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San Martín de Unx

San Martín conserva casi intacto su urbanismo medieval, impuesto por su estratégica ubicación sobre una colina que antaño coronó un castillo. En torno al mismo se desarrolló la población, cuyos límites marcaba el recinto amurallado. De las primitivas fortificaciones se conservan dos portales, un torreón cuadrado, fosos, restos de contrafosos y un torreón al oeste. Se conserva también una cisterna, junto a la iglesia, románica con detalles más antiguos.

Entre las viviendas hay muchas que podríamos denominar como medievales aunque con el tiempo el aspecto original haya sufrido alteraciones. Son estas casas construcciones sencillas de sillarejo con varios cuerpos rematados en alero de madera. A lo largo del pueblo son visibles diversos escudos y blasones, la mayoría de los cuales son del siglo XVIII. Destaca la casa de Monreal, del siglo XVI, de dos cuerpos y ático de sillería, con doble arcada de medio punto con grandes dovelas en el cuerpo inferior exhibiendo en el segundo cuerpo un escudo barroco de finales del siglo XVII con mascarón inferior, leones tenantes y yelmo por timbre. De la misma forma hay que mencionar la casa parroquial que destaca por la nobleza de su fachada de sillería, del siglo XVI. Cuenta con dos cuerpos, en el primero con gran portal de medio punto de rosca muy moldurada con baquetones y en el segundo con tres balcones. El edificio se remata en galería de vanos rectos entre robustos pilares con alero de madera con ménsulas talladas.

A las afueras del pueblo existe un desolado llamado Ilogares que fue fundado como finca de recreo por Carlos III el Noble de Navarra.

La iglesia de San Martín de Tours se levanta en la zona más elevada del casco urbano, y es una fábrica del siglo XII, consagrada en 1156 y levantada en estilo románico, aunque muestra ya algunos avances hacia el gótico. Ha experimentado además intervenciones posteriores, como la construcción de un coro alto en el siglo XIV, la adición de una nave en el siglo XVI, todavía en lenguaje gótico, la reconstrucción del pórtico de entrada en el siglo XVII y la añadidura de una tercera nave en el siglo XVIII. En 1977 se desmontó la antigua torre medieval, que amenazaba ruina.

En planta, la nave central original va dividida en tres tramos y se remata con cabecera absidial. Va cubierta con bóveda de cañón a excepción del tramo de los pies, que recibe una crucería simple. A los pies lleva adosada una estancia a modo de pórtico. Esta nave va flanqueada por otras dos, más modernas. La del lado de la Epístola va cubierta con bóvedas estrelladas góticas, y a la altura de la cabecera lleva adosada la sacristía del templo. La del lado del Evangelio es significativamente más corta, pues le falta el tramo correspondiente a la cabecera.

En el muro de la Epístola y cerca del Presbiterio puede verse el acceso a la cripta, a la que se desciende mediante una escalera de caracol. Esta cripta se encuentra justamente debajo de la cabecera y del primer tramo de la nave central, a cuya planta se adapta, con lo que adopta la apariencia de un pequeño templo, con tres naves divididas en tres tramos y un ábside semicircular. Su alzado se articula mediante arcos formeros y fajones, que apean sobre columnas de sabor tosco y primitivo.

Al exterior, y perdida la antigua torre medieval, destaca la portada principal del siglo XII, con un arco de medio punto con arquivoltas que apean sobre columnas que llevan capiteles historiados. Se distingue la escena de San Martín partiendo su capa con el mendigo y la escena de Sansón luchando con el león. Como ya se ha dicho el pórtico es moderno, aunque aún se aprecian algunos restos del atrio medieval. En el muro del Evangelio hay una puerta secundaria, proveniente del despoblado de Sengariz.

El interior va presidido por una imagen de la Virgen, traída de la cercana ermita de Santa Zita, y en el lado del Evangelio se puede ver el antiguo retablo mayor, dedicado a San Martín, y que es una obra romanista de finales del siglo XVI.

En el centro del casco urbano, en la parte baja del mismo, se sitúa la iglesia de Santa María del Popolo, de rara advocación claramente romana. En época medieval formaba parte del recinto amurallado de la villa. La construcción de este edificio gótico comenzó posiblemente en el siglo XIII por la cabecera, donde aparecen los elementos más arcaizantes, aunque el grueso de las obras se realizaron en el siglo XIV, sin sobrepasar su primera mitad. Tiene una única nave de gran anchura, compuesta de cuatro tramos rectangulares, y cabecera de planta pentagonal más estrecha, esquema que resulta usual en las construcciones góticas que durante los siglos XIII y XIV se levantaron en la Navarra Media. En el alzado presenta muros articulados por columnas adosadas, cuyo esquema se complica y evoluciona desde la cabecera a la nave. Así el pentágono de la capilla mayor incorpora columnas simples, que también se utilizan en el muro frontal de la nave. Triples columnas sobre bases circulares de inspiración cisterciense corresponden al arco triunfal, mientras que en los muros laterales de la nave hay pilares góticos recorridos por cinco baquetones aristados con pedestales de traza poligonal. Semejantes progresos hacia el gótico pleno se aprecian en los capiteles correspondientes, la mayoría de ellos de tema vegetal. Alguno de los capiteles luce representaciones figurativas o monstruosas, destacando al respecto uno de los pertenecientes al arco triunfal, que muestra en su cara central un Cristo sedente mostrando las llagas entre ángeles y en las laterales una orante y flor de lis.

Preside el templo una buena talla del Crucificado mayor que es de comienzos del siglo XVI procedente de la ermita de Santa Zita. La obra, de gran dramatismo, muestra a Cristo muerto con la cabeza caída hacia un lado mientras un mechón de pelo desciende hasta la altura del pecho, muy hinchado al igual que el vientre. En la anatomía, muy bien trabajada, se aprecian venas y tendones marcados en los potentes músculos de Jesús.

Se venera también en el presbiterio la imagen de Santa María del Popolo, escultura gótica del siglo XIV.

También hay que mencionar la pintura mural del muro frontal de la nave representando a San Martín. Es una obra gótica lineal del siglo XIV. Bajo la pintura queda la pila bautismal del siglo XVI.

La ermita de San Miguel debió construirse como capilla del desaparecido castillo de Ferrate. Se trata de un austero edificio protogótico de comienzos del siglo XIII, con nave única de cabecera recta, dividida en cinco tramos. Estos, más que en planta, se marcan en sus bóvedas de medio cañón apuntado con potentes fajones, los cuales descansan en ménsulas bilobuladas. Sus exteriores presentan muros de sillería con contrafuertes en correspondencia con los tramos del interior. A los pies se dispone una fachada estructurada en dos cuerpos y con espadaña de remate, esquema que comparte con otros edificios de la zona. El primer cuerpo está centrado por una portada de medio punto abocinada en arquivoltas con baquetones que arrancan de sus respectivas columnas de sencillos capiteles vegetales. Sobre ella, a la altura del segundo cuerpo, se abre una ventana apuntada, igualmente con diversos baquetones de encuadre y sus columnillas.

Algo alejada del pueblo queda la ermita de Santa Zita, del siglo XIII aunque reformada en el barroco. Dentro guarda un pequeño retablo con la imagen de la titular del siglo XVI.

La villa conserva varios grupos de estelas discoideas decoradas con motivos cristianos, principalmente cruces de tipos diversos, reutilizadas en las sucesivas reformas de la iglesia y en amojonamientos de piezas a partir del siglo XVII. Datan de épocas diversas, plena y baja Edad Media, entre los siglos XII y XVI. Asimismo, el Museo de Navarra conserva, procedente de la iglesia parroquial de San Martín de Unx, un capitel románico de clara tradición asturiana del tipo ramirense del siglo IX con decoración de hojas que encuadran temas geométricos.

  • LOPEZ SELLÉS, T. Contribución a un catálogo de ermitas de Navarra. C.E.E.N, 1972.
  • VV.AA. Catalogo Monumental de Navarra, III, 1985.

ETE 2011