención, hasta su triste fallecimiento, estuvo de manera ininterrumpida en libertad atenuada, confinado en San Sebastián, de manera que cualquier salida de esta ciudad debía ser comunicada a la policía, para que emitiera el permiso correspondiente. El núcleo socialista donostiarra estaba formado por Joaquín Pradera, alias "Martín de Larumbe", Alberto Machimbarrena, alias "Martín de Olave", Vicente Urcola, alias "Mateo Ansola" y Luis Martín-Santos, alias "Luis Sepúlveda". Este seudónimo fue el que utilizó Martín-Santos cuando presentó Tiempo de silencio al Premio de novela "Pío Baroja" en 1961. Junto a ellos, también formaban parte de los socialistas donostiarras Carlos Corcuera y Valentín Suso, teniendo lugar las reuniones clandestinas en el domicilio de este último, en la calle Sierra de Aralar número 16 del barrio de Loiola.

Dejando a un lado los aspectos políticos, los dos ámbitos culturales guipuzcoanos en los que más activamente participó fueron la Academia Errante y la Asociación Artística de Guipúzcoa.

La Academia Errante consistía en una serie de reuniones de intelectuales vascos de ideologías dispares, socialistas, nacionalistas, comunistas, que hablaban y discutían sobre aspectos culturales diversos. El mérito de aquellas reuniones hay que atribuirlo a Ángel Cruz Jaka Legorburu, trabajador infatigable y nexo de unión de las mismas. Finalmente, la sombra negra del Tribunal de Orden Público, representada entonces por el comisario Melitón Manzanas, acabó con este tipo de reuniones. Martín-Santos participó en tres de las sesiones: "Lope de Aguirre descuartizado", "Sobre la generación del 98" y "Homenaje a José Miguel de Barandiarán". En la relativa a la generación del 98, su tema fue "Baroja y Unamuno" y, apoyándose en estos autores, Martín-Santos explicó de forma explícita su concepto denominado "Realismo dialéctico", es decir, su teoría personal sobre la literatura.

Su participación en la Asociación Artística de Guipúzcoa tiene lugar, fundamentalmente, entre los años 60 y 62. El Dr. José Luis Munoa Roiz pretendió trasladar la experiencia del Ateneo de Madrid -donde se desarrollaban conferencias, seguidas de un coloquio público- a San Sebastián. Contó para ello con el apoyo incondicional de Enrique Múgica Herzog, José Ramón Recalde y Luis Martín-Santos. En aquel tiempo, este tipo de charlas eran novedosas y la sala se llenaba a rebosar, incluyendo las escaleras y puerta de acceso. Todo lo que tenía un significado progresista o era una crítica a la opresión política tenía cabida en la Asociación. Estas actividades comenzaron a preocupar en el Gobierno Civil, que destinó a un policía para que acudiera al pequeño local de la plaza de la Trinidad. Es a partir de este momento, en el que todas las conferencias debían tener una temática estrictamente artística, cuando se da la participación directa de Martín-Santos con tres intervenciones tituladas: "Fenomenología en la obra de arte", "La función expresiva en la obra de arte" y "La obra de arte como instrumento de modificación". En esta última habló del arte como realización de los actos instintivos y se refirió a la función desacralizadora y sacrogenética de la obra de arte, queriendo expresar que la función del novelista en la sociedad es destruir, mediante una crítica aguda de lo injusto, para al mismo tiempo colaborar en la edificación de los nuevos mitos que pasan a formar las sagradas escrituras del mañana. Todos estos conceptos completan y amplían su teoría literaria del "Realismo dialéctico", cuya exposición la había iniciado en su conferencia sobre Baroja y Unamuno, en la Academia Errante. Reconstruir toda esa teoría literaria es una labor imposible. Martín-Santos, paso a paso y sin prisas, la iba elaborando, pero su muerte prematura nos ha impedido conocerla en su totalidad.

Si Martín-Santos es conocido universalmente se debe a su novela Tiempo de silencio. En dicha novela realiza una renovación de la literatura española de posguerra, transformando el "realismo social" en un realismo comprometido, pero con más preocupaciones estilísticas, en el que quería hacer presente el "brillo de la libertad". Un aspecto histórico muy poco conocido en relación a esta novela es su peripecia previa a su publicación. Fue presentada al "I Premio Pío Baroja de novela", que se convocó en San Sebastián en 1961. La iniciativa había surgido de un grupo de donostiarras y guipuzcoanos interesados por la literatura, con el fin de dar renombre a la ciudad. Estos altruistas ciudadanos fueron Elvira Gallurralde, José María Merino, Antonio Nabal, Faustino Marquet y Eugenio Altuna. Los cinco se dirigieron a dos personalidades de la capital del Estado para aumentar el prestigio del premio, eligiendo a Miguel Pérez Ferrero, que había conocido personalmente a Baroja, conviviendo con él cuando Don Pío se exilió a Francia, al comienzo de nuestra guerra civil y a Juan Fernández Figueroa, Director de la revista literaria Índice. La elección no fue del todo acertada, porque alguno de estos dos miembros del Jurado, para beneficiar a un amigo suyo, filtró la noticia, falaz a todas luces, de que el premio iba a ser para Luis Martín-Santos, con el fin de realizar propaganda socialista. Las autoridades locales y provinciales, al recibir esa información, realizaron una serie de presiones sobre el Jurado. Finalmente el premio fue declarado desierto. Esta triste y rocambolesca historia impidió que se convocara un segundo premio "Pío Baroja" de Novela. San Sebastián perdió, de esta forma, la oportunidad de premiar a uno de sus novelistas más importantes y de tener un premio de novela que comenzara su palmarés con Tiempo de silencio.

Su vida y la de algunos de los que le rodeaban tuvo un final trágico, el 3 de Marzo de 1963 se produjo el fallecimiento de su esposa, Rocío Laffon, por un escape de gas. Ella tenía tan sólo 33 años. No transcurrió ni siquiera un año cuando, a consecuencia de un accidente de circulación ocurrido en las proximidades de Vitoria, fallecía Luis Martín-Santos. Fue el 21 de Enero de 1964. A su muerte hubo una polémica sobre si se había confesado o no, y si podría o no ser enterrado en tierra sagrada. Por otro lado, las familias tanto de Martín-Santos como de Francisco Ciriquiáin, quien le acompañaba en el coche, recibieron llamadas anónimas, en las que les decían que eran unos rojos y que se habían condenado al infierno.

Tras su muerte, se publicó su segundo libro psiquiátrico Libertad, temporalidad y transferencia en el psicoanálisis existencial, en el que, se observa una evolución de su pensamiento psiquiátrico. A partir del año 56 había descubierto la psicología profunda y la obra de Freud, asumiendo el psicoanálisis como técnica terapeútica, aunque bajo la óptica de Sartre. Martín-Santos pretendió equiparar la madurez humana y la salud mental con el compromiso de la persona con la historia de la que forma parte.

Unos años más tarde vieron la luz su novela inconclusa Tiempo de destrucción y el conjunto de relatos Apólogos. Ninguna de ellas ha tenido repercusión en el ámbito literario. Recientemente, en 2004, se han publicado dos nuevos libros, el recopilatorio La psiquiatría existencial y el relato Condenada belleza del mundo.