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Mitxelena, Mari Karmen

Andereño. Nació en el barrio de San Esteban de Usurbil, en 1938.

Su primera maestra fue la donostiarra vascoparlante Maritxu Olariaga, si bien -según lo establecido por la dictadura franquista- toda la formación reglada la recibió en castellano. Terminados los estudios primarios, pasó a cursar el bachiller en San Sebastián, en el colegio de las monjas teresianas.

A la finalización, aunque había recibido la oferta para trabajar en una empresa industrial, y llevada seguramente por la atracción natural que sentía hacia la enseñanza, emprendió sus estudios en la Escuela de Magisterio de Ategorrieta, donde cursó los preceptivos tres cursos. Antes de acabar, sin embargo, aceptando la propuesta de Jone Forcada, quien para entonces ya ejercía de andereño, tuvo la oportunidad de hacer prácticas junto a Elvira Zipitria. De esta manera comenzó en una pequeña ikastola del Puerto donostiarra, dando clase de euskara a cuatro niños y niñas alumnos de la escuela francesa. Además de enseñarles a leer y escribir en lengua vasca, les contaba cuentos y les preparaba para recibir la Primera Comunión en esta lengua.

Esto sucedía en 1956, año en que emprendió Mari Karmen Mitxelena su trayectoria en la enseñanza euskaldun. Al año, una vez terminadas la carrera de magisterio y las prácticas, dio comienzo su carrera profesional, precisamente en aquella pequeña ikastola, tomando el relevo de Jone Forcada. Como recuerda la misma Mitxelena: "Fueron años muy bonitos, pero a la vez también duros, ya que tuvimos que actuar en la clandestinidad". En la ikastola del Puerto hizo once años.

El movimiento de ikastolas se iba extendiendo por toda Euskal Herria y era necesario preparar personal adecuado. Por ello, puso a disposición su ikastola donostiarra para que jóvenes andereños pudieran realizar prácticas durante un año, aplicando fielmente la metodología de Elvira Zipitria. A falta de material educativo adecuado, basábase la enseñanza en la metodología del conocimiento a través de la práctica directa, algo más tarde método conocido por el nombre de constructivismo.

A medida que el movimiento de ikastolas fue expandiéndose, las visitas de los inspectores y funcionarios de enseñanza eran más frecuentes en aquellos centros que luchaban por hacerse un hueco en la red de enseñanza. Las dificultades aumentaban día a día. Con ánimo de normalizar aquella situación, Elvira Zipitria, Koro Aldanondo, Miren Terese Aleman y Mari Karmen Mitxelena dieron un paso decidido y con el beneplácito de los padres de los alumnos, obtuvieron, en primer lugar, el respaldo de la Iglesia para sus centros, y posteriormente promovieron la creación, junto a los padres, de Orixe Kultura Elkartea, asociación cuyo principal objetivo fue la creación de una ikastola dentro de la normativa legal.

No obstante, mientras no se produjo la definitiva legalización, la vida diaria de aquellas pequeñas ikastolas estuvo llena de dificultades, poniéndose en peligro en más de una ocasión el buen fin de la propia legalización. Por fin, después de superar todas los requisitos, se concedió el definitivo permiso para el curso 1969-70, si bien debían abandonar las antiguas instalaciones para pasar a otras más adecuadas. En ello estaba desde su constitución Orixe Kultura Elkartea. Y de esta manera se puso en marcha la primera ikastola donostiarra de la era moderna.

Mari Karmen Mitxelena desempeñó desde entonces toda su actividad pedagógica en la Ikastola Orixe, tomando el retiro en el año 2001. Fueron, por lo tanto, cuarenta y cinco años en la enseñanza en euskara.

Para agradecer, de alguna manera, el trabajo desarrollado por el movimiento de andereños guipuzcoanas en los años sesenta del siglo XX, la Diputación Foral de Gipuzkoa premió en 2009 con la Medalla de Oro al citado colectivo. Mari Karmen Mitxelena fue la encargada de recibir la distinción en nombre de todas las andereños.