Industries

ALFA

Sociedad Anónima.

Empresa ubicada en Eibar (Gipuzkoa) inicialmente dedicada a la fabricación de armas y posteriormente, entre otros productos, a máquinas de coser, actividad en la que ocupó un destacado liderazgo. Durante décadas esta sociedad y, hasta mediados de los años ochenta del siglo XX, fue la impulsora de la economía y el empleo en su entorno.

La fabricación de armas, actividad industrial casi única de Eibar y la zona, conocida por esta circunstancia como armera, estaba sujeta a grandes fluctuaciones de la demanda, consecuencia de las políticas arancelarias de cada país, más o menos permisivas, con las importaciones de estos productos, lo que repercutía en las empresas que en cortos espacios de tiempo pasaban de una gran ocupación al desempleo. Al término de la primera guerra europea (1914/1918) se produjo una de estas grandes crisis, con una prolongada y dura huelga obrera, seguida del cierre patronal.

Fue en este contexto cuando un grupo de trabajadores con fuerte conciencia de clase, socialistas, constituyeron (28 de Octubre de 1920) la "Sociedad Anónima Cooperativa de Producción de Armas de Fuego Alfa" ante el notario vergarés Alejandro Astaburuaga y Eraña, con un capital de 300.000 pesetas. El Sindicato del Metal de Vizcaya (socialista) desembolsó 75.000 pts.

Alfa adquirió un taller e inició la producción de armas, destinadas preferentemente a la exportación. Sin embargo, los comienzos fueron difíciles pues junto a la escasa demanda la oferta de los numerosos talleres de la zona hacían que se resintieran los precios, a pesar de los esfuerzos de la empresa para vender en el exterior. Tampoco ayudaba la beligerante oposición a Alfa de los más significativos fabricantes de armas.

Estas circunstancias hicieron que ya en 1924, solo cuatro años después del inicio de su andadura, ya se pensaba en la fabricación de máquinas de coser y bordar de las que no había producción española y un consumo anual de unas 70.000 unidades que se abastecían con las importaciones, principalmente Singer. La producción comenzó en 1926, lo que fue posible por el "saber hacer" de los trabajadores eibarreses que adaptaron los medios productivos disponibles a la fabricación de nuevas y complejas piezas. También fueron importantes la contratación de expertos alemanes en esta actividad y el logro de patentes de introducción, así como la existencia de una notable industria auxiliar que Alfa pudo utilizar.

La primera ampliación de capital por importe de 200.000 pesetas se llevó a cabo en 1925 y la segunda en 1933 por 500.000, con lo que se llegó al millón. Un año antes se sustituyó el nombre inicial por el de Sociedad Anónima Cooperativa Alfa. Al inicio de los años treinta del siglo XX la producción se situó entre 9 y 13.000 máquinas anuales. Los agobios financieros fueron notables y la plantilla llegó a 218 trabajadores.

Desde el inicio y durante las primeras décadas el liderazgo y la gestión de Toribio Echevarria fueron muy importantes.

Al término de la guerra civil la empresa fue incautada y su maquinaria se encontraba dispersa y la plantilla huida, encarcelada o había muerto. El Banco San Sebastián que había desempeñado un papel importante en el funcionamiento de Alfa también fue decisivo en su reapertura, para lo que se constituyó en Marzo de 1940 la Sociedad Máquinas de Coser Alfa S. A. con una capital de 3 millones de pesetas. Los recursos aportados por la entidad bancaria fueron garantizados con la entrega de acciones, hasta tanto se reintegraran los préstamos.

Los comienzos fueron difíciles por los problemas financieros, la puesta en marcha de la producción y la organización comercial. Los gestores de Alfa supieron adaptarse a las circunstancias de cada época. En producto, ampliando la gama y registrando numerosas patentes, pero quizás, fue en la red de ventas y en la publicidad donde su actuación fue más relevante. En medios productivos los avances fueron constantes debiendo destacarse la ampliación de 1953 (fundición y microfusión que permitía abastecer a terceros y las máquinas "transfer"). Fueron asimismo creando un grupo tanto industrial como comercial con la promoción o toma de participaciones y el inició de la construcción de maquinaria agrícola con licencia Gutbrod.

A pesar de los problemas derivados de la autarquía la producción creció ininterrumpidamente aunque a distintos ritmos, desde las 10.222 máquinas (35 al día) de 1941 a 162.123 (622 diarias) en 1959, sin que volviera a alcanzarse este volumen. A partir de 1984 las ventas se redujeron a 35.000/45.000 máquinas anuales cesando la producción en abril de 1996. Alfa siempre prestó gran atención a la exportación creando incluso sociedad foráneas y llegando a representar entre un tercio y la mitad de sus ventas.

La política social de Alfa fue muy destacada por el nivel de sus salarios y los servicios que prestaba a los trabajadores y sus familias, llegando a emplear 1.786 trabajadores en 1964, en que se inició el declive de la ocupación. Mediados los años noventa del siglo XX cambió la propiedad, iniciando Alfa una nueva etapa.