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MUJER (HISTORIA: VISIÓN GENERAL DE LOS ESTUDIOS DE LA MUJER VASCA)

Ver MUJER (Voz índice).

La reflexión de la mujer vasca acerca de sí misma por escrito es un hecho inexistente hasta el último tercio del siglo XX. Como excepción la historiografía recoge datos de los siglos XV y XVI sobre damas improvisadoras que a la manera de romances de ciego, cantaban y recitaban en torno a sus preocupaciones. (Véase L. Mitxelena, 1960). Aparte de este dato y algún artículo muy aislado (Julia Fernández, 1926), no hay constancia del pensamiento de la mujer sobre sí misma que se conserve en forma de documentos.

En general, una cantidad significativa de los datos contemplados nos acercan a la mujer de manera indirecta, tangencial, dentro de un marco de preocupaciones más generales o amplias. En este sentido las referencias que nos remontan a Estrabón hablan ya de la importancia de la mujer vasca en el seno de la Sociedad (Caro Baroja, 1943). Esta importancia parece alcanzar su máxima expresión en la ley de libre designación de herederos que convierte a la mujer en posible heredera. La presencia de la mujer dentro de la mitología vasca evoca igualmente la idea de esta preeminencia (Ortiz-Osés, 1980). La documentación más reciente, sin embargo, se sitúa a finales del siglo XIX coincidiendo con el llamado "Renacimiento literario vasco" (1876-1936). Este período se asoma en el panorama cultural de Euskalerria como propuesta idealizadora del pasado. En un momento en que la progresiva industrialización, los movimientos migratorios y la pérdida de los derechos forales ponen en entredicho la consistencia de la especificidad étnica del País Vasco, la literatura de aquella época se revitaliza sin otra intención que la de significarse en esta especificidad. Así es cómo la idea de la diferenciación y la de continuidad encontrarán su ámbito en el mundo rural vasco.

El renacimiento vasco, al abrigo del cual se fue gestando la ideología nacionalista, ideó también el perfil de la mujer vasca. Dentro de este marco de especificidad étnica, el ideal de mujer que se proyecta es aquel que mejor podrá adecuarse a la vida rural; fuerte, trabajadora, humilde, abnegada. Al hablar de "la mujer navarra", F. Navarro Villoslada (1898) encuentra que "la montañesa es altiva, constante, trabajadora y alegre" y "la ribereña, cuida principalmente de la casa, y procura hacer mucho en poco tiempo". Mientras que C. Echegaray (1899) considera que, cuando "la mujer silenciosa y modestamente, dirige la vida del hogar, y llena sus deberes con inequívoca y encantadora humildad", se consigue la felicidad sobre la base del estado próspero de la familia. Y no olvida que "la mujer euskalduna es esencialmente económica y hacendosa" (Ibíd.: 449). Todas estas cualidades que atribuye Echegaray a la mujer vasca son consideradas por él, y en toda la ideología del momento, como "propias de su sexo" (Ibíd.: 449). La idea del feminismo suscita en este autor un enorme rechazo que manifiesta de esta manera: "el feminismo produce libros tan peligrosos como "La esclavitud" de Stuart Mill" (Ibíd.: 427) y considera que aparta a la mujer de las funciones "propias" de su sexo.

En este rebullir del llamado "renacimiento vasco" el mismo Partido Nacionalista Vasco encontrará en el año 1922 una forma de afianzar su ideología a través de una organización de mujeres: E. A. B. (Emakume Abertzale Batza). Organización que hizo pocas concesiones al feminismo, toda vez que la "emakume" creada en torno al ideario nacionalista circunscribía el quehacer de la mujer principalmente al ámbito de la familia y en el seno de ésta la organización E. A. B. dicta con claridad los cometidos que se esperan de ella. La mujer aparece como transmisora de la lengua, educadora de los hijos en los ideales de la patria vasca, defensora de la moral cristiana y generosa con los de su raza. Una vez más se proyecta una imagen de mujer idealizada. La influencia de esta idealización está igualmente reflejada en el texto de Julia Fernández, quien en un breve ensayo sobre el feminismo y su conveniencia o no para la mujer de Euskadi, la autora opina que éste sería válido en tanto en cuanto sus propuestas se adecuen al modelo de mujer que se señala en la literatura de la época: "emakume euskaldunaren zeingia (sic, zereginia = qué hacer?) ama ona ta emazte ona izatea da" (1924, 157). El padre Arizmendiarrieta cree también que "el destino de la mujer está en el hogar". (Azurmendi, 1984: 201). En 1975, aita Villasante pensaba todavía: "Emakumeak, euskararen alde lan egiteko, badu toki autatu bat, bere-berea duena: etzea. Hau da euskerak behin ere galdu behar ez lukeen kabia" (Euskara: 149, 150). Reflexiones recientes de nuevos investigadores tratan de justificar la diferenciación entre los géneros y la atribución de espacios segregados para la mujer en base a la tradición (Véase Zulaika 1985, pp. 46-50).

Como indicábamos al comienzo, la mujer objeto de estos estudios adquiere importancia en tanto en cuanto cumple con su función de mediadora y en relación a los otros; sólo en esta medida adquiere interés para los investigadores de esta época. Frente a las propuestas que encierran estos textos, en la década de los setenta y coincidiendo con el impulso que adquiere el Movimiento Feminista, se inicia un nuevo debate sobre la mujer vasca, que apunta en otra dirección. Comienza a hacerse una revisión crítica de la historia y etnografía vascas y aparecen los primeros estudios sobre la mujer vasca (Araldi, 1982: del Valle et al. 85). A estos estudios les seguirán otros (del Valle, 88; Aretxaga, 88). También trabajos sobre la mujer, que conviene tener presentes: Alberdi, Barandica, Peña; Cosín y Alonso, 1986; Crawford, 1982; varios trabajos realizados por el Departamento de la Mujer de IPES de Navarra; Vázquez, 1983; son estudios en los que por primera vez la mujer es objeto y sujeto de la propia investigación. En estas investigaciones se conjugan la sociología, antropología, psicología y se emplean metodologías múltiples desde enfoques críticos, orientados a interpretar y a analizar la situación que vive la mujer vasca dentro de una perspectiva más acorde con la compleja situación de la sociedad vasca actual.

Véase ARGENTINA (INMIGRANTES VASCOS, 1840-1920)