Literary Figures

Quadra-Salcedo y Arrieta Mascarua, Fernando de la

Sabino de Ayala, Xabier de Azcoitia.

Escritor, conferenciante y periodista encartado. Marqués de Castillejos. Nació en 1890 en Güeñes (Bizkaia). Fallecido el 25 de septiembre de 1936.

En 1916, se doctoró en leyes, y en ese mismo año, fundó la revista Idearium (Bilbao). Secretario de la Junta de Vizcaya y del Patronato de Turismo, en 1931 y pese a no tener ninguna vinculación ideológica concreta con los nacionalistas vascos, publicó, a fin de defender a la minoría vasco-navarra que en las Cortes era objeto de feroces epítetos, el libro Defensa de la obra de los vascos. ¡Cavernícolas, cavernícolas!. Fue director del Boletín del Instituto Heráldico que se publicaba en Bilbao desde 1926.

Publicó entre otras cosas:

  1. El castillo de Butrón, Bilbao, 1914
  2. La personalidad vasca en da literatura poética, Bilbao, 1914
  3. Recuerdo histórico sobre casas de Moneda y Bancos de Emisión en el País Vasco, Bilbao, 1914
  4. Los vascos del Renacimiento. Trátase de lo que hicieron en el Sacrosanto y ecuménico concilio Tridentino, Bilbao, 1915
  5. Fuero de las M. N. y L. Encartaciones, Bilbao, 1916
  6. Las bellezas bilbaínas en el siglo XX, Bilbao, 1917
  7. Disertaciones clásicas. Del diálogo y de la amistad, Bilbao, 1917
  8. Ensayo sobre el renacimiento vasco, Bilbao, 1918
  9. La primera vuelta al mundo. Participación de Vizcaya en la expedición del Cano, Madrid, 1923
  10. Defensa de la obra de los vascos. ¡Cavernícolas, cavernícolas!, Bilbao, 1931
  11. Economistas vascongados y artículos varios sobre problemas destacados de la economía vizcaína. Recopilación de artículos en la revista Información, Bilbao, 1943.

Pueden hallarse, además, artículos suyos en Vida vasca, Idearium, Euskalerriaren alde, Euzkadi, Hermes, etc. Prisionero en zona republicana falleció en el buque "Altuna-Mendi" el 25 de setiembre de 1936, debido a las privaciones sufridas durante su encierro.

Caro Baroja (El Señor Inquisidor y otras vidas por oficio, 1968, p. 105) le califica de pintoresco y considera que su "fin trágico no correspondió a su carácter apacible". Una poesía suya inspirada en su situación y denominada En la prisión de Altuna-Mendi, fue publicada en Valladolid en 1939.