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Beunza Redin, Joaquín

Abogado y jurista nacido en Pamplona el 4 de agosto de 1872. Fusilado por milicianos republicanos en Hondarribia el 4 de septiembre de 1936.

Hijo de familia campesina, hizo sus primeros estudios por su propio esfuerzo. Obtuvo una beca en la Universidad de Salamanca para el estudio de Leyes licenciándose en 1895. Sus estudios fueron tan brillantes que le valieron la confianza de la Universidad hasta el punto de representarle en Italia. Hecho el Doctorado en Madrid fue pensionado para ampliar estudios en París.

Una vez establecido en Pamplona ocupó en la abogacía un lugar destacado, en parte gracias a su especialización en Derecho foral. Políticamente fue carlista, de los más abiertos y cultos. Ocupó los cargos de concejal del Ayuntamiento de Pamplona primero, y Diputado foral después. Fue concejal por la Comunión Tradicionalista en 1901, segundo teniente de Alcalde entre 1904 y 1906 y Diputado foral jaimista ininterrumpidamente entre 1909 y 1917. Como tal la unión de Navarra al resto de las diputaciones en el Mensaje de las Diputaciones Vascongadas al Gobierno de S. M. al Gobierno solicitando Autonomía. No pudo conseguirlo debido al temor de la mayoría navarra a que fuese menoscabado el régimen especial que disfrutaba desde 1841. En 1918 suscribió, junto con varios diputados, una petición dirigida al Gobierno solicitando la plena reintegración foral de Navarra, que luego ratificó personalmente en memorable discurso. Fue uno de los fundadores de la Sociedad de Estudios Vascos en 1918 y participó en el II Congreso de Estudios Vascos con un trabajo sobre la "Enseñanza Primaria en Navarra". Su experiencia y conocimientos le acreditaron como consejero de la Diputación foral, del ayuntamiento de Pamplona, de empresas privadas y del Banco de España; le valieron, además, el nombramiento de hijo predilecto de Navarra (1927), año en que formó parte de la comisión negociadora del Convenio económico con Primo de Rivera. En 1929 tomó parte en el Curso de Verano disertando sobre el papel de los vascos en el proyecto regional elaborado por la Asamblea primoriverista.

Formo parte de la Comisión de Autonomía de Eusko Ikaskuntza por Navarra desde el 15 de diciembre de 1930, tras el Congreso de Bergara. Como miembro muy destacado colaboró en la redacción del Anteproyecto de Estatuto General del Estado Vasco aprobado por la Sociedad el 31 de mayo de 1931, manifestando una posición foralista pero pragmática. Por ello abogó por la sustitución del sintagma "Estado vasco" por el de "estado vasco-navarro" en el que todos los vascos se vieran reflejados. Junto con Chalbaud defendió, asimismo, la posibilidad de un derecho penal propio. Sin embargo, al tratarse del tema de la atribución al Estado de la facultad concordataria, aunque se manifestó contrario a ella, se dio por satisfecho con que sólo constara su voto negativo.

Como católico ferviente, fue uno de los firmantes contra la política religiosa del gobierno de la II República y contra la libertad de cultos. Participó el 15 de junio de 1931 en el Acto de Afirmación Católica de Pamplona, en el que fue uno de los oradores. Entre 1931 y 1934 fue nombrado miembro de la Junta Permanente de Eusko Ikaskuntza para sustituir a Serapio Huici. En 28 de junio de 1931 fue elegido diputado por Navarra por la candidatura denominada Coalición Católico-Fuerista, formando parte de la Minoría Vasco-Navarra, de la que fue presidente y tuvo como secretario al nacionalista vasco José Antonio Aguirre. Defendió con firmeza el Estatuto Vasco aprobado en Estella y proclamado en Gernika el 12 de julio de 1931 y entregó el Estatuto al Presidente Alcalá Zamora para su tramitación en el Parlamento (su defensa de los privilegios de la Iglesia hizo que a sus defensores se les llamara "beuzas"...). El 10 de agosto de 1931 asistió, siendo ponente, a la aprobación por parte de los ayuntamientos navarros del Estatuto Vasco-Navarro, que utilizó como base el estatuto elaborado por la Sociedad de Estudios Vascos, aunque rebajados los miembros de su Consejo General de 80 a 40 por indicación suya.

Todavía en la primavera de 1936, antes de la guerra, tomaba parte en un mitin celebrado en Barcelona. Es muy llamativo que, dada su categoría entre las fuerzas tradicionalistas, le sorprendiera el levantamiento militar, sin que fuera advertido, en el balneario de Zestoa, a donde solía concurrir habitualmente. Allí fue detenido el 23 de julio de 1936, ingresando en la cárcel de San Sebastián. Luego fue trasladado al fuerte de Guadalupe, en Hondarribia. Finalmente moría fusilado por elementos descontrolados defensores de la República en los fosos de Guadalupe. La noticia de su asesinato fue recibida en Navarra como una traición del nacionalismo vasco a sus elementos ideológicamente más próximos y endureció las condiciones de los presos navarros.

Había publicado numerosos artículos en La Avalancha, El Eco de Navarra, El Pensamiento Navarro, Diario de Navarra, Euzkadi, El Día, y pertenecido a los consejos de administración de diversas empresas como Azucarera de Madrid, La Vasconia, El Irati S.A., Sociedad Navarra de Industrias, Azucarera del Ebro, Aguas de Belascoáin, etc.