Filólogos

Altube Lertxundi, Sebero

Sebero formó junto con su hermano Benigno y Cristobal Bedia -los tres naturales de Arrasate- uno de los grupos de dulzaina más populares de Euskal Herria. Su formación musical lo llevó en 1899 a dirigir la Banda de Música de Arrasate, aunque un par de años más tarde se hizo gracias a la marcha Cor Jesu con la dirección de la Banda de Música de Gernika. Entonces trasladó su residencia de Arrasate a Gernika.

En Gernika formó un Coro y también una Academia de Música. Llevado por su afición, pronto comenzó a publicar artículos, sobre todo en la Revista Musical de Bilbao y en la Euskalerriaren alde de San Sebastián. Aunque resulte curioso, cuando Sebero se dedica a analizar el euskara, sostiene que nuestra lengua vasca debería ser investigada por su morfología, sintaxis y tono, abriendo así una nueva puerta para los quehaceres de la lingüística vasca.

Podemos decir que empezó a trabajar sobre el ámbito de la lengua a principios de siglo. Reconocía que la lingüística le atraía y que había leído obras de varios reconocidos lingüistas europeos. Comenzó a estructurar sus teorías, en base a las de Hovelacque, Dauzat, Gregoire, Meillet y de otros más. Teorías con frecuencia rompedoras que Altube quiso aplicar al caso del euskara.

Los primeros contactos que mantiene con Azkue datan de 1909, principalmente por motivo de léxico vasco. Cuando Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos organizó su primer Congreso en Oñati en 1918, allí estuvo él. De ahí surgió la idea de crear Euskaltzaindia-Real Academia de la Lengua Vasca, decidiendo la primera formación al año siguiente. El 22 de junio de 1920 designaron a Sebero Altube miembro de Euskaltzaindia para ocupar el puesto vacante tras la muerte de Txomin Agirre. Ya para entonces sus obras sobre el euskara eran conocidas. Más adelante citaré los trabajos más sonados de Sebero en este campo.

Pero especial mención merece el titulado Erderismos. Este trabajo, publicado en la revista Euskera en 1929, se editaría un año después como libro. La obra constituyó una de las aportaciones más debatidas hasta entonces a la lingüística vasca. Azkue no llegó a aceptarlo, y al cabo de unos años Koldo Mitxelena le dirigió una dura crítica, acusando a Altube de mezclar "lo que es y lo que querría que fuera".

Es cierto que ese trabajo de Altube no evalúa la sintaxis vasca en su totalidad, y que la crítica que se le pueda hacer en ese aspecto es justa. Pero la intención de Sebero no era la de realizar un estudio sobre todos los dialectos vascos. Pretendía sobre todo establecer unas normas para así evitar los errores más trascendentales que percibía en los escritores vascos de su época. Muchos imputan a Sebero el querer imponer otro purismo, además del concerniente al léxico. Afirman que quiso crear una sintaxis irreal. Puede ser, porque muchas veces se muestra bastante inflexible, pero no es menos cierto que gracias a la teoría de Altube se ofrecen correctas respuestas a numerosas preguntas que se pueden formular en torno a nuestra lengua.

No obstante, los hay -claro- quienes ensalzan el trabajo del mondragonés. Aita Villasante, Aita Onaindia y Iokin Zaitegi son, entre otros, expertos que han defendido en más de una ocasión la tarea de Altube. Y es que este hombre, al fin y al cabo vivía el euskara y amaba lo cotidiano, sencillamente:

"Atara aixetara geure izkera maitiau, erabilli beti ta beti, edonun ta edonorekin, emon orretaraxe bizija ta indarra... Beste asmokeri ta barrikerizko bideok, alperriko ta kaltegarri baño eztira..." (Sacad a los cuatro vientos nuestra querida lengua y empleadla siempre y en todo lugar y con cualquier persona, dedicad a ella vuestra vida y fuerzas... Los caminos de las otras pretensiones y novedades no son sino vanos y perjudiciales...)

Dejando por ahora de lado la lingüística de Altube, recordemos que hubo un Altube filósofo, profundamente preocupado por los problemas de la sociedad. Afirmaba que el afán por conocer la causa del dolor humano nació en él tras el bombardeo de Gernika. Como consecuencia de ello y tras leer las obras de los filósofos más destacables de Europa, publicó en Pau el libro La fonction de la douleur.

Por otro lado, en lo que es la literatura creativa, basa su obra más conocida, Laztantxu eta Betargi, en el bombardeo contra su villa natal. Emplea un euskara pulcro -aunque quizás resulte bastante difícil- para hacer una descripción histórica ficticia de tan atroz acontecimiento.

Más arriba he dicho que la obra de Sebero Altube ha sido analizada con ojo crítico. Y la crítica no siempre ha resultado muy favorable; se le ha imputado sobre todo falta de rigurosidad a la hora de aplicar las teorías sobre la sintaxis a todo el euskara. Es posible que así sea. Configuró teorías que hoy en día no se darían por buenas. Pero me parece que al menos se le ha de reconocer ese mérito, por haber sido osado cuando los pilares de la lingüística vasca eran débiles. Sebero abrió un camino a la lingüística vasca. No es poco, como él mismo decía, pedir que se investigue el euskara en su sintaxis, morfología y tono. Pedir, y, claro está, ponerse a ello, tal como el mondragonés lo hizo.

Así decía Aita Villasante en mi libro Sebero Altube:

"Como en la mayoría de los hombres, también en Altube puede haber límites. Pero la persona y obra del señor Altube, con todo su valor y todas sus limitaciones, siempre estará ahí erguida, como espejo y como hito. Una fuente de aprendizaje para todos".