Politicians and Public Officials

Iturralde y Gamioa, Juan Bautista de

Ministro de Hacienda de Felipe V, nacido en Arizkun en 1674 y muerto en Madrid en 1741.

Señor de los palacios de Olóriz, Sansomain y Benegorri. Llegado a Madrid en los primeros años del siglo XVIII y moviéndose en el círculo de baztaneses que giraban en torno del potentado Juan de Goyeneche, Iturralde llegó a consolidar una considerable fortuna, en negocios comerciales primero, como asentista y arrendatario después, no valiéndose para ello de otro recurso que el de su reconocida habilidad para los negocios. A estas alturas y en momentos en que la economía española atravesaba una de sus crisis crónicas, Iturralde fue llamado al ministerio de Hacienda, convencidos los hombres del Gobierno de que era el hombre indicado, en su inmensa riqueza, para hacer frente a la crisis. Pero Iturralde, hombre habilísimo cuando se trataba de los negocios privados y capaz, si se quiere, de mover complicadas máquinas administrativas, no lo era tanto, al carecer de una preparación oficinesca o burocrática, como para hacer frente al marasmo de una administración estatal en pleno desbarajuste. Es así que apenas duró en su cargo, atrayéndose, además, la animadversión de muchos sectores de la población, disgustada por las medidas radicales que arbitró para sanear la Hacienda.

Lo que sea de esto, parece cierto que no fue todo, ni mucho menos, culpa del baztanés, y que algunos de sus más declarados enemigos, entre ellos Campillo que le sustituyó en la cartera ministerial, tampoco solucionaron nada cuando se hallaron con las riendas del poder en sus manos. Hombre muy piadoso, Iturralde figuró mucho en la Congregación de San Fermín de los Navarros, siendo en 1730 y 1731 prefecto de la misma. Dejó dos fundaciones en Navarra: el colegio de San Juan Bautista de Pamplona y el convento de las monjas clarisas de Arizkun. Durante su ministerio obtuvo el título de marqués de Murillo. El 1 de septiembre de 1748, él y su mujer conceden un capital de once mil reales de vellón, en cada año, a fin de que cuatro estudiantes pudiesen realizar sus estudios en la Universidad de Salamanca.

Ref. en Julio Caro Baroja: La hora navarra en el siglo XVIII, pp. 225-257; Alfonso de Otazu y LLana: Hacendistas navarros en Indias, pp. 230 s. nota 41.