Cuevas

EKAIN

En el monte de este nombre, situado en jurisdicción de Deba, cerca del casco urbano de Zestoa, se abre una cueva en la que el hombre prehistórico dejó huellas y obras notables que, descubiertas el 8 de junio de 1969, pueden ser apreciadas por quienes se adentren en sus galerías.

Tomando en Zestoa el camino que atraviesa primero el Urola y pasa luego junto al viejo palacio de Lili, hay que recorrer poco más de un kilómetro bordeando el arroyo de Sastarrain hasta llegar al caserío de este mismo nombre. A ciento cincuenta metros al W. de este caserío y a veinte sobre la confluencia de dos regatas, ricas en truchas, se halla la entrada de la cueva de Ekain en un acantilado de roca caliza.

Un portal de no mucha extensión y un vestíbulo acogedor preceden a una pequeña galería de no más de diez metros de larga situada a mano izquierda, y a un corredor a la derecha que luego desemboca en galerías y salas, en las que el hombre del Paleolítico decoró con pinturas y grabados muros y techos de varias estancias.

Los dibujos de Ekain comprenden signos y figuras. Aquéllos son simples trazos: unos, arqueados o curvos, que se hallan al principio y al fin de cada grupo de figuras; otros, rectos, de forma de palotes. Las figuras representan diversas especies de animales -caballos, bisontes, cabras, ciervos, osos y peces-, distribuidas en sectores de la cueva que han sido denominados conforme a la especie cuya figura predomina en cada uno de ellos. Así, existen un Auntzei, "cabreriza", un Zaldei, "caballeriza", un Artzei, "cabaña de osos", y un Azken-zaldei, "última caballeriza". Hay raras figuras grabadas; las demás están pintadas -en negro o en rojo o bicromadas-. Las más, en simple perfil; algunas con relleno, en el que se ha buscado el modelado, así como diversos matices anatómicos y del pelaje. Algunas veces, en las quiebras y bordes naturales de la peña, el artista ha visto perfilada alguna parte o miembro de una especie animal y luego él ha completado la figura con su tiza de ocre o de manganeso.

La excavación efectuada en el portal y en el vestíbulo de la cueva puso al descubierto los hogares y diversos objetos fabricados o utilizados por los artistas que con hartas dificultades llegaron a las galerías interiores para decorarlas. Podemos, pues, decir que hace una docena de milenios la cueva de Ekain fue habitada por cazadores paleolíticos y que éstos dejaron inscritos en aquellas profundas oquedades, mediante símbolos e imágenes que les eran caras, sus pensamientos y sus deseos más íntimos.

Sabemos que el vasco de nuestros días ha heredado de sus antepasados una imagen de las cavernas de su país que tiene más de un punto de contacto con la de aquellos hombres que ocuparon tales lugares durante el Paleolítico superior. Es frecuente oír en muchas localidades de Vasconia que las cavernas, aun hoy, están habitadas por genios de agura de animal, principalmente de toro, de vaca, de caballo, de cabra, de carnero, etc. Estas dos visiones -la arcaica y la reciente-, ubicadas en los mismos lugares y caracterizadas por idénticas figuras, parecen genéticamente ligadas entre si: la actual sería una herencia de la prehistórica.Ref.José Miguel de Barandiaran: Die prähistorischen Höhlen in der baskischen Mythologie, "Paideuma", Leipzig, 1941; José Miguel de Barandiaran y Jesús Altuna: La cueva de Ekain y sus figuras rupestres, "Munibe", 1969, fasc. 4.

BARANDIARAN AYERBE, José Miguel