Historians

Sánchez Albornoz Menduiña, Claudio

Historiador, nació en Madrid en 1893.

Medievalista, discípulo de Ramón Menéndez Pidal.

Catedrático de Historia de España en la Universidad de Barcelona (1918) y, en 1925, de la Universidad de Madrid, desempeñando la cátedra de Historia Antigua y Medieval. Durante la República fue ministro de Estado del gabinete de Martínez Barrios. Es autor de un buen número de obras de historia medieval de temas españoles pero aquí nos interesa su contribución a la historia vasca bien por sus artículos en diversas revistas, bien por la inclusión de la historia vasca en sus obras dedicadas a la historia de España en sus diversos aspectos.

Podemos citar como más interesantes, España, un enigma histórico, tomos I y II; Orígenes del Reino de Pamplona. Su vinculación con el valle del Ebro, 1981; Vascos y navarros en su primera historia, 1975; Miscelánea de estudios históricos, 1970; De la invasión islámica al estado continental, 1974, y otras. Al referirse a la historia vasca manifiesta su oposición a la unidad de Euskal Herria a pesar de alardear de su abolengo navarro. Contrario a la integración de Navarra en la Comunidad Autónoma Vasca o a la inversa si hubiere estado previsto en el Estatuto. Con motivo de la publicación en 1984 de la antología de artículos y fragmentos de libros anteriores, Orígenes y destino de Navarra. Trayectoria histórica de Vasconia, el profesor José Luis Orella termina su crítica con este párrafo:

"De este simple cotejo de citas hay que concluir que para don Claudio, el historiador de Navarra es Lacarra, pero que él no cita ni sigue en sus tesis principales. Más aún; no cita las hipótesis de Lacarra, ni las contrapone a las suyas, ni intenta refutarlas. D. Claudio pasa olímpicamente de la historiografía y se permite unas afirmaciones sobre Navarra (a la que califica de patria regional vasca, de territorio español, pero que huye de llamarla por su nombre "Reino de Navarra") de corte radicalmente sesgado, anacrónico y con fines políticos y partidistas"

("Mundaiz", 1984).

Poco antes de morir había dejado escrita una carta-testamento fechada el 26 de abril de 1984 que resume su juicio histórico y dice así:

"Adiós a los navarros. Desde lejos he seguido su lucha por resistirse a la incorporación a Euzkadi. Tienen toda la razón. La causa de ustedes es la mía, ¡adelante!, les asiste el derecho. Estoy con ustedes de corazón y no sólo por devota amistad y respeto a mi tradición familiar, sino por convicción histórica. No deben cesar en la batalla por conservar la personalidad de Navarra de tan limpia historia. Su tradicional tozudez les va a ayudar. Yo no soy nadie, pero enfermo y cansado, les deseo el éxito de todo corazón y confío en que Dios les ayudará en la noble empresa. Yo espero que sabrán hacer nueva la historia manteniendo la libertad; su milenaria personalidad dentro de la aforada madre España. En nombre de la sangre navarra que corre por mis venas les requiero para defender sus inalienables derechos a vivir libres y españoles. A ustedes, queridos navarros, les envío un abrazo de padre. Deseo para esta entrañable Navarra, de la que tengo abuelos y apellidos, todo lo mejor. Que guarde su identidad, su españolía y la hombría de bien de los suyos. Saben que estuve y estoy siempre junto a ustedes. Un fuerte abrazo para todos".