Biographies

Muñoa, Miguel

Promotor del euskara en la enseñanza primaria. Nacido en San Sebastián (Gipuzkoa) el 11 de septiembre de 1868, fallecido el 7 de diciembre de 1953 en San Juan de Luz.

Se dedicó de lleno a la implantación del euskara en la enseñanza sosteniendo a sus expensas y dirección escuelas primarias precursoras de las modernas ikastolas. Comenzó su campaña en muy modesta escala en 1914 en una casa de la calle Juan de Bilbao, en la Parte Vieja de San Sebastián. En vista del éxito de su primer ensayo, amplió la enseñanza mediante dos profesores nombrados al efecto. En un hermoso edificio adquirido por Muñoa en la calle del Puyuelo, comenzaron a recibir instrucción diaria y gratuita más de 70 niños donostiarras; se les enseñaba a leer y escribir, catecismo e historia sagrada y otras materias en lengua vasca y éste era el idioma empleado por los dos maestros en sus relaciones con los alumnos. La ikastola de Azkue, también muy modesta, le precedió en Bilbao varios años, ya que fue fundada en 1896. En 1917 funda Miguel Muñoa Euskal-Ikastetxea en el convento de los PP. Carmelitas, bajo la dirección del P. José Eguino que con el tiempo llegaría a ser obispo de Santander. Después de 1920 pasa la ikastola al cuidado de los PP. Claretianos bajo la dirección del P. J.A. de Aguirre, con 6 profesores todos ellos de la Orden. Contaba entonces con 200 alumnos. En 1924 los claretianos dejaron la ikastola que se cambió a Karmen-Enea de Ategorrieta. Euskal Ikastetxea continuó ahora con el nombre Koruko Andre Mariaren Ikastetxea. La vieja ikastola se convierte en tres: una para párvulos (de 60 a 70 alumnos), en la calle Juan de Bilbao; la segunda, para niños de primera enseñanza (de 80 a 100) en la calle Campanario, y la tercera, para niñas de primera enseñanza (de 30 a 40), en la Plaza de la Constitución. Además de las materias propias de la primera enseñanza, la educación deportiva con su casa de Morlans, los entrenamientos y relaciones de camaradería con su Club de la calle Campanario, el uso de la lengua nativa como medio de enseñanza y de intercomunicación, se impartía el servicio religioso, a cargo del capellán de las ikastolas. Hay que resaltar que se editaron los propios libros de texto. Con motivo de la guerra de 1936 se exilió en San Juan de Luz (Laburdi).