En 1973 Lerner formula la teoría de la transición sanitaria, con el objetivo de sobrepasar la mera descripción de los patrones de morbi-mortalidad y convertirse en un marco explicativo de la evolución del estado de salud de las poblaciones. Este modelo, además de interesarse por las transformaciones de las condiciones de salud, analiza las respuestas culturales, sociales y políticas que se generan para hacerles frente. Así mismo, apuesta por la superación de la unidireccionalidad y el eurocentrismo que caracteriza tanto a la transición demográfica como a la epidemiológica.
A la hora de afrontar su explicación, cabe distinguir entre los determinantes, los mecanismos y sus consecuencias. Éstos son los diferentes elementos que conforman la transición sanitaria:
Fuente: Blanes, 2008.
- Determinantes.- Se propone un esquema jerárquico en el que los determinantes más altos limitan a los determinantes más bajos. En el primer nivel se encuentran las características básicas de la población y el medio ambiente, así como los mecanismos de relación entre ambos, a saber, la organización social y el genoma. En un segundo nivel se encuentran la riqueza disponible, la estratificación social, la estructura ocupacional y los instrumentos de redistribución. En este contexto la noción de riesgo juega un papel central, puesto que hace referencia a la probabilidad de perder la salud que tienen las diferentes subpoblaciones y los diferentes grupos sociales.
- Mecanismos.- Se trata de tres grandes transiciones que suceden a largo plazo: demográfica, de riesgos y en la atención a la salud.
- Consecuencias.- Las enfermedades infecciosas y contagiosas han sido sustituidas por las crónicas, degenerativas y de sociedad, la morbi-mortalidad se ha desplazado de las edades más tempranas a las más avanzadas y el contexto de salud de las poblaciones, antes dominado por la mortalidad, está presidido por la morbilidad (Blanes, 2008).