Concept

La traducción en Euskal Herria

La evolución que ha tenido la traducción en Euskal Herria coincide con el itinerario por el que han transitado otras lenguas minoritarias y minorizadas, una travesía que no tiene nada que ver con la de las lenguas más grandes o hegemónicas: en las lenguas no dominantes la actividad traductora suele ser un medio para la pervivencia de la lengua y de la cultura, sobre todo; por tanto la traducción vasca ha sido también instrumento para la actividad política, para el proselitismo religioso y para la normalización lingüística.

Por lo que atañe al euskara, además, la historia de la literatura vasca en sus comienzos se superpone a la de la traducción, dado que los textos traducidos son mayoría en la primigenia literatura vasca, aunque en los inicios de la traducción vasca el rasgo más destacable sea que la traducción religiosa era dominante. Entre los siglos XVI y XX se vio inmersa en un proceso de secularización.

Esa actividad traductora ha solido tener como compañero de viaje un proceso de reflexión en torno a la lengua en sí y a la traducción, sobre todo mediante las introducciones a los textos traducidos -aunque alejadas de las líneas más en boga sobre la teorización y reflexión traductológicas en cada momento a lo largo del mundo, con todo-; y así sucedía con independencia de las organizaciones político-administrativas con competencias sobre los territorios vascoparlantes, porque hasta que se aceptó el Estatuto de Autonomía en 1978 no ha habido una política lingüística en dichos territorios, a excepción de la traducción religiosa impulsada por la reina Juana de Albret en el siglo XVI en el reino de Navarra, destinada a difundir el Protestantismo.

Por tanto, desde un principio la traducción ha tenido capital importancia en la producción literaria de Euskal Herria, y ese hecho coincide con el punto de vista de cierta parte de la teoría, es decir, aquel que sostiene que cuanto más produce una lengua o una cultura, resulta menor el porcentaje de lo traducido, y viceversa. La traducción suele suponer entre un 16% y un 40% de la producción en euskara (si se considera la administrativa y pedagógica, por imperativo legal, en la Comunidad Autónoma de Euskadi, al menos, se podría afirmar que en ocasiones es hasta un 50% del total).

Para poder entender ese relativa escasez de producción literaria traducida, resulta imprescindible considerar determinados factores sociopolíticos: que el euskara careciera de estatus oficial hasta el siglo XX impidió el desarrollo literario y traductor acaecido en las lenguas vecinas, pero no por la ausencia de personas vascas cultivadas, porque resulta de general conocimiento la presencia de vascoparlantes en las diferentes estructuras administrativas, educativas y de poder, sino porque no crearon en euskara -o porque sus creaciones no nos han llegado-.